¿Bajo qué condiciones es más probable que la ansiedad nos paralice? ¿Qué podemos hacer cuando nos encontramos en una situación tan vulnerable? Respondemos a estas y otras preguntas.
Última actualización: 22 de junio de 2022
Entrar en pánico ante un examen, una entrevista de trabajo o siendo víctima de un robo no son posibilidades remotas si tenemos en cuenta la actividad de nuestro sistema cognitivo. La ansiedad es un mecanismo de defensa natural y universal que suele permitirnos reaccionar de forma adaptativa cuando percibimos una amenaza que compromete nuestra integridad. La angustia paralizante, sin embargo, pierde esta útil función.
El propósito de la ansiedad es movilizar el cuerpo y mantenerlo alerta para funcionar de manera funcional. De forma muy sencilla, Aaron Beck, el referente de la psicología cognitiva, la describe como una reacción de miedo. Pero ¿Qué sucede cuando supera ciertos límites?
En este caso, puede dejar de realizar su función adaptativa y tener efectos disfuncionales en el cuerpo y la mente. L'la ansiedad puede paralizar físicamente, cognitivamente y emocionalmente si se prueba a niveles altos.
Cuando la ansiedad bloquea
El bloqueo mental es uno de los síntomas más frecuentes de ansiedad excesiva y puede manifestarse en los más variados contextos: en el trabajo, en la universidad, con amigos e incluso durante una cita. Es frustrante notar que la mente se ha quedado vacía y que somos incapaces de pensar, hablar o actuar como de costumbre.
Los pensamientos intrusivos suelen aparecer en estos momentos y complican todo. “¿Qué me pasa?”, “Se me ha olvidado todo lo que he estudiado, soy un desastre”, “No me puedo concentrar”. Estos alimentan y aumentan la ansiedad, haciéndonos sentir que estamos en un callejón sin salida, incapaces de encontrar soluciones al problema.
En estos casos, nos sentimos incapaces de pensar con claridad, organizar pensamientos, sacar conclusiones o tomar decisiones. A su vez, el bloqueo mental puede ir acompañado de síntomas y sensaciones corporales, como la sensación de estar inmovilizado.
La ansiedad adaptativa te predispone a actuar rápidamente para alejarte del peligro. Sin embargo, cuando estamos paralizados, no podemos hablar en público, tenemos dificultad para adquirir y memorizar nueva información o no podemos escapar si un animal nos persigue. Es en estos contextos que, lamentablemente, las soluciones al problema no se revelan.
Cómo lidiar con la ansiedad paralizante
Es desagradable sentirse atascado: la falta de una sensación de control puede ser muy frustrante. Además, suele afectar negativamente a los diferentes ámbitos de la vida, desde los estudios y el trabajo hasta los seres queridos.
Cuando esta sensación se presenta con frecuencia, el cuerpo y la mente intentan enviarnos un mensaje: vale la pena escucharlo. Quiere advertirnos que vamos demasiado rápido, que no estamos haciendo lo que realmente queremos, que sentimos una presión intensa sobre nosotros y que es hora de empezar a tomar acción y tomar decisiones en base a lo que queremos y necesitamos.
En este sentido, puede ser útil hacerse las siguientes preguntas: ¿Qué actividades no quiero realizar? ¿En qué momento dejé de sentirme auténtico? ¿De qué necesidades necesito liberarme? ¿Qué emociones no me permito expresar? ¿Estoy viviendo como me gustaría? ¿Qué aspectos de mi vida me gustaría cambiar?
Una vez que averigüemos qué quiere decirnos la ansiedad y hagamos los cambios necesarios, podremos contrarrestarla. Puedes aprender a manejar la ansiedad con dedicación, paciencia y apoyo profesional y especializado.
Tratamiento específico para la ansiedad paralizante
La terapia de aceptación y compromiso se considera una de las mejores opciones para hacer frente a este problema. Ayuda a identificar y superar los bloqueos causados por la ansiedad al aceptar las emociones sin resistirlas. En definitiva, se trata de adquirir herramientas para afrontar la ansiedad y mejorar el bienestar.
Además del tratamiento psicológico, es posible adquirir algunos hábitos como conectar con la respiración, practicar mindfulness, yoga o deporte, hacer pausas, mantener una dieta saludable e identificar pensamientos y emociones.