¿Qué se entiende por ira crónica?
En primer lugar, es importante aclarar que, en algunos casos, es perfectamente comprensible que reaccionemos con rabia. De hecho, los pequeños arrebatos de ira también pueden tener un poder catártico porque nos permiten liberar la tensión y seguir adelante. Por supuesto, debemos asegurarnos de que esos arrebatos de irritabilidad no dañen a otros ni nos hagan hacer o decir cosas de las que luego nos arrepentiremos. Sin embargo, la ira crónica no es solo una frustración pasajera, es un estado mucho más complejo. .La persona que experimenta ira crónica casi siempre está de mal humor, el estado se prolonga durante semanas, meses o incluso años. De hecho, todos conocemos personas que podrían definirse como "crónicamente enojadas", personas eternamente enojadas que nunca sonríen y que lo molestan todo. Estas personas han hecho de la ira una forma común de lidiar con la vida, la han transformado en una estrategia de comparación. Por tanto, todo les molesta, incluso las situaciones más mundanas, fácilmente pierden el control y se vuelven intratables. Lo interesante es que su ira no suele estar dirigida a una persona, situación o evento, sino al mundo entero y a la vida en general. El hecho es que estas personas experimentan una sensación permanente de fastidio y aburrimiento. Desarrollan una actitud intolerante y son demasiado críticos con los demás o recurren a la denigración Por supuesto, la ira crónica también tiene profundas implicaciones para la salud ya que puede generar hipertensión arterial, dolores de cabeza o agravar enfermedades existentes. A nivel psicológico, se ha relacionado con la depresión, ya que acaba provocando una profunda tristeza que eventualmente se convierte en desesperación. La persona que está constantemente enojada coloca más emociones negativas en la escala emocional, por lo que no es de extrañar que aumenten la decepción y la depresión.Por supuesto, la ira crónica también causa problemas en las relaciones interpersonales. Las personas que están constantemente enojadas son difíciles de tratar, por lo que a menudo violan los derechos de los demás al reaccionar violentamente. Las discusiones son su pan de cada día para que quienes los rodean comiencen lentamente a evitar el contacto y los dejen en paz.¿Qué hay detrás de la ira crónica?
La ira no es más que un intento de reducir la tensión que percibimos ante una situación que nos resulta difícil de manejar. Cuando analizamos superficialmente la situación llegamos a una solución simple: enojarnos. Por ejemplo, si una persona bromea sobre un error que hemos cometido, podemos reaccionar de diferentes formas. Las personas seguras pueden incluso reírse del error, pero una persona insegura que no sabe cómo manejar la situación probablemente terminará enojándose. Dado que esa persona es incapaz de asumir el espíritu correcto y reírse de sí mismo, cambia la conversación a otro nivel y trata de despertar el miedo, porque percibe la broma como un ataque a su "yo". Por lo tanto, la ira cambia la naturaleza de la situación que lo desencadenó. Sin embargo, lo interesante es que, aunque la ira se manifieste como reacción a determinadas situaciones ambientales, en realidad su base está arraigada dentro de nosotros. La ira crónica no es solo una reacción sino que es la expresión de un problema interno Por supuesto, cada persona es diferente y es difícil encontrar una sola causa, pero en la raíz de la ira crónica suele haber una profunda insatisfacción. En realidad, esa persona no está enojada con el mundo, sino consigo misma. Esa persona se convirtió, sin querer, en su peor enemigo.Las causas de la ira crónica
1. No te aceptes a ti mismo. Todos tenemos una imagen ideal de cómo deberíamos ser. Sin embargo, a menudo nos pedimos demasiado a nosotros mismos y no nos ajustamos a nuestros parámetros. Cuando nos juzgamos con demasiada severidad, generamos un profundo sentimiento de insatisfacción. Entonces pensamos que no somos lo suficientemente buenos y comenzamos a atormentarnos a nosotros mismos. Finalmente, aunque proyectamos la ira hacia afuera, en realidad estamos enojados con nosotros mismos.2. Tener algo pendiente que genere sentimiento de culpa. Los errores son una de las principales causas de la ira crónica. Cuando nos equivocamos, pero no lo aceptamos porque este error va en contra de la imagen idealizada que tenemos de nuestro “yo”, nos enojamos. Hasta que no aceptemos este error, hasta que hagamos las paces con nuestro pasado, no podremos seguir adelante y continuaremos cargando esta ira con nosotros.
3. Sentirse insatisfecho con la realidad. Cuando tenemos expectativas demasiado altas y estas no se corresponden con la realidad, comenzamos a sentirnos mal. Sin embargo, en muchos casos, en lugar de adaptar nuestras expectativas, querremos que el mundo cambie para adaptarse a nosotros. Como esto no es posible, poco a poco se va generando una sensación de frustración que nos lleva a enfadarnos con todo el mundo.
4. Sentirse inseguro y vulnerable. A menudo, la ira no es la emoción principal, sino una respuesta a emociones como el dolor, el miedo, la culpa o la tristeza. Sin embargo, estas emociones primarias nos hacen vulnerables y esto nos asusta. Por tanto, desarrollamos otra emoción, como la ira, para ocultarlas. De modo que, en algunos casos, la ira es una reacción defensiva que esconde el miedo a la vulnerabilidad en la base.
5. Deseo de autolesionarse. En algunos casos, la ira es una herramienta que utiliza nuestro inconsciente para indicar que hay algo que nos preocupa. Cuando pasamos semanas o meses enojados, sabotear nuestras relaciones personales y nuestra vida emocional es una forma de llamar la atención sobre la necesidad de un cambio. Este tipo de respuesta suele darse cuando nos obligamos a vivir una vida que no nos satisface, la ira es como un fuego interior, arde constantemente, y si no se apaga acabará consumiendo todo a su paso. Sin embargo, el primer paso es averiguar cuál es la causa. ¿De dónde viene el enojo permanente? Ten siempre en cuenta que cuando te enojas porque el vecino está poniendo la música a todo volumen, porque alguien se ha estacionado ocupando dos espacios o porque tu colega se ha equivocado al completar un formulario, en realidad este es sólo la gota que colmó el vaso. Cuando hemos alcanzado un estado de paz interior, los pequeños problemas cotidianos no consiguen irritarnos. Sin embargo, cuando estamos enojados, estos pequeños problemas pueden desencadenar una tormenta emocional, por lo que para combatir la ira crónica necesitamos sumergirnos en nosotros mismos y buscar respuestas.
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