Victor Frankl dijo una vez que: “entre el estímulo y la respuesta hay un espacio. En este espacio radica nuestro poder para elegir la respuesta. Y nuestra respuesta esconde nuestra libertad y la capacidad de crecer como personas ”.
Desafortunadamente, muchas personas pasan toda su vida reaccionando a los estímulos porque no encuentran el tiempo para responder como deberían. Estas personas son marionetas del destino, son la gran masa que responde a los estímulos sin pensar demasiado, dejándose llevar por el efecto del primer estímulo, sin preguntarse qué hay más allá, sin siquiera preguntarse si hay otra respuesta posible, y sobre todo, obviando su parte de responsabilidad.
Los organismos más primitivos como las bacterias poseen un sistema muy simple que reacciona instintivamente a los estímulos ambientales. Pero la naturaleza nos ha dado un regalo enorme: gracias a nuestros lóbulos frontales somos capaces de analizar el estímulo, pensar en posibles respuestas y elegir la mejor.
Entonces, ¿por qué a veces reaccionamos sin pensar demasiado?
Debido a nuestros prejuicios, sistemas de creencias y respuestas aprendidas. A lo largo de nuestra vida, hemos aprendido una serie de comportamientos que han resultado útiles en determinadas circunstancias. Esto nos ahorra tiempo y recursos cognitivos. Por tanto, cuando nos encontramos en una situación similar a la anterior, recurrimos a estas respuestas predeterminadas. Sin pensarlo dos veces, reaccionamos como hemos aprendido a hacerlo, sin darnos cuenta de los diferentes matices que podría tener la nueva situación.
Sin embargo, el crecimiento personal radica precisamente en ese espacio de tiempo en el que tenemos que responder. Si utilizamos este espacio para evaluar alternativas y obtener una imagen mucho más completa de la situación, estaremos madurando. Recuerda siempre que lo que importa no es la primera emoción que te asalta, sino la forma en que la expresas.
Nuestra libertad radica precisamente en ese espacio de reflexión que nos permitimos.
Aprender a responder, aprender a crecer
Cada situación es nueva porque ha pasado el tiempo, porque hemos cambiado y porque las circunstancias que nos rodean han cambiado. Por tanto, toda situación merece una respuesta, no una reacción automática. ¿Cómo podemos hacer?
- Pregúntate qué tipo de persona quieres ser.. ¿Quieres formar parte de la multitud que reacciona instintivamente a cada desafío o quieres hacer uso de tu libertad y elegir la respuesta más adecuada? ¿Quieres ser una persona de mal genio o prefieres reflexionar y tomar la mejor decisión posible? Estas son preguntas importantes, porque sus respuestas pueden determinar su vida a largo plazo.
- Piense en las causas de su primera reacción. ¿Por qué reaccionaste de esa manera? ¿Qué creencia o estereotipo limitante hay detrás de su reacción? Pensar en las formas en que nos hemos comportado en el pasado nos permite crecer como persona, nos mostrará los errores que hemos cometido ayudándonos a no volver a cometerlos.
- Analizar la situación y posibles respuestas alternativas. Tómate un tiempo para reflexionar, escucha lo que todos tienen que decir, pero trata de mantener la mente abierta. Siempre saque sus propias conclusiones.
- Tenga en cuenta que toda acción tiene una repercusión. Puede que no veas el resultado de inmediato, pero las decisiones que tomas determinan quién eres emocionalmente y, a menudo, afectan a las personas que te aman. Por lo tanto, antes de reaccionar imprudentemente, piense detenidamente en las consecuencias de sus acciones.
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