En la antigüedad, los sueños lúcidos se consideraban mensajes de los dioses o predicciones para el futuro. Recién en el siglo XIX se empezaron a estudiar desde un punto de vista más "científico". Pero entonces se sabía muy poco sobre este mundo onírico ya que las técnicas disponibles en ese momento solo nos permitían hacer hipótesis que no podían ser verificadas.
Así, Freud difundió la idea de que los sueños no se pueden interpretar como aparecen, sino de una manera completamente diferente, porque reflejan complejos mecanismos psicológicos que se esconden en el inconsciente. De esta forma, la psicología popular difundió la idea que ha perdurado hasta el día de hoy: los sueños contienen un mensaje oculto. Pero, ¿es realmente así?
Durante el sueño, nuestra capacidad para procesar los estímulos del entorno es mínima, pero en cualquier caso, nuestro cerebro sigue procesando cierta información a partir de fragmentos de información que hemos adquirido durante el día, con los que construye imágenes, ideas. Y narrativas para hacer realidad los sueños.
Por tanto, podemos decir que los sueños no son una actividad que se produzca de forma aleatoria, sino que tienen un significado y un papel importante tanto en la consolidación de la memoria como en la planificación de eventos futuros.
En la década de 70, Allan Hobson y Robert McCarley plantearon la hipótesis de la activación-síntesis, según la cual los sueños lúcidos se originan en la actividad del tronco cerebral y son un intento de ordenar la enorme cantidad de información que hemos enfrentado durante el día (nota que nuestros cerebros en realidad procesan más datos de los que somos conscientes).
Ahora se sabe que durante el sueño REM, la actividad del tronco encefálico aumenta.
Con las técnicas modernas de neuroimagen se ha visto que durante el sueño REM se activan áreas como las áreas de asociación parietal y paralímbica, pero no se activan la corteza sensorial primaria y las regiones ejecutivas frontales. Esta peculiar activación cerebral explica por qué los sueños tienen esa fuerte carga emocional y social, a pesar de tener serias deficiencias desde el punto de vista lógico-espacial.
La hipótesis de la cognición espontánea
En los últimos años, la neurociencia ha sugerido que el sueño lúcido es una especie de "cognición espontánea", muy parecido a fenómenos como soñar despierto o estar nublado. Su peculiaridad depende del hecho de que la memoria juega un papel crucial.
De hecho, si recuerda una experiencia reciente, es muy probable que se presente en sueños. Por ejemplo, cuando se analizaron los sueños lúcidos, se encontró que el 51% de ellos tenían alguna característica que estaba claramente inspirada en una determinada experiencia que la persona había vivido estando despierta. Pero solo el 2% de los sueños lúcidos representan fielmente el evento específico, mientras que la mayoría incorpora varios elementos.
En este sentido, un estudio muy interesante realizado por la Universidad de Harvard no deja dudas: la reactivación de determinadas experiencias ayuda a generar sueños lúcidos. Estos investigadores hicieron que los participantes se involucraran en una actividad que generaba mucha emoción o requería cierto grado de concentración (como un videojuego). Posteriormente se observó que, en medio del sueño, aparecían imágenes del videojuego o ideas asociadas al mismo.
En un segundo experimento, los investigadores pidieron a los voluntarios que completaran un laberinto. A la mitad de estos se les permitió tomar una siesta corta de aproximadamente 90 min. mientras que la otra mitad permaneció despierta. Aquellos que se quedaron dormidos y soñaron con el laberinto luego mostraron un mejor control de la actividad y completaron el laberinto más rápido.
Los estudios neuropsicológicos sugieren que los sueños lúcidos no son mensajes complicados y misteriosos provenientes del inconsciente, sino un proceso cognitivo en el que se consolida la memoria y se simulan eventos que podrían ocurrir en el futuro. No son más que el fruto del trabajo del cerebro que sigue procesando y organizando la información, especialmente la de carácter emocional.