Te ha pasado unas cuantas veces
haber observado personas mientras caminaban por la calle o amigos e
conocidos, y habiéndote encontrado pensando que todo el mundo parece ser así
perfecto, feliz y realizado? Si echamos un vistazo a nuestro alrededor veremos
personas que cenan, conversan tranquilamente con sus amigos y colegas,
parejas sonriendo y disfrutando de un café juntos sentados en una mesa de café,
alguien que está comprando el periódico otros caminan rápido mientras hablan
al teléfono ...
A veces esta aparente normalidad
nos hace pensar que todos son felices, o al menos que son más felices de lo que son
no somos nosotros. Al menos eso es lo que piensa Alexander Jordan, quien dice
que todos mostramos una tendencia a sobreestimar las emociones y las emociones estados de ánimo
de otros. En otras palabras, es como si viviéramos casi continuamente en una
ilusión colectiva en la que auto-representamos un mundo irreal en
cuya felicidad es omnipresente porque pensamos que es la norma. Jordan comenzó su propio estudio
pedirle a 63 estudiantes que describan sus experiencias emocionales positivas e
negativos más recientes. Como era de esperar, los eventos negativos tendieron a
esconderse y ser experimentado en privado mientras que las emociones positivas venían
externalizado muy fácilmente. Aquellos que habían pasado por varios
experiencias negativas en los últimos tiempos, fueron seleccionadas y luego vinieron
pidió a sus compañeros que calificaran el alcance de las experiencias negativas
que habían pasado. Finalmente se descubrió que la gente subestimaba
cuánto sufrimiento podrían haber experimentado otros. Pero el estudio fue más allá. LOS
los investigadores se preguntaron si los amigos cercanos tenían una percepción más precisa
sentimientos. En esta ocasión, se preguntó a 200 estudiantes qué
empezaron a escribir blogs sobre sus experiencias negativas y positivas. En
Más tarde se les pidió que informaran sobre un amigo que también era un habitual
lector de blogs. Resultados? Aunque los amigos lean el blog con regularidad
y conocían las emociones de la gente, todavía tendían a sobrestimar la
sensación de bienestar o subestimar el estado de ánimo negativo del otro. Los investigadores consideran que
detrás de este fenómeno se esconde un error de atribución; cómo decir,
tendemos a minimizar las emociones negativas de los demás cuando las comparamos
a la nuestra. Personalmente considero que el
problemático se debe al hecho de que, no experimentar las emociones primero
persona, no podemos medir perfectamente qué grado de alegría es tampoco
infelicidad que el otro está experimentando. Al ser un observador externo, es más fácil
estar equivocado al evaluar la profundidad de las emociones. Si en esto
Agregamos que las situaciones que enfrentan los demás no las tienen para nosotros
sin significado emocional, entonces tendremos a ser más objetivos y menos
emocional, para que podamos ampliar la sensación de felicidad y reducir la
sufrimiento.