Hay pequeños gestos con las manos que dicen mucho más de nosotros de lo que pensamos. Las manos son las que más nos traicionan. No solo revelan nuestro nerviosismo, sino también nuestras inconsistencias y, recientemente, se ha descubierto que incluso pueden ser un indicador de nuestro nivel de inteligencia o, para ser más específicos, reflejar nuestro nivel de procesamiento cognitivo.
Cognición encarnada: pensar con el cuerpo
En el campo de la psicología, la teoría del "Cognición encarnada" está ganando terreno, que podría traducirse como "pensar con el cuerpo". Esta nueva corriente sostiene que el pensamiento no se desarrolla en un espacio confinado, limitado a nuestra mente, sino que se expresa en el cuerpo. Es decir, el trabajo cognitivo del cerebro se refleja directamente en nuestro cuerpo.
Desde esta perspectiva, los gestos con las manos constituyen una especie de canal a través del cual expresamos nuestros pensamientos, aunque no siempre seamos conscientes de ellos. Los movimientos que hacemos con nuestras manos mientras hablamos constituyen una especie de segundo idioma, y agregan información extra que no está en nuestras palabras, exponiendo el proceso de pensamiento detrás de ellas.
Los gestos con las manos revelan el proceso de pensamiento.
Susan Goldin-Meadow, profesora de psicología en la Universidad de Chicago, ha pasado años estudiando los gestos que hacemos a medida que aprendemos y resolvemos problemas. Está convencida de que “cambiamos de opinión moviendo las manos”.
En su investigación encontró una pista interesante sobre cómo los gestos que hacemos con nuestras manos revelan nuestra inteligencia. Estos son "desajustes" entre la expresión verbal y los gestos físicos. Por ejemplo, una persona puede decir que una pelota más pesada cae más rápido que una pelota liviana, pero hace un gesto que indica que ambas caen a la misma velocidad, lo cual es correcto. Esta discrepancia revela que el pensamiento está funcionando a su máxima capacidad y que la persona se encuentra en un estado de transición, pasando de un nivel de comprensión a uno superior.
A menudo, los pensamientos que expresan nuestras manos son ideas nuevas y más avanzadas sobre el problema que estamos tratando de resolver. Nuestra mente consciente aún no ha asimilado estas nociones a través del lenguaje porque es un proceso mucho más complejo, pero ya las ha captado y expresado a través de los gestos.
Por tanto, esos gestos con las manos que implican una "contradicción" con nuestro habla verbal son en realidad muestras de nuestra inteligencia en plena acción y del trabajo cognitivo que estamos desarrollando en segundo plano para solucionar el problema.
Mover nuestras manos también nos hace más inteligentes porque acelera el aprendizaje.
La teoría de la cognición incorporada es una vía de doble sentido. Significa que no solo el pensamiento se refleja a través del cuerpo sino que los movimientos de las manos aceleran el aprendizaje, llevando conocimientos incipientes al nivel de la conciencia y contribuyendo a la comprensión de nuevos conceptos.
Un estudio realizado en la Universidad de Rochester encontró que los estudiantes que gesticulaban mientras aprendían álgebra tenían casi tres veces más probabilidades de entender lo que habían aprendido que sus compañeros que no hacían gestos con las manos.
En un segundo experimento, estos psicólogos encontraron que los estudiantes universitarios que gesticulaban contando una historia corta más tarde podían recordar mejor y más detalles, lo que sugiere que los gestos nos ayudan a pensar y recordar.
Por tanto, los gestos que hacemos con las manos son una especie de "código secreto". De hecho, es probable que a veces usted también haya usado sus manos automáticamente para hacer cálculos dibujando números en el aire.
Esto se debe a que esos movimientos nos ayudan a recopilar información e integrarla. Se ha demostrado que los gestos con las manos facilitan la representación mental, especialmente cuando tenemos que resolver problemas complejos, ayudándonos a implementar algunas ideas abstractas.
Como si eso no fuera suficiente, los psicólogos de la Universidad de Columbia han demostrado que los gestos con las manos también nos ayudan a mejorar la forma en que hablamos. Cuando hacemos gestos, hablamos con más fluidez, cometemos menos errores y mostramos menos vacilaciones.
