Si quieres vivir de forma equilibrada, necesitas ver la vida de forma equilibrada. Decir que es fácil, ponerlo en práctica es más complicado, sobre todo porque somos especialistas en hacer una tormenta en una taza de té. Por eso, en más de una ocasión, dejamos que personas que no merecen un lugar significativo en nuestra vida se conviertan en un problema para nosotros.
Cuando conviertes a alguien en tu problema, le das poder
Hay gente que hace todo lo posible para complicarnos la vida. Pueden hacerlo mediante el chantaje emocional, el engaño o la arrogancia intelectual. Sin embargo, cada vez que dejamos que un compañero de trabajo malévolo, una expareja resentida, un vecino incivilizado o un mal amigo se convierta en nuestro problema, caemos en su red y nos convertimos en su víctima.
No podemos controlar sus acciones, pero podemos controlar nuestra reacción. En lugar de empoderarlos al hacer de estas personas una parte importante de nuestra vida, podemos decidir conscientemente que no permitiremos que dañen nuestro equilibrio emocional con sus actitudes. Recuerde que solo lo que empodera puede dañarlo, lo que considera lo suficientemente significativo como para resonar dentro de usted.
Una estrategia relativamente simple para evitar que las personas malintencionadas se conviertan en un problema que nos quite la paz interior es cambiar nuestra perspectiva sobre lo que realmente es un problema.
Elegir sabiamente tus problemas te permitirá crecer
Solemos tomar los problemas como simples obstáculos que generan sufrimiento o angustia. Nos gustaría una vida sin problemas. Pero la raíz etimológica de la palabra "problema" indica que nuestra percepción es errónea, o al menos es sólo una visión limitada de una realidad más amplia y enriquecedora.
La palabra problema proviene del griego πρόβλημα (próblēma) y está compuesta por el prefijo πρό (pró), que significa “adelante” y προβάλλω (bállo), que significa “tirar” o “tirar”. Por tanto, los problemas son situaciones que nos empujan más allá de nuestros límites, que nos animan a salir de nuestra zona de confort para crecer. Desde esta perspectiva, cada problema representa una oportunidad para aprender y crecer como persona. Solo necesitamos asegurarnos de elegir sabiamente nuestros problemas.
¿Es posible elegir los problemas?
Si tomamos una actitud reactiva ante la vida e identificamos problemas con obstáculos, considerándolos algo negativo, no tenemos opciones, quedamos atrapados en manos del azar. Entonces tendremos la tendencia a ver muchas de las cosas que nos suceden como problemas y convertir a las personas que no merecen ser problemas en problemas.
Pero si en lugar de reaccionar aprendemos a responder y a tomar los problemas como oportunidades de crecimiento, podemos empezar a deshacernos de muchas cosas que con la vieja mentalidad restrictiva hubiéramos clasificado como problemas.
Duke Ellington dijo que "los problemas son oportunidades para demostrar lo que sabes", y no se equivocó. Dado que un problema representa un desafío, podemos entender que muchas de las cosas que nos suceden en la vida cotidiana que consideramos problemas en realidad no lo son, son solo una expectativa frustrada. Tomar nota de esta diferencia nos permitirá darle a cada cosa y persona el lugar que se merece en nuestra vida, ni más ni menos.
No desperdicie su energía emocional en personas malintencionadas
Si una persona te molesta, molesta o irrita, no la conviertas en tu "problema". No dejes que ocupe tus pensamientos o sea un tema de conversación recurrente. Cada vez que llegas a casa y te quejas de ese insoportable compañero de trabajo, le estás dando una importancia que no se merece y pierdes la oportunidad de hacer otras cosas mucho más agradables.
Más bien, reflexiona sobre los botones rojos que la persona está activando en ti. Porque te molesta? ¿En qué lado de tu personalidad tienes que trabajar para evitar que sus actitudes te atraviesen? De esta forma convertirás el problema en algo que realmente te permita crecer y no desperdiciarás tu energía emocional innecesariamente.
Por último, pero no menos importante, recuerde que todos los problemas dejan de existir si no tienen solución. Por lo tanto, a veces es solo cuestión de soltarse. No te aferres a lo que no es importante o no te permite crecer.
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