El perdón es un paso difícil de dar. El valor del perdón es incalculable, tanto como el daño que la sociedad o un grupo que intenta imponerlo puede causar, casi como una obligación.
Última actualización: 27 marzo, 2020
Perdonar no es un desafío fácil, y se vuelve más complicado cuanto más cerca están las personas que nos han lastimado y más profundo es el daño causado. Hoy queremos profundizar un poco más en el tema para entender si es necesario perdonar para sanar.
De hecho, en la medida en que podamos seguir estrategias o pautas, no existe un método universal para curar heridas. Ni las que nosotros provocamos, ni las que sufren los demás. Por otro lado, en el mismo contexto, encontramos el dolor: a veces tan intenso que nos impide avanzar hacia el camino del perdón o de la reconstrucción de nuestra piel.
¿Qué significa perdonar?
Si nos atenemos al significado más exacto de la palabra "perdonar", refiriéndose al diccionario Treccani, este acto se define como "No tomar en consideración el mal recibido de los demás, renunciando a las intenciones de venganza, de castigo, de toda venganza posible”.
Si vamos más allá de la semántica, veremos que cada cultura concibe una forma diferente de perdón. Incluso cada individuo, también dependiendo de la etapa de la vida en la que se encuentre, puede atribuir diferentes significados al término.
Esta acción se asocia comúnmente con una forma de alivio para ambas partes; incluso puede adquirir una connotación terapéutica. Muchas de las personas que pueden perdonar lo han definido como una liberación de una enorme carga.
Perdonar para sanar como obligación
En algunas sociedades o grupos se proyecta la idea de que el perdón es una virtud y que, dadas sus cualidades, debería ser casi un deber. El hecho de que en algunos contextos se instituya una especie de imposición del perdón hace que los individuos lo rechacen, dificultando su proceso natural. La falsa proyección del perdón acaba convirtiéndose en un obstáculo para dar, recibir o alcanzar el perdón.
Si pensamos en situaciones difíciles de procesar, como la violencia, podremos comprender mejor por qué puede ser tan difícil perdonar. Cuando una persona abusada se siente obligada a perdonar, puede incluso sentirse culpable si no lo hace.
El perdón, por lo tanto, se convierte en un obstáculo para la curación, lo que conduce a la prolongación del dolor en el tiempo. Por lo tanto, debemos reconsiderar cuándo es apropiado perdonar.
A veces el perdón se asocia con el olvido de un mal. Cuando tratamos de hacer esto, podemos causar más daño. Por eso, hay quienes creen que el perdón va mucho más allá del olvido, que consiste en deshacerse de una carga para no hacerse daño, eliminando el rencor, pero recordando el mal sufrido.
Perdonar para sanar como opción
Se, al contrario, llegamos al perdón después de una elección sincera, aquí encontraremos sanación, incluso en aquellas situaciones en las que nos parecería imposible.
¿Cómo hacerlo? El perdón debe ser visto como un acto de liberación, no solo de reconciliación. Podemos soltar el resentimiento o la ira, o expresarlo, sintiendo que perdonamos lo sucedido, pero visualizándolo como una lección de vida. Si por el contrario lo vemos como un acto de reconciliación, será más complejo aplicarlo en cada situación.
Tenemos derecho a tomarnos el tiempo que sea necesario para perdonar, o incluso para sanar sin haber perdonado. La curación no pasa necesariamente por el perdón. La resiliencia, por ejemplo, nos ayuda a imponernos ante situaciones que nos generan un gran dolor.
Pues bien, algunos libros pueden ayudarnos a trabajar el perdón o a comprender en profundidad el significado de este término. Un ejemplo son Los Siete Pasos del Perdón de Daniel Lumera, que nos muestra el verdadero significado del perdón.
Cuando el perdón es insoportable, entonces podemos dar un nuevo significado a nuestras experiencias, darles un sentido que es más saludable para nosotros. Al hacerlo, fomentamos el aprendizaje y estaremos en sintonía con nosotros mismos, sin tener que forzar lo imposible.
En otras palabras, sanar perdonando es un asunto de cada individuo, en función de la percepción que tengamos del perdón, las creencias asociadas al mismo en nuestra cultura y sociedad en la que vivimos, nuestro aprendizaje, etc. Si los escalones a subir nos llevan hacia nuestro bienestar, ¡adelante!