“Si quieres que los demás te respeten, lo mejor que puedes hacer es respetarte a ti mismo. Sólo entonces, sólo a través del respeto propio, obligarás a los demás a que te respeten ”, escribió Dostoievski. Las palabras del escritor ruso son similares a las de Confucio: "respétate a ti mismo y los demás te respetarán".
El respeto es un valor importante en la mayoría de las sociedades. No solo facilita la convivencia, sino que también muestra consideración por los demás. Por eso, desde pequeños nos enseñan a respetar a los demás. Nuestros padres nos enseñan a respetar a los adultos y a los demás niños, nos dicen cuando nuestras palabras o acciones pueden perjudicarlos y, si les faltamos el respeto, nos animan, a veces incluso nos obligan, a pedir perdón. Sin embargo, algo importante se olvida en la ecuación: el respeto por uno mismo.
En muchos casos, la constante proyección hacia el exterior puede hacernos olvidar a la persona más importante de nuestra vida: nosotros mismos. Cuando se nos educa para no molestar a los demás, poco a poco se va generando la convicción de que nuestras ideas, sentimientos y necesidades no son tan importantes, preciosas o dignas de ser tenidas en cuenta. Como resultado, es bastante común que terminemos faltándonos al respeto, diciéndonos palabras muy duras e incluso humillantes.
Un estudio realizado en la Universidad de Chicago reveló que existe un vínculo entre la aceptación y el respeto por uno mismo y los dirigidos hacia los demás. Por lo tanto, este estudio sugiere que si educamos a los niños para que se respeten a sí mismos, el respeto por los demás llegará casi automáticamente.
Sacrificar el amor propio en el altar de la autoestima
Hace siglos, el amor propio era fundamental para las ideas de filósofos como Aristóteles. Para ellos, el respeto a sí mismos era la base de la capacidad de pensar y comportarnos de manera que fomentaran nuestra autonomía, independencia, autocontrol y tenacidad.
Desafortunadamente, la psicología ha descuidado mucho este concepto, promoviendo la importancia de la autoestima en su lugar. Los libros de autoayuda y los gurús del crecimiento personal están obsesionados con la autoestima, pero en realidad el respeto por uno mismo podría ser la verdadera clave para lograr la tranquilidad que buscamos. Ambos conceptos se ven muy similares, pero tienen diferencias fundamentales básicas.
En primer lugar, debemos partir del hecho de que la autoestima siempre implica una forma de juicio, lo que significa que a veces ganaremos, pero otras perderemos. La autoestima es la medida introyectada del valor que los demás reconocen en nosotros. De hecho, la palabra deriva del latín aestumare, que significa evaluar, juzgar y apreciar. Respetar algo, por el contrario, implica aceptarlo, sin juicios de valor.
Por supuesto, tener una buena autoestima es importante, pero eso solo significa que nos preocupamos por nosotros mismos, lo que también significa que si cometemos grandes errores o no cumplimos con nuestras expectativas y las de los demás, podemos dejar de gustarnos y sufrir mucho. Disminución de la autoestima.
El respeto por uno mismo, por otro lado, no depende tanto de los errores o del éxito, porque no es el resultado directo de la comparación con los demás. El respeto por uno mismo implica que nos aceptamos más allá de nuestros límites y errores.
De hecho, incluso las personas con alta autoestima están atrapadas en un marco de juicio, mientras que quienes desarrollan el respeto por sí mismos tienen menos probabilidades de ser influenciados por las opiniones de los demás, de ser víctimas de manipulación y de sentirse culpables.
Puedes realizar una pequeña prueba para conocer tu nivel de autoestima y autorrespeto. Imagine por un momento que alguien lo felicita por sus logros en un proyecto. ¿Cuál es tu primera reacción? Si te sientes eufórico, probablemente significa que tienes dudas sobre tus habilidades y que eres muy dependiente del punto de vista de los demás.
Por supuesto, es normal sentirse halagado e incluso feliz cuando alguien nos felicita y reconoce nuestro trabajo, pero si vemos que nuestro estado de ánimo varía según las opiniones de los demás, tendremos un grave problema de respeto personal.
El amor propio es la base de la asertividad
Los psicólogos de la Universidad de Kiel en Alemania dicen que uno de los pilares fundamentales de la asertividad es el respeto por nosotros mismos. Estos investigadores reclutaron a 643 personas que completaron una serie de pruebas que evaluaron el autorrespeto, la autoconfianza, la autoestima, la autoaceptación, la competencia percibida y la asertividad. Las personas también tenían que responder a cómo actuarían en situaciones hipotéticas en las que se violaran sus derechos y su dignidad.
Los psicólogos encontraron que el respeto por uno mismo era el mejor predictor de la asertividad. También encontraron que las personas que se respetaban a sí mismas optaban por soluciones más asertivas para resolver los conflictos, mientras que aquellas que solo pensaban que tenían el "derecho a no ser pisoteadas" pero que en realidad no se respetaban a sí mismas tendían a adoptar estrategias de afrontamiento más agresivas.
En realidad, el respeto por uno mismo no implica simplemente la afirmación de nuestros derechos, es la creencia de que somos personas que valen tanto como los demás. El respeto por uno mismo genera siempre un círculo virtuoso que nos permite reaccionar mucho mejor ante las circunstancias.
Los signos de falta de respeto hacia uno mismo.
El respeto por uno mismo es la creencia de que tenemos los mismos derechos fundamentales que los demás, significa reconocer que somos dignos de ser amados y tomados en consideración, sintiendo compasión por nosotros mismos. Sin embargo, hay signos sutiles que pueden indicar que no nos respetamos lo suficiente a nosotros mismos, como:
- Nos aplicamos etiquetas degradantes, especialmente cuando cometemos errores o no estamos a la altura de nuestras expectativas. Estas etiquetas no nos ayudan a crecer, al contrario, se convierten en creencias que nos limitan y nos hacen sentir mal.
- Nos tratamos con extrema dureza, sin dejar lugar a la indulgencia, hasta el punto de que acabamos humillándonos. En lugar de ser un poco más compasivos, como lo seríamos con un amigo, nos tratamos muy mal.
- Priorizamos continuamente las necesidades de los demás sobre las nuestras porque creemos que somos menos importantes, hasta el punto de que prácticamente nos olvidamos de nosotros mismos.
- Creemos que somos menos valiosos que los demás y merecemos menos que ellos, por lo que a menudo no reivindicamos nuestros derechos.
- Nos quedamos callados por miedo a molestar a los demás, prefiriendo mordernos la lengua antes que acabar con una situación que nos provoca malestar e incomodidad.
Los 3 puntos fundamentales para desarrollar el respeto por uno mismo
"La peor soledad es no sentirse cómodo con uno mismo", dijo Mark Twain. En lugar de repetirte frases vacías que tendrán poco impacto en tu idea actual de ti mismo, necesitas hacer un trabajo psicológico más profundo que sienta las bases para una sólida autoestima. En este sentido, es fundamental partir de estas 3 creencias:
1. Asume que tienes los mismos derechos que los demás y, por tanto, trátate con la misma compasión, cariño y respeto.
2. Entiende que vales tanto como otras personas que comparten la vida contigo, por lo tanto, mereces que también se tengan en cuenta tus necesidades.
3. Sea consciente de sus debilidades y errores, para que no afecten la relación que tiene consigo mismo.
¿Qué ganas con respetarte a ti mismo?
- Eres fiel a tus necesidades, deseos y valores, por lo que no permites que otros los pisen.
- Siente que tiene derecho a decir "no" cuando algo vaya en contra de sus intereses o necesidades, estableciendo límites razonables para protegerse.
- Te sientes empoderado y tienes más confianza en ti mismo, por lo que es más probable que sigas tus sueños y logres tus metas.
- Te sientes más satisfecho con tu vida y esto se refleja en tus relaciones interpersonales.
- Podrá cuidarse mejor, evitando caer en conductas autolesivas y dañinas.
Finalmente, recuerda que el amor por ti mismo implica no solo respetar tus sueños, necesidades, valores e ilusiones, sino también tus limitaciones, miedos y fracasos. Tratarnos con bondad y tolerancia pasa por la conciencia de nuestras limitaciones y amarnos a pesar de todo.