Luchando contra la mala suerte

Luchando contra la mala suerte ¡Qué desgracia! ¿Cuántas veces has dicho esto en los últimos tiempos? Después de haber hecho todo lo posible para lograr sus objetivos, algo sucede y, de repente, el éxito se le escapa de las manos. Es algo que nos ha pasado a todos y seguirá pasando. Sin embargo, pensar que hay buena y mala suerte nos hace asumir el papel de víctima y, sin duda, no nos ayuda a conseguir nuestros objetivos.

Todo depende del "locus de control"

En psicología locus de control es la definición que se utiliza para indicar la forma en que entendemos los acontecimientos de la vida, atribuyéndolos a nuestras acciones y decisiones o, por el contrario, a factores externos a nuestra voluntad.



Existe un locus de control interno, propio de las personas que creen que pueden dominar algunos acontecimientos de su vida, responsabilizarse de sus éxitos y fracasos, y que suelen ser disciplinados, confiados en sus capacidades y con buena autoestima.

Y también está el locus de control externo, propio de las personas que creen que los acontecimientos de la vida, tanto positivos como negativos, se deben a factores independientes de su voluntad, como la suerte o el destino. Estas personas a menudo tienen baja autoestima y experimentan ansiedad constante.

Por tanto, la mala suerte es solo una decisión, o mejor dicho, una serie de decisiones que, de una forma u otra, nos han llevado a donde estamos. Ciertamente, a veces ocurren desastres que no podrían haber sido previstos, pero para ser honesto, estos ocurren muy raramente en la vida.

Llegados a este punto es superfluo agregar que las personas que han logrado sus metas en la vida son aquellas que tienen el locus de control interno, que saben lo que quieren y luchan por conseguirlo, son conscientes de que tendrán que enfrentar obstáculos, pero que podrán vencerlos y estos los harán más fuertes.



De hecho, un curioso experimento realizado en la Universidad de Hertfordshire ha demostrado que las personas "afortunadas" son aquellas que tienen una actitud más constructiva, que están abiertas a las oportunidades y siguen su intuición.

Se pidió a los participantes del estudio que contaran algunas imágenes que aparecieron en un periódico. Curiosamente, las personas "afortunadas", aquellas con el locus de control interno, completaron la tarea en segundos, mientras que las que tenían el locus de control externo y que creían en la mala suerte tardaron más de dos minutos. ¿Porque?

Simplemente porque los primeros vieron que en la segunda página del periódico había un anuncio que decía: "¡Deja de contar! El diario contiene 43 fotografías en total".

La prueba se repitió en un segundo experimento, solo que esta vez el anuncio decía: "Deja de contar y dile al experimentador que has visto este anuncio y ganarás 250 dólares". Una vez más, solo unos pocos identificaron el anuncio y por supuesto todos pertenecían al grupo con el locus de control interno.

¿Qué nos enseña este experimento?

Esa predisposición es un factor importante a la hora de la buena suerte, porque si estamos demasiado tensos y preocupados perdemos oportunidades.

3 consejos prácticos para luchar contra la mala suerte

1. Controle sus pensamientos. No podemos esperar enfrentarnos con éxito al mundo si primero no podemos controlar nuestros pensamientos. Si eres una víctima de tu mente y vaga sin cesar produciendo ideas negativas y derrotistas no podrás llegar muy lejos. Recuerda que los pensamientos son como pequeñas semillas en el jardín de la mente. Si plantas buenas semillas, crecerán, pero si no cuidas tu jardín, las malas hierbas también crecerán y abrumarán la buena hierba. Por lo tanto, cada vez que se sorprenda pensando en términos de buena y mala suerte, reemplace estas ideas con pensamientos positivos que le hagan sentir que tiene el control.



2. Asuma sus responsabilidades. Cada día vemos cómo importantes figuras públicas intentan eludir sistemáticamente sus responsabilidades, por eso puede parecer que huir y negar nuestra implicación en una determinada situación es la decisión más inteligente y sabia. Sin embargo, tomar el control de nuestra vida también significa asumir la responsabilidad de las consecuencias de nuestras acciones y decisiones. No se trata de identificar al culpable, sino de comprender dónde nos equivocamos y qué hicimos bien. Solo así podremos avanzar sintiéndonos más fuertes y conscientes de que podemos cambiar lo que no nos gusta para vivir más plenamente.


3. Sea persistente. La mala suerte consiste solo en rendirse demasiado pronto. El éxito a menudo viene después de muchos fracasos consecutivos. Hay momentos en que todo sale mal, es como si el universo hubiera tramado un plan contra nosotros. En esos momentos, respira hondo y sigue adelante. Recuerda que la perseverancia es la clave para lograr las metas más importantes y, tarde o temprano, dará sus frutos.


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