Sufrir de insomnio no solo afecta negativamente nuestro estado de ánimo al hacernos más irritables, sino que también tiene un impacto profundo en el cerebro. De hecho, varios estudios han relacionado los problemas del sueño con trastornos como la depresión, la esquizofrenia e incluso la demencia. Ahora están llegando nuevos estudios para explicar el impacto que el poco y mal sueño tiene en el cerebro.
El insomnio reduce ciertas áreas del cerebro
Un estudio realizado por científicos de las universidades de Oslo y Oxford analizó los hábitos de sueño de 147 personas de entre 20 y 84 años. Cada tres años y medio, los participantes se sometieron a resonancias magnéticas, para que los investigadores pudieran monitorear la evolución de sus cerebros.
De los participantes, el 35% durmió muy poco y mal, incapaz de dormir lo suficientemente profundamente como para descansar. En estas personas se observó una disminución del tamaño del cerebro, especialmente en las regiones frontal, temporal y parietal. También se encontró que el impacto negativo en el cerebro era aún mayor cuando uno tenía más de 60 años.
El insomnio envenena el cerebro
Otro estudio, esta vez realizado en la Universidad Autónoma Metropolitana de México, reveló que el insomnio puede provocar que ciertas moléculas neurotóxicas que normalmente circulan en la sangre lleguen al sistema nervioso central y afecten el funcionamiento de las neuronas.
En este caso, el experimento se realizó con cobayas, promoviendo periodos de privación del sueño de 10 días. En este sentido, los neurocientíficos encontraron que durante largos períodos de insomnio, los vasos sanguíneos de la barrera hematoencefálica comienzan a degradarse. La barrera hematoencefálica es una formación densa de células endoteliales que se encuentran entre los vasos sanguíneos y el sistema nervioso central, cuya función es proteger al cerebro de agentes potencialmente neurotóxicos.
La falta de sueño hace que estos vasos sanguíneos no se peguen como deberían, permitiendo que los elementos dañinos lleguen al tejido cerebral. Algunos de estos elementos, como el glutamato monosódico, que es casi omnipresente en todos los alimentos procesados, pueden atravesar la barrera hematoencefálica y provocar la muerte neuronal.
¿Por qué el sueño es tan importante para el cerebro?
Durante muchos años se pensó que mientras dormíamos nuestro cerebro se limitaba a descansar. Hoy sabemos que este no es el caso. Durante el sueño, especialmente en las etapas del sueño REM, el sueño más profundo, el cerebro elimina las sustancias de desecho producidas por el metabolismo.
De hecho, se ha visto que las células gliales crean una especie de canales a través de las neuronas para permitir el flujo del líquido cefalorraquídeo, que lleva consigo las toxinas generadas durante la actividad diurna.
El sueño también ayuda a liberar la mente de los recuerdos que ya no necesitamos y resta impacto emocional a las situaciones que vivimos durante el día, además de reorganizar la enorme cantidad de información presente en nuestra memoria.
Por tanto, no es extraño ni inútil que pasemos alrededor de un tercio de nuestra vida durmiendo. Además, cuando no dormimos bien, nos despertamos cansados al día siguiente, luchamos por concentrarnos y estamos más irritables.
Entonces, ya lo sabes: dormir bien es crucial para la salud del cerebro y para prevenir enfermedades neurodegenerativas que pueden aparecer con el tiempo.