¿Conoce el dicho Mens sana in corpore sano? El cuerpo humano es un conjunto complejo de estructuras y órganos, cada uno de los cuales participa en una función diferente específica, pero está integrado en un solo sistema grande. La buena o mala funcionalidad de cada estructura influye en todas las demás estructuras. El aparato locomotor es un conjunto de estructuras construidas sobre una ingeniería prácticamente perfecta.
La evolución a lo largo de los años ha propiciado el nacimiento de mecanismos que permiten el movimiento del cuerpo.
El ser humano ha evolucionado para poder moverse y su salud depende del funcionamiento de este principio. El movimiento tiene un efecto beneficioso sobre todo el organismo en general.
Es correcto asociar el término "movimiento" con el término "ejercicio físico" hasta cierto punto: levantarse de una silla para ir en coche no se considera ejercicio físico. De hecho, dado que la experiencia del ejercicio físico es un concepto subjetivo, es necesario tener puntos de referencia objetivos a los que adherirse.
Para considerar una actividad un ejercicio físico es necesario que requiera un buen compromiso. Concretamente, un buen punto de referencia es el siguiente: la intensidad del ejercicio no debe permitir hablar en voz baja durante su ejecución.
Este parámetro es simple pero da una buena referencia a la demanda de oxígeno de la actividad. Evidentemente una misma actividad puede tener diferente intensidad para un sujeto sedentario y un sujeto entrenado, para este último no es necesario describir la importancia del ejercicio físico pues ya está apreciando los beneficios.
Cómo "Mens sana in corpore sano" puede mejorar la salud
El ejercicio tiene un gran impacto en la salud por diversos motivos, como decíamos en realidad "Mens sana in corpore sano"
- Respuesta hormonal y otros transmisores para todo el organismo.
- Eliminación de metabolitos de desecho
- Reducción de grasa total y especialmente visceral
La respuesta hormonal no consiste solo en un ligero aumento de andrógenos. El aumento de estos es pequeño y no dura mucho después del ejercicio. Los mayores beneficios se obtienen aumentando la sensibilidad a la insulina de los diversos tejidos metabólicamente activos.
Actividad física y respuesta hormonal
Durante el ejercicio, los diversos órganos tienen que trabajar más para suministrar nutrientes (oxígeno y sustrato energético) a los músculos y los músculos tienen que trabajar consumiendo este "combustible".
Este mayor trabajo de los distintos tejidos, repetido varias veces a la semana (y en los siguientes tiempos) asegura que estos tejidos estén preparados para este tipo de esfuerzo.
Para estar preparados para este trabajo, los tejidos deben ser eficientes, por lo tanto libres de tejido no funcional, y deben poder recibir el combustible necesario para su actividad. Esto hace que los distintos tejidos adquieran una mayor sensibilidad a la insulina o una mayor capacidad para dejar que el sustrato energético entre en las células.
La presencia de glucosa en el torrente sanguíneo no es infinita y esta debe almacenarse. Una concentración excesiva de glucosa puede provocar daños en varios tejidos. Si los músculos y órganos no están acostumbrados a usar glucosa, entonces ni siquiera estarán acostumbrados a recibir glucosa y esta se deposita en el tejido adiposo.
Actividad física y colesterol
A la larga, la producción hormonal de tejido adiposo y un exceso constante de glucosa en la sangre generan numerosos focos de inflamación y diversas patologías que finalmente dañan todo el organismo.
El ejercicio puede contribuir a la eliminación de los metabolitos de desecho, en particular, estar activo aumenta los niveles de colesterol bueno HDL.
La sangre es un componente acuoso y, por tanto, circulan sustancias hidrófilas. Las grasas son, por definición, sustancias lipofílicas y el colesterol es un esteroide lipofílico. Para ser transportadas en la sangre, las sustancias lipofílicas necesitan transportadores especiales, a saber, lipoproteínas.
Estos pueden tener una densidad diferente que corresponde a un efecto diferente. Las LDL (lipoproteínas de baja densidad) tienen la característica de acumularse en el lumen de los vasos y con el tiempo pueden formar "incrustaciones" que pueden incluso ocluir el lumen del vaso.
La HDL (lipoproteína de alta densidad), por otro lado, tiene la característica de "limpiar" la luz del vaso de las incrustaciones, ya que son de mayor tamaño. Por lo tanto, las HDL tienen un efecto beneficioso sobre la circulación y las altas concentraciones de estas moléculas tienen un efecto beneficioso para todo el cuerpo.
Hacer ejercicio regularmente reduce la grasa visceral y, como resultado, puede reducir el riesgo de muerte prematura hasta en un 30%. Esta correlación es simple: en la cavidad abdominal hay una acumulación favorable de grasa (especialmente en morfotipos androgénicos).
La grasa es una especie de "lastre" que pone a prueba el funcionamiento de las vísceras. Si un órgano no está "acostumbrado" a más trabajo y está constantemente fatigado, no podrá realizar su función de la mejor manera posible.
Reducir la grasa visceral significa promover la salud y el funcionamiento de varios órganos y la ciencia aún no ha encontrado una píldora tan efectiva como el ejercicio.
Nuestros artículos deben utilizarse únicamente con fines informativos y educativos y no deben tomarse como consejo médico. Si está preocupado, consulte a un profesional de la salud antes de tomar suplementos dietéticos o realizar cambios importantes en su dieta.