La dieta como causa y tratamiento de la hepatitis A

Epatita A

La hepatitis A es un tipo de infección viral que afecta al hígado; esporádico en Europa, es bastante frecuente en otras partes del mundo, como, por ejemplo, África e India.
La dieta como causa y tratamiento de la hepatitis AEl virus de la hepatitis A se contrae principalmente por vía "fecal-oral", por lo que está más extendido en países caracterizados por condiciones higiénicas precarias. La infección ocurre más raramente con pinchazos de agujas (jeringas, goteros, etc.) o con relaciones sexuales sin protección, especialmente si son de naturaleza oral-anal.
Los síntomas iniciales de la hepatitis A suelen aparecer en dos meses y son similares a los de la gripe; incluyen: fiebre (por lo general no superior a 39,5ºC), dolor articular y muscular, malestar y cansancio y diarrea.



Estos pueden ir seguidos de otros síntomas relacionados, tales como: ictericia, orina oscura y heces pálidas, picazón, hígado hinchado y sensible. Los adultos y los ancianos tienden a presentar manifestaciones más graves. En la mayoría de los casos, el hígado recupera por completo la función general.


Las correlaciones entre la dieta y la hepatitis A son de dos tipos:

  • La dieta como medio de contagio
  • Dieta para la recuperación funcional del órgano y apoyo durante la cicatrización.

Dieta y contagio

En su país, la hepatitis A se contrae principalmente al comer alimentos crudos, a veces vivos, como los moluscos bivalvos (mejillones, ostras, almejas, berberechos, etc.); éstos, contaminados por aguas residuales (a menudo abusivos), pueden inducir infecciones.

El contagio también puede producirse por la ingestión de agua contaminada (procedente de aguas subterráneas contaminadas por vertidos al suelo) o verduras crudas, regadas con agua contaminada (ríos, canales, residuos, etc.).


En 2013, se produjo un brote de hepatitis A asociado al consumo de bayas congeladas de Europa del Este en su país y en otros países europeos.


Dieta en caso de hepatitis A

Dado que el hígado es un órgano responsable de una multitud de funciones diferentes, su deterioro en caso de hepatitis puede ser bastante debilitante. Entre otras cosas, este órgano se encarga de segregar los jugos biliares destinados a la digestión. Sintetiza diversas proteínas plasmáticas destinadas al transporte de lípidos en sangre (lipoproteínas). Además, se ocupa del metabolismo de la mayoría de las moléculas circulantes, desde los nutrientes hasta los fármacos.


Para reducir la carga en el hígado y facilitar la remisión de la hepatitis A, es necesario seguir algunas reglas dietéticas básicas:

  • Abolición del alcohol etílico: cuando es necesario, este es el cambio más importante para las personas diagnosticadas con hepatitis.
  • Eliminación de comida y bebida chatarra o comida chatarra: por ser ricas en grasas saturadas o hidrogenadas (con cadenas en conformación trans), azúcares refinados, aditivos alimentarios (edulcorantes, conservantes, etc.) y moléculas tóxicas derivadas de la combustión (acrilamida, formaldehído, acroleína, aromático policíclico, etc.). Entre la comida chatarra mencionamos:
    • bocadillos dulces y salados envasados, papas y otros alimentos fritos, hamburguesas y otras comidas rápidas, bebidas dulces (carbonatadas o no), café, etc.
  • Limitar los alimentos refinados: muchos procesos como, por ejemplo, el refinado y blanqueo de harinas, se basan en mecanismos físicos y químicos que agotan el alimento en fibra, vitaminas y minerales (hasta un 78%). Recordamos que muchas vitaminas son factores coenzimáticos necesarios para apoyar procesos celulares muy importantes; sin embargo, estos a menudo se almacenan en el hígado que, si sufre, podría realizar su función de manera incompleta.
  • Evite las comidas excesivas o los ayunos prolongados más allá de las 12-14 horas. El hígado se encarga del mantenimiento glucémico que, en el caso del ayuno, requiere un esfuerzo metabólico importante para la neoglucogénesis a partir de los aminoácidos.
  • En caso de enfermedad celíaca, abolición minuciosa del gluten: debe excluirse independientemente de la hepatitis A. De hecho, es perjudicial para el intolerante, en el que determina un aumento del estado inflamatorio. Es absolutamente necesario que, en caso de hepatitis A, los celíacos se ocupen de la higiene alimentaria eliminando hasta las más mínimas exposiciones a cereales y derivados que contengan gluten (trigo, espelta, espelta, centeno, cebada, avena y sorgo).
  • No beber agua del grifo, si es de dudosa calidad: es un problema que surge principalmente cuando la fuente no es potable; Pueden estar presentes metales pesados ​​y químicos inorgánicos tóxicos, todos compuestos que el hígado enfermo no puede procesar de manera óptima.
  • Elimina medicamentos y suplementos dietéticos innecesarios.
  • Consumir frutas y verduras en abundancia: consumirlas en cada comida; pudiendo elegir, colocar fruta en el desayuno y en la merienda secundaria, evitando introducirla en el almuerzo y la cena para no aumentar demasiado la carga glucémica (ya que los cereales y legumbres ya están presentes).
  • Utilizar alimentos de origen vegetal con las siguientes características: frescos, mejor si “vivos” y de agricultura que respete una rígida disciplina. Es aconsejable, si es posible, no privarlos de la piel.
  • Favorecer la ingesta de moléculas útiles para el hígado: entre estas destacan todas las vitaminas con función antioxidante (provitamina A, vitamina C, vitamina E) y las demás moléculas que intervienen de forma similar (zinc, selenio, sustancias fenólicas, clorofila etc.). Además, existen alimentos que contienen ingredientes hepatoprotectores activos; los principales son la alcachofa y el cardo mariano, gracias al aporte de cinarina y silimarina.
  • Incrementar la fracción de grasas poliinsaturadas (tanto esenciales omega 3 como omega 6, y no esenciales como omega 9) en detrimento de otras; los alimentos más recomendados son: pescado azul (caballa, caballa, bonito, anchoas, sardinas, etc.), aceites vegetales prensados ​​en frío (aceite de oliva virgen extra, linaza, nuez, etc.) y semillas oleaginosas (almendras, sésamo, etc.) .).

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