La descomposición de la dieta es un paso fundamental en la elaboración de cualquier terapia dietética.
Después de calcular el requerimiento calórico basal (metabolismo basal o MB) y el requerimiento calórico específico (hipo, normal o hipercalórico), es necesario dividirlo de dos formas diferentes:
- Desglose en nutrientes
- Desglose energético de las comidas
La descomposición en nutrientes es un procedimiento indispensable para la precisión de la dieta; su finalidad es establecer el correcto equilibrio nutricional de las macromoléculas: proteínas, lípidos e hidratos de carbono. Evidentemente, estos tres principios nutricionales tienen características muy diferentes, por tanto, el cálculo de la distribución nutricional debe tener en cuenta:
- Recomendaciones para una dieta correcta y equilibrada
- Las necesidades nutricionales específicas y subjetivas en relación con la actividad física
- Posible presencia de patologías metabólicas.
Una dieta CORRECTA cuenta con los siguientes porcentajes de energía:
- Proteína: en promedio 12-13% de calorías o mejor 0,75-1,5 g por kilogramo de peso corporal fisiológico deseable (que incluye porcentajes de masa corporal NORMAL). Las proteínas deben calcularse en función de la edad y el nivel de actividad deportiva, además, sería aconsejable que al menos 1/3 de la ingesta proteica sea de origen animal para asegurar un buen valor biológico global.
- Lípidos: oscilan entre el 25 y el 30% de las calorías; DEBEN contener un 2,5% de grasas esenciales y deberían contener 2/3 de lípidos insaturados y 1/3 de lípidos saturados.
- Carbohidratos: representan las calorías restantes (MAX 63%), es decir: kcal de CHO = kcal TOT - kcal de Proteínas - kcal de Lípidos; Nota: solo el 10-12% de la energía total debe provenir de carbohidratos simples (glucosa-fructosa-galactosa-sacarosa-lactosa-maltosa)
Con este "punto de partida", el profesional de la nutrición es capaz de MODIFICAR la distribución nutricional sobre la base de necesidades específicas y subjetivas; en el caso de que el nivel de actividad física sea MUY elevado y se caracterice por la práctica de un deporte intenso y frecuente, es posible (¡y deseable!) gestionar los porcentajes y gramos de macronutrientes de la forma más agradable. Por ejemplo, un atleta de fondo que muestra serias dificultades para mantener el trofeo muscular debido al alto volumen de actividad aeróbica (por ejemplo de 6 a 10 horas por semana), podría usar un coeficiente de proteína DOBLE en comparación con un sujeto sedentario, o: 1,5 gx kg en lugar de 0,75 gx kg de peso corporal fisiológico deseable.
El otro aspecto fundamental que debe tenerse en cuenta es la posible presencia de PATOLOGÍAS metabólicas o relativo a la eficiencia de los riñones, hígado, páncreas, estómago, intestino, etc. Esto significa que, por ejemplo, al tratar a un sujeto diabético podría ser útil mantener el porcentaje de carbohidratos al mínimo (50-55%), en particular los simples (10%); lo mismo podría aplicarse a las grasas saturadas o hidrogenadas en referencia a un sujeto hipercolesterolémico, oa las proteínas en algunos casos de insuficiencia renal.
Por desglose energético de las comidas, por otro lado, nos referimos al desglose calórico global en las diferentes comidas del día. Te recordamos que, si bien en la práctica se tienen en cuenta principalmente las necesidades subjetivas (hábitos laborales y actividades deportivas), existe un esquema general que se puede aplicar fácilmente en la mayoría de los casos. Proporciona una distribución de energía de:
- 15% de calorías en el desayuno (no menos del 12-13% y no más del 20%)
- 05% de las calorías en la merienda de media mañana (no menos del 4% y no más del 8-10%)
- 40% de las calorías del almuerzo (no menos del 35% pero absolutamente no más del 40%)
- 05% de las calorías en la merienda de media mañana (no menos del 4% y no más del 8-10%)
- 35% de las calorías de la cena (no menos del 30% pero absolutamente no más del 35-40%)
Cabe destacar que la organización nutricional del deportista, y sobre todo del deportista de élite, deja fuera la mayoría de estos porcentajes; esto sucede porque ante la presencia de necesidades energéticas muy elevadas (de 4000 a 6000 kcal por día), el deportista suele manifestar considerables dificultades digestivas y organizativas que sería conveniente (¡y conveniente!) cumplir TAMBIÉN mediante el uso de complementos alimenticios; el consumo de raciones individuales que a menudo alcanzan las 2000 kcal no es fácil de gestionar.