La lluvia de ideas es mucho más que una técnica, es un auténtico método de trabajo en grupo cuyo objetivo es maximizar la creatividad. Desarrollado por Alex Osborn, especialista en creatividad y publicidad, a finales de los años 30 del siglo pasado, desde entonces se ha utilizado con gran éxito en diversos sectores.
El objetivo principal de Brainstorming es encontrar soluciones creativas a un problema, aunque esta técnica se puede utilizar en una amplia gama de contextos para fomentar la originalidad. De hecho, aunque la técnica se suele utilizar en grupos, también se puede aplicar a nivel personal para encontrar nuevas ideas y soluciones.
Las fases de la lluvia de ideas
Con el tiempo, han surgido varias variantes de la técnica de lluvia de ideas que han enriquecido su potencial, pero la esencia permanece sin cambios.
En general, consta de dos fases: la primera, esencialmente productiva, en la que se proponen nuevas ideas y la segunda fase de selección de las mejores ideas para trasladarlas a la práctica. Cada etapa realiza una función diferente pero son complementarias. La primera fase fomenta el pensamiento divergente mientras que la segunda tiende a la convergencia.
Para que la primera fase de la lluvia de ideas sea verdaderamente fructífera, hay algunos principios fundamentales que deben seguirse al pie de la letra:
- Eliminar el juicio crítico
- Inclinarse por la cantidad de ideas más que por la calidad
- Fomentar la aparición de ideas absurdas
- Desarrollar las ideas de los demás.
El principio de suspensión del juicio crítico es fundamental ya que es la base sobre la que se pueden generar muchas ideas. Sin miedo a las críticas, la mente es libre y aparecen nuevas ideas, algunas locas pero otras originales y con gran potencial.
En cualquier caso, la técnica de Brainstorming solo tiene éxito cuando da como resultado una idea valiosa que se puede poner en práctica o que resuelve el problema. Lo que conduce a la segunda etapa de la técnica.
En la segunda fase el objetivo principal es mejorar o desarrollar las ideas obtenidas en la primera fase. Por supuesto, esto no significa que no se puedan agregar nuevas ideas. En este punto se aplican nuevos principios porque es necesario evaluar las ideas de forma más objetiva, sobre todo teniendo en cuenta las posibilidades reales de ponerlas en práctica. Los principios a seguir en esta fase son:
1. Utilice un juicio afirmativo
2. Adopte una actitud reflexiva
3. Dar prioridad a las nuevas ideas
4. Sigue el rastro de las buenas ideas
En esta etapa hay un aspecto fundamental: las personas deben ser capaces de trabajar eficazmente en equipo en busca de una idea porque en los grupos convencionales suele ocurrir que se pierde demasiado tiempo defendiendo las propias ideas y atacando las de los demás. En consecuencia, quienes tienen mayor poder o capacidad argumentativa acaban "imponiendo" sus ideas, aunque no sean las mejores.
En Brainstorming es necesario dar un paso más porque lo realmente importante es encontrar una solución común: la mejor y más creativa solución.
¿Cómo poner en práctica la lluvia de ideas?
Para poner en práctica el Brainstorming se necesita una pizarra lo suficientemente grande en la que anotar todas las ideas que vayan surgiendo. También es fundamental que dos personas asuman los roles de coordinador o facilitador y secretario. El coordinador guiará el proceso del grupo mientras que el secretario anotará todas las ideas de los miembros del grupo.
1. Calefacción
Es un ejercicio grupal para mejorar el funcionamiento colectivo y eliminar inhibiciones. Por ejemplo: mencionar objetos que cuesten menos de 1 euro o nombrar todas las cosas suaves que les vienen a la mente… De esta manera los participantes aclaran sus mentes y comienzan a hacer conexiones más creativas.
2. Generación de ideas
En primer lugar, necesitamos establecer un conjunto de ideas que queremos lograr porque no es productivo perder cuatro horas generando cientos de ideas que no se pueden procesar después.
La duración de la sesión también debe definirse de antemano al comunicar las reglas básicas al grupo:
• Cualquier crítica está prohibida.
• Cualquier idea es bienvenida
• Puede generar tantas ideas como sea posible
• Las ideas se pueden desarrollar y asociar, aunque sean ajenas
En este punto, la gente comenzará a pensar en nuevas ideas, siempre que tengan alguna relación (sin importar cuán pequeña sea) con el problema. Absolutamente cualquier cosa, por extraño o inverosímil que parezca, puede expresarse porque muchas veces las soluciones más originales surgen de la fusión de dos conceptos sin aparente vinculación. Esta fase está relacionada con otra técnica creativa, la sinéptica.
Lo importante es que la gente se sienta lo más libre posible. No es raro que las ideas que surgen al principio sean más conservadoras, pero con el paso del tiempo las propuestas se vuelven más originales, imaginativas e interesantes.
3. Trabajar con ideas
Las ideas existentes se pueden mejorar aplicando una lista de verificación; también se pueden agregar otras ideas. Osborn recomienda utilizar preguntas como:
¿Se puede aplicar de otra forma?
¿Se puede cambiar?
¿Se puede ampliar?
¿Se puede reducir?
¿Se puede reemplazar?
¿Se puede reorganizar?
¿Se puede revertir?
¿Se puede combinar?
En este punto, tendremos una colección de ideas en las que trabajar, aunque algunas pueden ser inverosímiles o inalcanzables. Por eso es importante seleccionarlos, evaluarlos y jerarquizarlos.
4. Evaluación
Luego de generar las ideas, el grupo establece los criterios por los cuales las analizará y evaluará. Se pueden proponer criterios como: rentabilidad de la idea, grado de viabilidad, grado de extensión ...
En este punto es necesario ser muy metódico y reconectar el pensamiento convergente. Habrá que analizar los pros y contras, los costes de producción, el impacto social… Sin duda es una fase menos espectacular y quizás más ordinaria, pero decisiva para el éxito. Una vez descartadas algunas ideas, quedan las que realmente son válidas para resolver el problema en cuestión.
3 aspectos esenciales para que la técnica Brainstorming sea eficaz
El objetivo fundamental de la técnica de Brainstorming es que las personas presenten sus soluciones sin miedo a fallar o hacer el ridículo, por lo que es necesario crear un clima en el que todos puedan hablar y nadie monopolice la palabra. Cuando se aplica a nivel personal, debemos prestar atención a nuestro "yo crítico", ya que podría sofocar la creatividad.
En cualquier caso, existen otras reglas fundamentales que determinan el éxito de esta técnica:
1. No aborde más de un problema a la vez. Plantear más problemas suele ser contraproducente y solo hará perder tiempo.
2. Prefiera grupos pequeños. Alex Osborn, el creador del brainstorming, sugiere que el grupo ideal son 12 personas, aunque es cierto que ha sido aplicado con éxito por grupos de 40 personas, pero si no si no tienes mucha experiencia en la gestión de grupos, será mejor limitarse a un círculo más pequeño. De hecho, un estudio realizado en la Universidad de Texas reveló que trabajar con grupos nominales aislados genera más ideas y estas son más creativas que trabajar con grupos más grandes.
3. Elija personas que conozcan el problema pero que tengan diferentes perspectivas. Siempre es recomendable que tengan diferentes antecedentes profesionales, diferentes edades y también diferentes grados de experiencia. Esto asegurará el flujo de más creatividad a través de diferentes perspectivas.