Cuándo cambiar el horario de entrenamiento

La situación es siempre más o menos la misma: se aborda un nuevo programa de entrenamiento y se encuentran dificultades en los ejercicios. La formación finaliza con una cierta insatisfacción que nos hace pasar el
siguiendo ahora para informarnos sobre nuevos ejercicios que prometen maravillas.

 

La próxima sesión presenta estos nuevos ejercicios reemplazando algunos de ellos. La situación se repite hasta que en unas semanas la forma inicial y los objetivos marcados tienen muy poco que ver con lo que estás haciendo en el gimnasio.



Cómo elegir los ejercicios

Definitivamente, el primer paso es elegir los ejercicios adecuados. El criterio fundamental deben ser las metas propias y el segundo el de tener un buen equilibrio en los movimientos. Por ejemplo, si tiene
como objetivo para aumentar la masa muscular en los brazos es necesario concentrarse en estos grupos de músculos y concentrarse en mantener el reposo; es posible combinar dos goles en la misma tarjeta
pero ya más allá se vuelve contraproducente.

 

Evidentemente los ejercicios elegidos deben respetar criterios de salud y respeto por las lesiones personales. el segundo punto es equilibrar el entrenamiento básico para evitar desequilibrios.

 

Cuándo cambiar el horario de entrenamiento

 

Por ejemplo, si te propones el objetivo de levantar 200 kg en un banco plano, también es necesario trabajar los músculos que mantienen la estabilidad en el hombro y el codo. Esto no significa que el entrenamiento deba estar perfectamente equilibrado, en realidad tiene éxito cuando el entrenamiento está desequilibrado hacia los objetivos propios.

 

El trabajo auxiliar sirve para evitar problemas y lesiones que ralentizarían el avance.

Cómo abordar una nueva placa

 



Una vez que se ha delineado el nuevo tablero, debe poner en práctica sus ideas. Hay que tener en cuenta que los 3 primeros entrenamientos se utilizan para familiarizarse con los nuevos movimientos. Una vez que lo hagas
Al asimilar el nuevo patrón motor, poco a poco se empieza a progresar y luego se pasa al máximo de progreso y luego se llega a un punto muerto progresivo.

 

En este punto es necesario realizar cambios. Es injusto abandonar inmediatamente nuevos ejercicios solo porque se encuentran dificultades. El verdadero progreso consiste precisamente en poder hacer lo que antes no podías hacer, las dificultades deben ser consideradas como un aliciente para superarlas y un motivo de reflexión.

 

Discurso diferente es si sientes mucho dolor en la ejecución de un ejercicio en particular, en este caso primero debes revisar la correcta ejecución y, si es necesario, reemplazar el ejercicio.

Cuando cambiar de ejercicio

El momento del cambio llega tarde o temprano, hay que saber captar las señales. Seguro que cuando alcanzas los objetivos marcados, es útil preguntarte otros nuevos, quizás incluso completamente diferentes a los
anterior.

 

Otra señal importante es que cuando piensas en entrenar no te sientes para nada motivado y por el contrario tienes que arrastrarte a los distintos ejercicios. Si esta situación se repite con el tiempo, es útil cambiar, ya que el entrenamiento genera pocos beneficios y solo estrés psicológico.

 

 


Este aspecto es importante porque el éxito no está tanto en un plan de entrenamiento perfecto sino en el compromiso que conlleva su ejecución y, si no estás del todo motivado, es muy difícil terminar una buena sesión.


 

El tiempo es un indicador relativo de la necesidad de cambio: mientras continúe progresando, es útil continuar recolectando resultados.


 

Es útil cambiar de ejercicio si luego de varias sesiones no puedes progresar, a partir de aquí debes considerar si estás satisfecho con el progreso y por lo tanto enfocarte en otra cosa o continuar hacia el mismo objetivo. En el segundo caso es necesario considerar una variante del ejercicio fundamental y trabajar en ella.

 

Por ejemplo, si el objetivo es 300 kg de sentadilla con barra baja, puede ser útil insertar un período en el que te concentres en la sentadilla frontal. Si, por el contrario, el ejercicio en el que estás estancado es un ejercicio auxiliar, puedes sustituir el ejercicio por otro diferente; en este caso es necesario considerar el motivo por el cual se había elegido ese ejercicio y satisfacer ese criterio con el nuevo, quizás cambiando dos ejercicios poco productivos juntos para tener un mayor margen de equilibrio.


 

Si estás satisfecho con el progreso que has realizado, también puedes cambiar tus metas: debes tener siempre claro que las metas que nos propongas son satisfacciones personales y no obligaciones imprescindibles.

 

Es necesario tener siempre presente este concepto y tener la mente abierta sin encerrarse solo en los hábitos.

 

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