Mirar hacia arriba y mirar hacia el futuro nos protege de amenazas y peligros. Sin embargo, mantener la mirada fija en el horizonte todavía nos impide disfrutar del camino que hemos emprendido.
Última actualización: 12 marzo, 2020
"Pasamos más tiempo haciendo que siendo" significa que a veces vivimos tanto como lo planeamos que olvidamos que somos, sentir, vivir el momento presente. Nos pasamos la vida realizando tareas con el único fin de completarlas, como si de ello dependiera nuestro bienestar.
En cierto modo solemos vivir inmersos en un horario: ir al trabajo, cocinar, tomar un café con los amigos, ir al gimnasio, lavar la ropa, ducharnos, ir a la peluquería… y millones de tareas más. El grado de planificación es tal que incluso antes de terminar una tarea ya estamos pensando en la siguiente, sin disfrutar del aquí y ahora, del presente.
Cuando invertimos más tiempo en hacer, nos olvidamos de que somos
A veces nos olvidamos de ser, de pararnos a pensar quiénes somos y qué necesitamos. Por ello, tendemos a centrar la mayor parte de nuestras energías en tareas y actividades innecesarias, para organizar nuestro tiempo y nuestra agenda.
Y es tan cierto que nos olvidamos de vivir el presente, el momento en el que nos encontramos. Nos enfocamos en el futuro, descuidando la importancia de vivir en el presente.
En algunos momentos nos olvidamos de reír, de agradecer, de apreciar la naturaleza que nos rodea, de abrazar, de besar, de demostrar nuestro cariño, de respirar aire puro, de caminar descalzos, de saborear el aroma de un buen café…
A veces no apreciamos los pequeños detalles de la vida cotidiana., y estamos demasiado absortos en completar nuestra lista de tareas pendientes.
Pasamos más tiempo en los deberes, pero el tiempo nunca es suficiente
Sin darnos cuenta, corremos el riesgo de convertirnos en personas mecánicas, insatisfechas, frustradas, aquejadas por un constante sentimiento de insatisfacción. Entonces, cuando pasamos más tiempo haciendo que viviendo, nuestra lista de cosas por terminar puede ser interminable.
¿Creemos realmente que es posible completar todas las tareas que nos hemos propuesto? Probablemente siempre quede algo por hacer. Centrar nuestra atención en lo que queda por hacer puede provocarnos un profundo sentimiento de frustración, porque no conseguimos alcanzar nuestros objetivos.
No dedicamos suficiente tiempo a nosotros mismos.
También sentimos un alto grado de insatisfacción, ya que “nunca puedo hacer todo lo que quiero y, en consecuencia, no estoy satisfecho”. En estos casos el concepto de uno mismo y la autoestima dependen de los éxitos obtenidos y no sólo de nosotros mismos.
Solía esperar terminar la escuela secundaria para comenzar la universidad. Y luego habría hecho cualquier cosa para salir de la universidad y empezar a trabajar. Entonces, llegó el momento en que estaba deseando casarme y tener hijos. Y luego llegó el momento en que no podía esperar a que los niños crecieran y fueran a la escuela. Entonces, de nuevo, hubiera dado quién sabe qué por retirarme. Y ahora, en cambio, me estoy muriendo… Y de repente me doy cuenta de que me he olvidado de vivir”.
-Anónimo-
¿Realmente priorizamos lo que importa?
Úrsula Calvo, experta en desarrollo personal, defiende que la gestión del tiempo debe depender de las prioridades y que es importante ser honesto. Para para ser honesto, tienes que elegir tus prioridades: “Decide cuánto espacio dedicar a tu tiempo libre, mantenlo como si fuera un compromiso indisoluble”.
Tendemos a luchar para seguir una lista de prioridades. Dedicamos gran parte de nuestras energías a las actividades diarias (comer, trabajar, cocinar, cuidar a los demás..), pero no dedicamos tiempo a nosotros mismos, a pararnos a pensar.
En nuestra lista de prioridades diarias no solemos encontrar hueco para escucharnos y preguntarnos qué queremos, qué necesitamos, quiénes somos. En breve, pasamos más tiempo haciendo que disfrutando de la vida, pasando al final de nuestra lista de prioridades.
Calvo defiende que debemos seguir una lista de prioridades en función de nuestras necesidades, de lo que necesitamos, perfilando su contenido como un compromiso ineludible. Si nos diésemos el tiempo que necesitamos y no viviéramos en un horario continuo, podríamos sentirnos más satisfechos con nuestra vida.
El tiempo es a la vez el más válido y el más inestable de nuestros recursos.
-John Randolph-