El viaje genera la ilusión de desvincularse de la vida que llevamos dÃa a dÃa. En ocasiones esto puede llevarnos a pensar que el malestar que nos aqueja puede resolverse con un largo viaje, sin fecha de regreso. En estos casos se trata de un intento de fuga, que suele fracasar.
Última actualización: 14 de febrero de 2020
Vivimos en un mundo complejo, en el que, por desgracia, está muy extendida la idea de que no debe haber lugar para la incomodidad. Si bien esto último es naturalmente parte de la vida, existen corrientes que apuestan por combatir esta realidad. Por lo tanto, hay muchas personas que no toleran la incomodidad y, cuando la encuentran, intentan escapar. A veces la fuga toma la forma de un largo viaje.
Es bastante común escuchar a alguien decir que está harto de todo y quiere irse. Algunos logran convertir esta idea en realidad. Emprenden, en efecto, un viaje para dejar atrás todo lo que les genera conflicto, o quizás sea mejor decir que emprenden la huida de la realidad a través del viaje.
Por eso hablamos de viajes de crecimiento y viajes de escape.. Los primeros derivan de un sano deseo de ampliar horizontes y descubrir el mundo. Estos últimos se emprenden siguiendo una idealización del destino que acaba por conducir a la decepción y, quizás, a una gran confusión.
“Viajar es un estado de ánimo, una forma de revisar nuestros puntos de vista sobre el mundo y sobre nosotros mismos, de explorar y mirar. Pero nunca es la respuesta a todos los problemas, nunca es una forma de eliminar las ansiedades y en algún momento siempre será decepcionante. "
-Miranda Ward-
Da un paso atrás y viaja
Hay una diferencia sutil, pero profunda, entre dar un paso atrás para abordar un problema desde otro punto de vista y dar un paso atrás como forma de escape. El problema es que muchas veces ni nos damos cuenta si estamos haciendo una cosa o la otra.
Viajar es una de esas ocasiones en las que quieres cambiar tu perspectiva o escapar. De una forma u otra, el viaje nos "desconecta" de la rutina habitual y de los problemas habituales. Cuando uno emprende un largo viaje, con el objetivo de no volver a corto plazo, la desconexión es mucho más radical.
Cuán sana o neurótica es esta elección depende tanto de los motivos como de los objetivos.. Si la motivación es romper con cualquier cosa que nos haga sentir incómodos, probablemente sea más un viaje de escape. Si el objetivo es encontrar un lugar donde finalmente todo salga bien y donde nos espere la felicidad, probablemente se trate de una escapada extensa.
Escape en forma de un largo viaje.
Un camino de crecimiento se emprende cuando existe el deseo de novedad, la curiosidad por el mundo y el deseo de hacer descubrimientos. No está ligado a los problemas de la vida cotidiana, sino al fuerte deseo de ampliar la perspectiva, de aprender y de vivir.. Tú planificas y te diviertes planeándolo. No está precedida de conflictos, sino de buenos deseos.
Un viaje de fuga, en cambio, se emprende a partir del agotamiento, del deseo de no tener que lidiar más con lo que nos atormenta y de eliminar todo lo que no nos gusta. No desea escribir una nueva página, sino eliminar las anteriores.
Está planificada de manera relativamente superficial y está impulsada más por el Ãmpetu que por la razón.. Suele estar precedido por densos silencios, gritos o portazos.
La verdadera dificultad es que puedes escapar de todo menos de ti mismo. Normalmente los problemas que queremos dejar atrás se reproducen de nuevo en su destino. Incluso si el escenario cambia, la esencia de lo que nos sucede sigue siendo la misma. De hecho, es muy probable que empeore.
El viaje dentro de uno mismo
A veces nos negamos a explorar dentro de nosotros mismos, porque no queremos renunciar a ciertas fantasÃas o porque tenemos miedo de hurgar en esas heridas que consideramos incurables. No huimos porque seamos cobardes o porque no tengamos carácter, sino porque pensamos que es una solución eficaz, pero en realidad no lo es.
Cada vez que viaja, se enfrenta a novedades fascinantes que dan la ilusión de actuar en una nueva vida. Sin embargo, a medida que pasan los dÃas, las semanas y los meses, las cosas cambian. No hay lugar en la tierra que esté libre de tristeza, decepción, egoÃsmo, envidia, ira y todo lo que a primera vista, a primera vista, no se capta.
Cuando termine la novedad, es probable que el malestar vuelva a surgir. Puede tomar otras formas o manifestarse de otras maneras, pero estará allÃ. En ese momento podrÃamos pensar que nos hemos equivocado de destino, que el tesoro escondido está en otro lugar, en otro continente. Y también podrÃamos emprender un nuevo viaje hacia la evasión.