Un ejemplo clásico es el marido que aprecia la comida recién hecha de su esposa. Ante este comentario, la esposa responde: “¿Qué quieres decir? ¿Estás insinuando que no suelo cocinar bien? " Frente a esta salida es normal que el hombre se enoje y la situación termina con una discusión seguida de un silencio gélido.
Estar a la defensiva significa que, ante frases y comportamientos que tienen una impronta neutra o incluso positiva, reaccionamos como si fuera una amenaza. ¿Porque?
Las razones que nos llevan a adoptar una actitud defensiva
Creemos que la actitud de la persona es amenazante, que atenta contra nuestra integridad personal. Casi siempre estar a la defensiva se basa en el miedo a que los demás quieran hacernos daño, ya sea porque hemos vivido muchas decepciones a lo largo de nuestra vida o porque la relación con esa persona no siempre ha sido del todo rosas.
Otras veces, una persona se pone a la defensiva simplemente porque está pasando por una situación muy estresante y cualquier evento dispara la alarma. Por supuesto, hay personas que por naturaleza son sospechosas y viven constantemente en un ambiente de desconfianza que no les permite relajarse. En este caso, en la base hay un miedo profundo al rechazo y una poca tolerancia ante las críticas.
Por otro lado, existen otros casos en los que la persona adopta una posición defensiva que tiene como objetivo proteger un determinado espacio íntimo que no está dispuesto a compartir. Esto es algo muy común sobre todo en las relaciones entre adolescentes y sus padres, en personas que sufren adicciones o en parejas que acaban de empezar a vivir juntas.
Otro motivo que hace que muchas personas se pongan a la defensiva es la existencia de resentimiento hacia el otro. Esta actitud es muy común en las parejas, cuando ambos luchan por controlar la situación e imponer su punto de vista. En estos casos, la relación se vive como una lucha de poder en la que uno gana y el otro pierde, sin compromiso y posibilidad de negociación.
Básicamente, la actitud defensiva siempre esconde a una persona insegura. Además, también envía la señal de que tenemos la mente cerrada y reaccionamos de forma exagerada y emocional ante situaciones, lo que no nos ayuda a construir relaciones saludables, ni en el ámbito privado ni en el profesional.¿Cómo saber si está a la defensiva?
A menudo, cuando le decimos a alguien que está a la defensiva, lo toma como una ofensa y lo niega. De hecho, muchas veces adoptamos esta actitud sin darnos cuenta porque estamos demasiado inmersos en la historia que circula en nuestras mentes que no podemos ver claramente lo que está sucediendo en el mundo real. Algunas señales de que se está adoptando esta actitud son: - Empieza hablar rápido sin darle tiempo a la otra persona para que explique sus opiniones. - No te detienes a escuchar lo que dice el otro, sino que continúas elaborando todos los argumentos para contrarrestar sus opiniones. - Usas justificaciones que no son del todo ciertas, pero que eliminar nuestra parte de responsabilidad en el asunto.- La otra persona es percibida como un enemigo a derrotar.- Haces las palabras "pero" y "pero" tus palabras favoritas, de modo que la mayoría de nuestras oraciones comiencen con estas.
- Reaccionamos a las críticas personales escondiéndonos detrás de los errores de los demás y comparándonos con ellos.
- El sarcasmo se usa para denigrar a la otra persona.
- No pedimos explicaciones cuando no entendemos algo sino que asumimos lo que el otro quiere decir.
- Uno se siente constantemente tenso e irritado, como si la vida fuera una lucha constante.
Estar constantemente a la defensiva es una señal de que debemos detenernos en el camino para comprender cómo llegamos a este punto. Esta actitud nos limita como personas y afecta directamente a quienes nos rodean, porque siempre nos empuja a atacar a todos. Recuerde siempre esta frase del empresario escocés Thomas Dewar: "La mente es como un paracaídas, funciona mejor cuando está abierta".
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