El concepto de desintoxicación nos resulta familiar. Somos conscientes de que las toxinas pueden acumularse en nuestro cuerpo y, con el paso de los años, también pueden causar daños a órganos y células. Por eso nos preocupamos cada vez más por lo que comemos y nos informamos cuidadosamente sobre las sustancias contenidas en los alimentos, pero la toxicidad no es un fenómeno limitado al nivel físico, también hay un
toxicidad mental. Cuando estamos acumulando tensión y estrés todos los días, cuando mantenemos actitudes negativas durante mucho tiempo, cuando alimentamos preocupaciones infundadas y cuando permanecemos inmersos en estados emocionales negativos, estamos creando y manteniendo pensamientos tóxicos y patrones de relación que eventualmente nos mostrarán. la factura. Por tanto, es importante recurrir a la
purificación emocional.
Primero, es importante notar que las emociones no son positivas ni negativas en sí mismas. Las emociones son simplemente una reacción y, como tales, indican algo. El problema surge cuando no conseguimos gestionarlos y se convierten en estados emocionales permanentes. Solo entonces, por efecto acumulativo, se vuelven altamente tóxicos para nuestra salud mental.
1. Ira. La ira tiene un lado positivo porque es una emoción que nos da la fuerza que necesitamos para protegernos y sobrevivir. Sin embargo, es especialmente malo cuando se convierte en nuestra forma habitual de reaccionar. De hecho, ¿sabías que la ira aumenta el riesgo de sufrir un infarto hasta en un 75%? La ira es una emoción que mantiene nuestro cuerpo constantemente hirviendo y nos impide encontrar la paz interior y la tranquilidad que necesitamos.
2. Resentimiento. El resentimiento es la incapacidad de perdonar, de ir más allá. Cuando experimentamos resentimiento, estamos atados a un evento pasado, al cual le damos tanta importancia que continúa afectando nuestro comportamiento presente y nos causa dolor emocional. Si alimentamos el resentimiento, con pensamientos recriminatorios, este crecerá hasta quitarnos la paz y nos convertiremos en personas amargadas y perpetuamente enojadas con el mundo.
3. Sentido de culpa. La culpa es una de las emociones más negativas que existen, porque no nos hace seguir adelante y nos mantiene en un círculo vicioso de arrepentimientos y remordimientos. Cuando damos rienda suelta a los pensamientos negativos sobre nuestras capacidades, cuando nos compadecemos de nosotros mismos llorando sobre nosotros mismos, o cuando sacamos conclusiones completamente fuera de contexto, que nos hacen sentir los únicos culpables, estamos alimentando emociones que pueden llevarnos al ataque de nervios.
4. Insatisfacción. Un cierto grado de insatisfacción puede ser positivo, porque nos empuja a cambiar y mejorar. Pero cuando la insatisfacción se convierte en un estado crónico, cuando no sentimos ningún placer y nada nos satisface, perdemos la capacidad de disfrutar de la vida. En ese momento nos asalta la desesperación. Cuando una persona se concentra solo en lo que le falta, pierde la capacidad de disfrutar el presente y, como resultado, la vida se le escapa.
5. Miedo. El miedo es una emoción que nos advierte del peligro y nos mantiene a salvo. Sin embargo, cuando se convierte en una respuesta común a las situaciones más variadas, se convierte en un obstáculo que nos frena y limita nuestro potencial. Algunas personas le tienen miedo a la vida, y no se atreven a dar un paso por miedo al fracaso, en estos casos el miedo se convierte en un límite que nos impide disfrutar plenamente de las cosas y nos mantiene en un estado perpetuo de ansiedad.
El proceso de limpieza emocional es muy simple. No planea sumergirse en el pasado y ni siquiera es necesario buscar las causas de determinadas emociones, pues el objetivo es llegar a un estado de paz interior, soltando las emociones que se han acumulado por diversos motivos. En el proceso de limpieza emocional, simplemente te conviertes en un observador consciente de las emociones que estás sintiendo - Tomando conciencia de las emociones. La vida diaria es tan agitada que a menudo acumulamos emociones sin darnos cuenta. Evidentemente, hay algunos que duelen más que otros. Por lo tanto, el primer paso en la limpieza emocional es identificar las emociones. Por lo tanto, no es necesario adoptar una posición en particular o estar en un lugar tranquilo, solo preste atención a sus reacciones. ¿Sueles reaccionar con enojo a la mayoría de las situaciones? ¿Siempre te sientes insatisfecho? ¿Tienes sentimientos de culpa o resentimiento? Si es necesario, también puedes llevar un diario, un cuaderno en el que anotar las emociones que has sentido durante el día y en el que también indicas su intensidad. Te sorprenderá saber cuántas emociones negativas experimentas cada día. Lo interesante es que el proceso de investigar y etiquetar las emociones ya es terapéutico en sí mismo, porque te permite mirar dentro de ti y pensar en lo que estás sintiendo, quitando así peso a las emociones - Experimentar emociones. Nuestra sociedad no nos ha enseñado a gestionar las emociones, sino a ocultarlas y negarlas. Pero la limpieza emocional incluye experimentar las emociones que nos dañan. Así, aprendes a no tener miedo, a sentirte relativamente cómodo con ellos, a tomarlos como propios y, en consecuencia, a quitarles poder. Durante este paso es recomendable concentrarse en una emoción a la vez, utilizando la técnica de visualización. que te ayude a dejar ir las emociones como si fueran hojas llevadas por la corriente de un río, a través del cual aprenderás no solo a vivir la emoción sino también a dejarla ir. Al respecto, un estudio particularmente interesante realizado en la Universidad de Harvard reveló que cuando vivimos experiencias dolorosas que no hemos asumido, se activan áreas de nuestro cerebro como la amígdala, el centro del miedo y la corteza visual. Sin embargo, cuando las personas han aceptado la experiencia, la mayor activación se da en el área de Broca, lo que significa que la experiencia se ha transformado en una experiencia narrativa que deja de causar dolor y sufrimiento.Las emociones y etiquetarlas nos ayuda a asumirlas restando el impacto negativo. Idealmente, debería realizar este proceso de búsqueda interior una vez al día o al menos una vez a la semana.