Declinismo: cuando le das demasiada importancia a tu pasado, lo haces presente

Declinismo: cuando le das demasiada importancia a tu pasado, lo haces presente

Cuanto más miramos al pasado, más descuidamos el presente. El pasado existe solo en nuestra mente. Nuestra mente, sin embargo, lo reactiva constantemente. Volvemos al pasado una y otra vez, hasta el punto en que hay quienes quedan atrapados en sus recuerdos. No pueden avanzar porque el pasado los detiene. Entonces terminan viviendo en un tiempo perdido, donde solo vive la nostalgia y no hay lugar para el cambio.

La trampa del pasado "perfecto"

De todos los recuerdos que puedes evocar, ¿cuántos son positivos y cuántos negativos?



Lo más probable es que tengas muchos más recuerdos positivos que negativos.

Los psicólogos de la Universidad Estatal de Winston-Salem han llegado a esta conclusión y han descubierto también que nuestros recuerdos son bastante parciales. Con el tiempo, nuestras emociones desagradables tienden a desvanecerse o su impacto se mitiga, fenómeno conocido como "minimización".

La minimización implica mitigar el impacto emocional de las experiencias negativas para permitirnos recuperar algún nivel básico de felicidad. Por lo tanto, la mayoría de nosotros tenemos una tendencia a suavizar los eventos negativos que hemos experimentado en el pasado, dejando que prevalezcan las emociones positivas.

Este no es un "error" retrospectivo de la memoria. En realidad, la minimización es parte de un mecanismo de afrontamiento saludable que opera en la memoria y nos permite avanzar sin tener que llevar una carga emocional demasiado pesada. De hecho, esos mismos psicólogos han visto que las personas que no tienen mecanismos de minimización eficientes tienen más probabilidades de sufrir depresión.

Rosa declive o retrospectiva

“Mirar hacia atrás es una cosa, pero volver atrás es otra”, dijo el poeta Charles Caleb Colton. La "trampa" que nos tiende la memoria, haciéndonos pensar que el pasado siempre fue mejor, nos lleva a desarrollar una imagen suavizada de lo que ha sido. Podemos tener la sensación de que todo ha sido perfecto. Por lo tanto, miramos al presente y nos decepciona que el futuro se desarrolle como desastroso, porque estamos convencidos de que nunca volveremos a ser tan felices y plenamente satisfechos.



El declinismo rosado o retrospectivo es la creencia de que algo, ya sea un país, una cultura o nuestras vidas, está experimentando un declive significativo y quizás irreversible. Aunque el declinismo explota el sesgo positivo de nuestra memoria, va mucho más allá de la mera nostalgia porque implica una valoración negativa del presente e incluye las peores predicciones para el futuro.

No se trata solo de mirar atrás con nostalgia, sino de pensar que estábamos bien y que ahora estamos mal y en el futuro seremos aún peores. Es como si el pasado nos vendara los ojos para evitar estar aquí y ahora. Cuando huimos del presente, también dejamos atrás la tensión que viene de lidiar con la realidad, mientras nos deshacemos de la incertidumbre que trae consigo el futuro.

Dado que el declinismo alimenta una imagen negativa del presente y del futuro, nos empuja a vivir en el pasado. Ese pasado se presenta como una roca segura e incluso nos ofrece la capacidad de manipularlo a nuestro antojo para imaginar que éramos mucho más felices, más afortunados o más felices de lo que realmente éramos. Como dijo Harold Pinter, "el pasado es lo que recuerdas, lo que imaginas que recuerdas, lo que convences o finges recordar".

Pero no nos dejes engañar, es un truco de la mente. Es una estrategia de elusión que terminaremos pagando la factura. "El problema de mirar demasiado hacia el pasado es que cuando miramos hacia el futuro, este se habrá ido", como dijo sabiamente Michael Cibenko.

¿Cómo usar bien el pasado?

El pasado puede ser una fuente de sabiduría, un reservorio de felicidad. Y refugio en tiempos difíciles. Podemos volver a él cuando queramos, siempre que nos aseguremos de no quedarnos atrapados en un tiempo inexistente. No podemos evadir u olvidar nuestro pasado, pero tampoco es inteligente estar atrapado en la nostalgia por un tiempo ilusorio.



El pasado es nuestra memoria, debemos utilizarlo como hilo conductor de nuestra historia biográfica, no como una morada en la que quedarnos. Si últimamente nos encontramos reviviendo demasiado en el pasado, es probable que la nostalgia nos esté diciendo que tenemos un problema en el presente del que queremos escapar. Por lo tanto, el declive es siempre una señal de advertencia que no debemos ignorar.

En cambio, debemos aprender a dejar ir. Ábrete a la incertidumbre. Confiado en que incluso estos días difíciles pasarán y se convertirán en recuerdos. Porque como decía Daphne Rose Kingma: "reprimirse es creer que sólo existe el pasado, dejar ir es saber que hay un futuro". Necesitamos asegurarnos de darle a cada día su lugar, la atención y el tiempo que se merece en nuestra vida.


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