“El perdón libera el alma, quita el miedo. Por eso es un arma poderosa ”, dijo Nelson Mandela. No estaba equivocado. Los beneficios del perdón son enormes. La ciencia ha demostrado que el perdón es bueno para la salud, aunque no siempre es fácil soltar el resentimiento, especialmente cuando la herida es reciente o es particularmente profunda y toca nuestras partes más sensibles.
El costo de guardar rencor
El resentimiento prolongado, la ira reprimida y los conflictos no resueltos pueden terminar afectando nuestra salud, no solo emocionalmente sino también físicamente. Estar herido, decepcionado y con ganas de venganza implica una enorme carga psicológica que nos afecta no solo emocionalmente, sino también físicamente.
La ira crónica, por ejemplo, activa el modo de lucha o huida, lo que genera cambios en el nivel hormonal y en el sistema nervioso que terminan alterando nuestro ritmo cardíaco, presión arterial y respuesta inmune. Estos cambios, mantenidos en el tiempo, algo común cuando sentimos resentimiento hacia alguien, aumentan el riesgo de desarrollar diversas enfermedades. El perdón, por otro lado, es un agente liberador.
Un estudio realizado en la Universidad de Alabama analizó los beneficios para la salud del perdón. Ochenta y un adultos informaron de un momento en que se sintieron particularmente heridos o traicionados, algunos perdonaron y otros no. Luego fueron evaluados desde los síntomas físicos hasta las drogas utilizadas y las emociones que despierta el recuerdo. Se descubrió que las personas que habían perdonado mostraban una menor capacidad de respuesta y tendían a disfrutar de una mejor salud.
Estos investigadores creen que los beneficios del perdón se deben, en gran parte, a que mitiga las emociones negativas y el estrés, de manera que actúa como factor protector para la salud. De hecho, las personas que guardan rencor también son más propensas a experimentar depresión severa y estrés postraumático. Por el contrario, quienes perdonan más fácilmente tienden a sentirse más satisfechos con su vida y experimentan menos depresión, ansiedad, estrés, ira y hostilidad. También se ha descubierto que el perdón alivia la angustia de mantener una herida abierta.
Un estudio desarrollado en Luther College en los Estados Unidos encontró que el perdón puede actuar como un factor protector contra el daño causado por el estrés. Estos psicólogos han descubierto que las personas que perdonan con mayor facilidad podrían afrontar mejor los acontecimientos de la vida altamente estresantes y estos generan menos angustia, por lo que el impacto en la salud es menor.
En otro estudio, estos mismos psicólogos siguieron a un grupo de personas durante cinco semanas para analizar los cambios en sus niveles de perdón en la vida diaria. Descubrieron que a medida que perdonaban más las ofensas cotidianas, sus niveles de estrés disminuían. A su vez, la reducción del estrés provocó menos problemas psicológicos y redujo el malestar físico.
¿Qué implica realmente el perdón?
El acto de perdonar a alguien no implica olvidar lo que ha hecho ni renunciar a la justicia, sino dejar que se disipe el deseo de venganza, sumado a la voluntad de renunciar al resentimiento hacia la persona que nos ha lastimado.
Por tanto, el perdón surge de una infracción percibida como intencionada por la víctima, que inicialmente reacciona con actitud de venganza. Pero le sigue un proceso de reflexión, que también puede tomar la forma de rumia cognitiva, a través del cual la primera reacción emocional se desvanece para dar paso a un acto intencional de renuncia a la venganza.
El perdón es un proceso activo en el que tomamos la decisión consciente de dejar ir los sentimientos negativos, sin importar si la persona que nos lastimó lo merece o no. El perdón no es un acto de cara al exterior, sino una decisión de auto-liberación. Curiosamente, cuando liberamos la ira, el resentimiento y la hostilidad, podemos comenzar a sentir empatía e incluso compasión por la persona que nos lastimó.
Por lo tanto, abrirnos al perdón no solo es una decisión acertada, sino que también puede ayudarnos a proteger y preservar nuestro bienestar. Nuestro cuerpo se beneficia cuando experimentamos las emociones positivas y los sentimientos de alivio y ligereza que caracterizan al perdón.
Para aprovechar los beneficios del perdón y que éste no se viva como una obligación, cada persona debe respetar su propio ritmo de sanación emocional. El modelo de terapia del perdón de Enright, por ejemplo, se basa en un sistema de 20 pasos que nos permite avanzar a través de cuatro de ellos: descubrir los sentimientos negativos que tenemos sobre la ofensa, decidir perdonar, trabajar para comprender quiénes somos. y descubre la empatía y la compasión por esa persona.
Este modelo no solo nos ayuda a perdonar sino que también nos permite ver a la persona contra la que guardamos rencor o deseo de venganza como otro ser humano herido, en lugar de estereotiparlo y definirlo únicamente por sus acciones ofensivas. Esto nos ayudará a soltar el rencor para liberarnos de la ofensa.