Nuestra comunicación interna, y en particular en lo que se refiere al trato que nos reservamos, condiciona en gran medida nuestro estado de ánimo. Hablamos pues de un camino que nos puede hundir cuando nos maltratamos, pero que también nos puede salvar de circunstancias adversas cuando nos tratamos con cariño.
Última actualización: 14 marzo, 2020
La forma en que elegimos lidiar con los pensamientos negativos afecta la forma en que nos percibimos a nosotros mismos. y cómo interpretamos lo que sucede a nuestro alrededor. Esto también afecta a nuestro comportamiento en determinadas circunstancias. Por ejemplo, si pienso constantemente que una presentación de negocios saldrá mal, es posible que esa inseguridad me esté impidiendo hacerlo tan bien como esperaba.
Aaron Temkin Beck, psiquiatra estadounidense, argumenta que los pensamientos negativos son saboteadores de lo mejor de nosotros mismos y que si no aprendemos a controlarlos acaban creando una situación de inseguridad, ansiedad e ira que a su vez genera automáticamente nuevos pensamientos negativos. . Un círculo vicioso del que no es fácil salir, en el que los pensamientos negativos se repiten continuamente.
En cierto modo, se convierten en una bola de nieve que rueda cada vez más rápido, haciéndose más y más grande, hasta que se sale de la carretera. Se vuelven obsesivos, absorben nuestra energía. ¿Cómo podemos detenerlos?
Hacer frente a los pensamientos negativos es una forma de comunicarse
Comunicarnos con nosotros mismos o, dicho de otro modo, nuestro lenguaje interno (comúnmente conocido como pensamiento) es una conversación continua con nuestro ser, con nosotros mismos. Y esta conversación en la que nos involucramos afecta la forma en que nos relacionamos con el mundo que nos rodea, al mismo tiempo que nos dice mucho sobre cómo nos tratamos a nosotros mismos.
En consecuencia, el lenguaje que elegimos hacia nosotros mismos (pensamientos) es una forma de comunicación, como lo es tener una conversación con alguien.
En el lenguaje interior existe una amplia gama de pensamientos, tanto positivos como negativos. Nuestra mente se detiene más tiempo en lo que más valoramos y en lo que pasamos más tiempo. Como esto, esos pensamientos negativos pueden ganar cada vez más terreno, como pasajeros que entran en nuestra mente y no dejan fluir ningún otro tipo de pensamiento.
Debemos tener en cuenta que maltratarnos a nosotros mismos tiene el mismo efecto que maltratar a alguien cercano. Por ejemplo, si un familiar nos dijera repetidamente que somos tontos, inútiles y que no servimos para nada… ¿Cómo nos sentiríamos?
Hay que decir que la sensación de malestar que nos provoca una persona que nos hace comentarios negativos puede ser equivalente a cuando nos dirigimos esos comentarios a nosotros mismos. Se convierten en pensamientos obsesivos y continuos, que nos privan de energía.
¿Cómo lidiar con los pensamientos negativos?
La Universidad de Rhode Island ha publicado un estudio de investigación en la revista Psychology and Aging con el objetivo de averiguar cómo nos suelen afectar los pensamientos negativos en cada etapa de la vida.
Los resultados muestran que no es la edad lo que importa, ya que estos pensamientos generan angustia y muchas veces son la causa de muchas enfermedades, tanto para los jóvenes como para las personas de edad avanzada.
El malestar y la frustración que provocan las emociones negativas que despierta este patrón de pensamiento pueden abrir las puertas a la ansiedad y la depresión, si se prolongan en el tiempo. Por ello es fundamental aprender a gestionarlos. A continuación, te contamos algunas formas de combatir los pensamientos negativos.
Identificar pensamientos negativos.
A veces quizás no somos conscientes de nuestras creencias y de todo lo que provocan en nosotros. A veces incluso pensamos que están establecidos y nos lo creemos, cuando la realidad es bien distinta.
Entonces, para una identificación más precisa, podría trata de tomar nota de tus pensamientos negativos más recurrentes. ¿Qué te dices a ti mismo, cómo te lo dices a ti mismo y en qué situación? Ponerlo por escrito puede ayudarlo a hacer un mejor análisis.
Una vez hecho esto, reflexiona sobre el camino de estos pensamientos, de dónde se originan, qué tan recurrentes son y cuáles pueden ser las consecuencias, como lo haría un observador externo. Si un amigo te confesara que tiene estos pensamientos negativos, ¿qué le dirías? Tener otro punto de referencia puede ayudarnos a ver las cosas desde otro punto de vista.
Al mismo tiempo, así como es importante identificar los pensamientos negados, también lo es aceptarlos. Aceptar que son necesarios en determinadas circunstancias. No olvidemos que en determinados momentos intentar bloquearlos, esquivarlos y eliminarlos constantemente crea un efecto boomerang.
Reelabora tu pensamiento
Cuando los hayas identificado, podrías intentar reorganizar esos pensamientos para empezar poco a poco a hacerlos más realistas y positivos. Así que pregúntate:
- ¿De qué otra manera podrían interpretarse estos pensamientos?
- ¿Podría haber otras interpretaciones, más realistas, lógicas y positivas? Puede ser útil reformularlos en una lista.
Después de haber cuestionado cada pensamiento negativo, es hora de presentar otros, igualmente válidos en una situación dada, pero más positivos, realistas y más adaptables. El objetivo no es eliminar los pensamientos negativos, sino percibirlos desde otro enfoque y aprender a cuestionarlos perder terreno en nuestra mente.
Aprender a lidiar con los pensamientos negativos requiere tiempo, práctica y persistencia.
Fortalece tu autoestima
En algunos casos la baja autoestima da lugar a pensamientos negativos, fruto de la inseguridad y la sensación de impotencia. Por eso, continuamente tenemos dudas sobre nosotros mismos y lo que hacemos, lo cual es un imán para pensamientos de este tipo.
Un buen punto de partida puede ser preguntarnos qué idea tenemos de nuestra persona (autoconcepto) y si esto influye en el tipo de pensamientos que nos asaltan.
Se trata de escuchar nuestros pensamientos negativos, como haríamos con nuestro mejor amigo: con paciencia, con cariño, intentando responder a esos pensamientos de forma racional, positiva, desmontando las posibles distorsiones cognitivas en las que hayamos podido caer.