Investigadores de la Universidad Nacional de Singapur se preguntaron qué efectos inmediatos podría tener acariciar un oso de peluche y descubrieron que este simple gesto era suficiente para inducir a las personas a ser más cooperativas y generosas.
Ahora, un nuevo estudio, esta vez realizado en la Universidad de Ámsterdam, revela que los animales de peluche también pueden ayudar a manejar mejor la angustia existencial y el miedo a la muerte, especialmente en personas que tienen baja autoestima. ¿Cómo llegaron a estas conclusiones?
Todo comenzó porque los investigadores se dieron cuenta de que el simple contacto humano era suficiente para reducir la angustia existencial y el miedo a la muerte, al menos en personas con baja autoestima. Luego, estos investigadores reclutaron a 120 personas y les pidieron que completaran dos cuestionarios, el primero evaluando el nivel de autoestima y el segundo el miedo a la muerte. Pero a la mitad de los voluntarios se les dio un toque reconfortante en el hombro o la espalda mientras llenaban el cuestionario.
Evidentemente, todo había sido planeado de tal forma que los investigadores notaron que quienes recibían una caricia mostraban menos angustia. Más tarde, los investigadores se preguntaron si un oso de peluche podría tener el mismo efecto. Sin pensarlo dos veces, pusieron en marcha otro experimento. Esta vez participaron 50 personas, algunas de las cuales recordaron el tema de la muerte y otras no.
Luego se les preguntó cuánto estarían dispuestos a pagar por un osito de peluche al otro lado de la habitación. Las personas con baja autoestima que tenían la angustia existencial activada estaban dispuestas a pagar $ 23, un promedio de $ 10 más que otros participantes.
Según los investigadores, esto demostraría que recordar la muerte aumenta el deseo de ser tocado o de tocar algo que pueda hacernos sentir reconfortados, como un osito de peluche.
En el último experimento, los investigadores utilizaron un indicador indirecto de angustia existencial: el racismo. De hecho, numerosos estudios han demostrado que cuanto más fuerte es el miedo a la muerte, mayor es la tendencia a acercarnos a las personas que consideramos cercanas y a desarrollar actitudes racistas.
Así se observó que cuando las personas podían acariciar un osito de peluche, sus actitudes racistas disminuían, indicando que el miedo a la muerte era menor. De hecho, la serie de experimentos llevados a cabo por estos investigadores es un poco cuestionable, ya que existen formas mucho más directas de demostrar los efectos que un peluche puede tener sobre nuestro miedo a la muerte y angustia existencial.
Pero es obvio que un osito de peluche transmite un poco de serenidad, calma y confianza de tal manera que, al menos en el futuro inmediato, es capaz de mitigar las sensaciones que genera la angustia existencial.
