Medicamentos antidepresivos

Medicamentos antidepresivos

Depresión: síndrome heterogéneo que altera las etapas humorales de los individuos a diferentes niveles, sin causas reales. Los síntomas involucran principalmente la esfera emocional-afectiva, pero también pueden ocurrir fenómenos neurodegenerativos, como dificultades mnemotécnicas y comunicativas.
Existen diferentes tipos de depresión:


  1. Depresión reactiva o secundaria: debida a causas contingentes graves, como desgracias reales.
  2. Depresión endógena: una patología real generalmente determinada genéticamente, primero tratada con terapia psiquiátrica y luego con terapia farmacológica.
  3. Síndrome maníaco-depresivo: trastorno afectivo bipolar, que alterna etapas de depresión profunda con etapas de euforia excesiva e irracional; requiere una terapia con medicamentos específicos.

La causa más probable del inicio de la depresión es una disfunción en la transmisión central y periférica de neurotransmisores: noradrenalina, serotonina y dopamina; todos los cuales están involucrados en el control del estado de ánimo, el ciclo de sueño-vigilia, el apetito, la actividad sexual y las reacciones agresivas. La alteración de estos factores da lugar a los síntomas típicos de la depresión.


Existe una hipótesis etiológica de aparición de la depresión como patología, según la cual la deficiencia de estas neuroaminas provocaría la alteración de las funciones que regulan. De esta hipótesis nacieron dos categorías de fármacos, los inhibidores de la MAO y los TRICÍCULOS, con diferente mecanismo de acción, pero con el mismo efecto farmacológico, es decir, la potenciación de la transmisión noradrenérgica y serotoninérgica. Estos fármacos han resultado útiles, pero no suficientes: el efecto antidepresivo aparece tras semanas de tratamiento, aunque la transmisión neuronal se restablece a las pocas horas de su administración. La razón de esta inconsistencia se explica por la segunda hipótesis formulada por los estudiosos, la hipótesis neurotrófica de la depresión; según esta teoría, la depresión es causada no exclusivamente por el déficit neuroaminérgico, sino también por: alteraciones en la expresión de los receptores de estos neurotransmisores, alteraciones en los mecanismos de transducción a nivel del citosol y alteraciones durante la expresión génica de factores neurotróficos; estos últimos provocarían fenómenos de neurodegeneración, ya que redefinen la plasticidad y supervivencia neuronal. Los antidepresivos de segunda generación tienden a reducir estos fenómenos induciendo la neurogénesis, es decir, restaurando la función de las neuronas dañadas; pero incluso entonces se necesitan semanas de tratamiento antes de que se produzca el efecto.
Clasificación de antidepresivos.



  • Inhibidores de la MAO: inhibidores irreversibles de la mono-amino-oxidasa, enzimas degradantes de las monoaminas neuronales: esto permite que los neurotransmisores se liberen de forma continua, sin que por ello sufran degradación. Los IMAO de primera generación son irreversibles, mientras que los de segunda generación tienen algunos miembros con características de inhibidores reversibles y con menos efectos secundarios que los de la primera. Sin embargo, tienen un uso limitado porque son hepatotóxicos y requieren una administración frecuente y una dieta baja en alimentos que contienen tiramina.

  • Antidepresivos tricíclicos: desde hace varios años son los fármacos antidepresivos de primera elección, ya que son los más eficaces. El primero se introdujo en la década de 50 y es capaz de bloquear los transportadores responsables de la recaptación de noradrenalina y serotonina a nivel sináptico, por lo que induce un aumento en la concentración de estos neurotransmisores de forma indirecta. Sin embargo, estos fármacos contra la depresión tienen efectos secundarios no despreciables: interactúan como antagonistas de los receptores muscarínicos de acetilcolina provocando así una inhibición de las secreciones, una reducción de la motilidad gástrica, retención de agua, visión borrosa, taquicardia, trastornos del SNC (delirios, alucinaciones. ..); siempre interactúan como antagonistas del receptor de histamina H1 provocando somnolencia central, aumento de peso, mareos y sedación; también bloquean los receptores α1 noradrenérgicos causando vasodilatación con la consiguiente hipotensión ortostática, mareos y problemas sexuales. Estos fármacos también muestran una buena afinidad por el tejido cardíaco, generando cardiotoxicidad; finalmente, tienen un cierto grado de tolerancia, de ahí la necesidad de una paulatina interrupción.

  • Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS): descubiertos en la década de 80, son capaces de inhibir selectivamente los transportadores de serotonina; no interactúan con otros receptores noradrenérgicos, por lo tanto, no tienen los efectos secundarios de los tricíclicos. Estos medicamentos para la depresión se clasifican según su farmacocinética. El efecto antidepresivo se debe al aumento de serotonina a nivel sináptico; sin embargo, este efecto puede tener efectos secundarios, tales como: alteraciones gastrointestinales, alteraciones del sueño. En asociación con los IMAO, pueden provocar un aumento de la concentración de serotonina tal que provoque el llamado "síndrome de la serotonina", que se caracteriza por: temblores, rigidez muscular, cambios de humor, convulsiones y coma. Las dosis terapéuticas de antidepresivos ISRS son eficaces y sobre todo las más utilizadas, ya que se administran fácilmente.

  • Inhibidores selectivos de la recaptación de noradrenalina (NARI): Alternativa farmacológica a los ISRS, no igualmente eficaz.

  • Antidepresivos serotoninérgicos y noradrenérgicos específicos (NASSA): actúan como antagonistas de los receptores α2 de las terminaciones nerviosas, fisiológicamente responsables de bloquear la liberación de serotonina y noradrenalina. Los efectos secundarios son menos graves, sin embargo hay un estado sedante leve y una tendencia al aumento de peso.

  • Inhibidores de la recaptación de serotonina y norepinefrina (IRSN): tienen un mecanismo de acción múltiple como los tricíclicos, pero sin interactuar con los receptores M1, H1 y α1. El más conocido es Duloxetnia, que inhibe la recaptación de ambos receptores de forma equilibrada; de ahí la necesidad de administrar dosis bajas; este fármaco contra la depresión no parece tener efectos secundarios graves, pero conviene recordar los efectos secundarios relacionados con la función renal: retención de agua y bloqueo de la micción, actualmente en estudio para el tratamiento de la incontinencia urinaria de esfuerzo.

  • Hypericum perforatum: Hypericum o hierba de San Juan, utilizado como antidepresivo; in vitro se encontró que su acción inhibidora sobre la recaptación de noadrenalina y serotonina es comparable a la de los tricíclicos o IRSN. El extracto metanólico o hidrometanólico es eficaz para el tratamiento de depresiones leves o moderadas; sin embargo en el mercado existen muchas preparaciones a base de hipérico, que de hecho también se utiliza como antibacteriano y antiinflamatorio para uso tópico. Aunque es un extracto vegetal, el hipérico tiene una alta eficacia, por lo que no se recomienda durante el embarazo o la lactancia, ni en asociación con antidpresivos convencionales; además, muestra un alto efecto inductor del sistema microsomal hepático y una alta fotosensibilidad. Con referencia a los extractos de hipérico, los organismos responsables de la fitovigilancia han reportado fotosensibilidad, que puede surgir en caso de dosis excesivas pero retrocede tras la interrupción de la administración, y ataques maníacos (agitación, irritabilidad, ansiedad e insomnio).

 




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