Las crisis existenciales son también oportunidades para entrar en contacto con lo más profundo de nosotros mismos y poner en marcha un proceso de metamorfosis que nos permita encontrar nuestro camino.
Última actualización: 27 de junio de 2020
Hay momentos en la vida en los que nos sentimos abrumados; momentos en los que sentimos la tentación de hacernos preguntas existenciales como: “¿por qué estoy aquí? ¿Con qué propósito? ¿Estoy haciendo lo correcto? ¿Qué hay después de la muerte?”. Cada uno de nosotros se pregunta sobre varios temas, pero pasar por momentos en la vida de una verdadera crisis existencial.
Una crisis existencial puede ocurrir en cualquier momento de nuestra vida y puede afectar tanto a las personas ricas como a las menos favorecidas. En consecuencia, no parece estar asociado a los recursos económicos a nuestra disposición.
Suele ocurrir cuando sentimos que estamos a punto de perder el control. Es como si nuestras certezas estuvieran vacilando. Como cualquier tipo de crisis, incluso la existencial puede traer sufrimiento, pero podemos encontrar algo más en ella. Veamos qué.
Si no tenemos poder para cambiar una situación que nos causa dolor, siempre podemos elegir la actitud a tomar frente a esa circunstancia.
-Viktor Frankl-
Crisis existencial, ¿de qué se trata?
Hablamos de los momentos en los que nos convertimos en inquisidores de nuestra propia existencia. Además, suelen ocurrir de forma inesperada y afectan a nuestra forma habitual de afrontar la vida. Justo en ese momento empiezas a preguntarte preguntas que pueden sacudir los cimientos de nuestras más firmes creencias.
Las crisis existenciales traen consigo un torrente de sentimientos y pensamientos. Esto quiere decir que actúan intensamente sobre nuestro mundo cognitivo y emocional. Por esta razón, muchas personas los ven negativamente y esto se debe a que pueden sentirse abrumados por tantas sensaciones y percepciones desconocidas.
Por otra parte, las crisis existenciales pueden conducir a crisis de identidad. Cuando dudamos de nosotros mismos, podemos extender esa incertidumbre indefinidamente, cuestionando todo y a todos.
¿Cómo reconocer una crisis existencial?
La principal característica a tener en cuenta es la sensación de vacío que puede acompañar a la crisis. Aunque este sentimiento no es exclusivo de la crisis existencial, suele acompañarla. Ahora veamos otras características que nos ayudan a entender si estamos pasando por una fase así:
- Desorientación. Ocurre cuando perdemos nuestro rumbo y no encontramos sentido en nuestra vida, o incluso en el mundo.
- Sensación de incertidumbre. Dado por una inseguridad que genera interrogantes sobre la vida y la muerte, sobre el bien y el mal, etc.
- Inestabilidad emocional. Se revelan diferentes emociones y pensamientos que nos inquietan.
- Déficit en la capacidad de sentir emociones. Como no sabemos qué hacer, quiénes somos, qué es la vida y hacia dónde vamos, nos cuesta asumir responsabilidades y sacar conclusiones.
- Insatisfacción.
- Insomnio.
Sin embargo, estas características pueden variar de persona a persona. No debemos olvidar, en efecto, que cada ser humano es único.
También es importante recalcar que una crisis de este tipo puede resultar -o ser un síntoma- de trastornos mentales como la depresión. Pero ojo: esto no quiere decir que si estamos pasando por uno, seguramente desemboque en depresión.
Gire la crisis existencial a nuestro favor
Por mucho que este sentimiento sea una carga, siempre podemos convertirlo a nuestro favor. ¿Cómo? Tenemos que verlo desde otro punto de vista. Se trata de potenciar nuestro potencial y explotarlo para mejorar.
Viktor Frankl, neurólogo y psiquiatra austriaco, se centró en esta forma de ver la crisis existencial. Apoyó la capacidad del hombre para distanciarse de la situación que está viviendo, o para comprender que puede superar las dificultades. Por eso se debe buscar un sentido a esa situación y existencia dada.
Frankl formuló la logoterapia, un tipo de psicoterapia que afirma que el principal motor del ser humano es la búsqueda de sentido. Además, percibía al ser humano como único e irrepetible, por lo que el camino evolutivo de cada individuo se distingue del de los demás.
La logoterapia di Viktor Frankl
A través de esta terapia podemos descubrir cuál es nuestro propósito y así darle sentido a la vida. Se trata de ir más allá del sufrimiento; ver la crisis existencial como una oportunidad para explorarnos a nosotros mismos y avanzar.
La terapia del habla ha sido una práctica que ha existido durante muchos años. Un ejemplo del valor que hoy se le otorga es el artículo titulado Análisis existencial y Logoterapia: Bases teóricas para la práctica clínica, del académico español José Genger, en el que analiza en detalle la sistemas de diagnóstico y psicoterapia aplicados en la actualidad.
Podemos dejar de percibirnos como víctimas y sentirnos frustrados por ese torrente de emociones que nos invade, en lugar de aprovechar la oportunidad para poner a prueba nuestra capacidad de resiliencia. Es decir, la capacidad de superar la adversidad.
Al cambiar nuestro punto de vista, podemos ser capaces de ver recursos, conceptos, ideas que hasta ahora habíamos ignorado. Además, cuando aceptamos las crisis como parte activa de nuestro “latido”, en muchos casos la angustia se acaba y da paso a la serenidad.
Salir de una crisis existencial sin “ensuciarnos” o sin “sumergirnos por completo” en ella es una tarea casi imposible; ante esta conciencia, tenemos la oportunidad de explorarlo, reconocerlo, investigar sus causas y descubrir a dónde nos puede llevar.
Las crisis existenciales son parte de la vida. Cómo lidiar con ellos es una elección subjetiva, pero elegir una perspectiva optimista, en la que el aprendizaje es lo mejor, significa elegir el camino más saludable. Lo importante es ir más allá del sufrimiento y de la duda, para salir más fuertes que antes.