¿Alguna vez has sentido que hasta la más simple de las tareas te cuesta un esfuerzo inmenso? ¿Por qué te sientes apático, triste o reacio? En este artículo responderemos a esta y otras preguntas relacionadas con la falta de energía.
Escrito y verificado por el psicólogo. ObtenerCrecimientoPersonal.
Última actualización: 15 2021 noviembre
Sentirse desanimado, sin ganas ni fuerzas para trabajar hacia las metas establecidas. Hay muchas personas que viven su día a día sintiendo que tienen nubes negras en su interior. Un poco como un cielo de emociones en el que nunca se pone el sol y en el que se mueven nubes amenazadoras.
¿Es apatía, desánimo, o estamos a punto de caer en el abismo de un trastorno psicológico? Ciertamente cada realidad es un mundo en sí misma; cada mente está habitada por su propio paisaje y no es fácil llegar a una conclusión que sea útil para todos.
El malestar es como un gusano que, poco a poco, va consumiendo nuestro bienestar. Además, no es un estado emocional que aparece de la noche a la mañana.
La desgana y la baja motivación surgen poco a poco; al principio tímidamente y luego, en cambio, incisivamente. Hasta que la conciencia de no aguantes más, de no tener una razón o una motivación.
No podemos descuidar esta situación ni posponerla; por eso es fundamental averiguar de qué depende y actuar en consecuencia.
A veces tengo la terrible sensación de que el tiempo pasa sin que yo haga nada, sin que algo suceda y sin que algo me mueva muy adentro.
-Mario Benedetti-
¿Se siente desanimado y qué hacer al respecto?
Cuando me siento desanimado, no me gusto a mí mismo; sentirme así me desgasta porque no encuentro ganas de hacer nada y me hace perder la esperanza”. Seamos realistas, la mayoría de nosotros nos encontramos en esta encrucijada. Lo curioso es que cuando nos sentimos mal, tendemos a juzgarnos a nosotros mismos con más dureza.
A nadie le gusta sentirse poco dispuesto a hacer algo y con una mínima motivación. Sin embargo, en lugar de criticarnos o intentar a toda costa trastornar este estado psicofísico y emocional, es mejor saber por qué sucede.
Tratarnos con autocompasión es cada vez más productivo frente al clásico diálogo interior que menosprecia y juzga.
Homeostasis del estado de ánimo y periodos de crisis
Hace unos años la Universidad de Oxford y el Warneford Hospital realizaron un estudio de investigación con el fin de conocer en qué medida el malestar conduce a los trastornos depresivos.
Cuando una persona dice "Me siento desanimado", tendemos a preguntarle si tiene depresión.
Un aspecto que debemos tener en cuenta es que los homeostatos del estado de ánimo tienden a fluctuar y son absolutamente normales. No siempre nos sentimos al 100%, la motivación es un aspecto inestable y el deseo, como la felicidad, va y viene.
Sentirse desanimado, triste y desmotivado no siempre significa sufrir depresión. Asi que, es normal y bastante común experimentar periodos de desesperación, sobre todo si el contexto que nos rodea está definido por los cambios y la incertidumbre.
Que hacer
Uno de los objetivos del desánimo es hacer que nos detengamos y pensemos. Esta falta de energía y motivación puede ser orquestada por dimensiones que requieren reflexión.
Quizás ha llegado el momento de hacer cambios, de pensar si debemos dejar de lado algunos aspectos -como proyectos o errores cometidos- y emprender nuevos caminos.
A veces aparece el desánimo cuando alimentamos la mente con nuevas ideas.
Sentirse desanimado: considere las causas orgánicas
Sentirse sin energía, sin ilusión ni motivación puede deberse a aspectos que atañen a la salud y que quizás hemos descuidado. Pues bien, detrás de estos estados emocionales se suelen esconder las siguientes causas:
- Anemia.
- Sistema inmunológico frágil y defensas bajas.
- Falta de nutrición, que puede causar molestias y falta de energía.
- El insomnio, como cualquier otro trastorno del sueño, puede dar lugar a estos estados.
- Enfermedad de tiroides.
- Posible etapa temprana de demencia. Este aspecto debe ser considerado en el grupo de mayor edad. Uno de los síntomas neuropsiquiátricos de la enfermedad de Alzheimer es la desmotivación, además de los cambios de humor.
- Alteraciones neurológicas, como cambios en el sistema límbico o en la conexión de la corteza frontal con los ganglios basales.
Que hacer
Cuando las molestias duran varios días o semanas, es recomendable consultar a su médico de familia. Una vez descartados los factores orgánicos, es el momento de contactar con el psicólogo.
Falta de motivación y causas.
La falta de motivación tiene muchas facetas, es variada y compleja. Tampoco aparece de la noche a la mañana o sin motivo (aunque a veces no podemos precisar las causas).
Siempre hay una causa subyacente, situaciones que nos han hecho tomar este rumbo emocional que conduce a la desmotivación, el cansancio y la apatía. Por eso es interesante saber que existen aspectos potencialmente desmotivadores:
- Desmotivación laboral: cuando uno de nuestros proyectos y nuestros sueños profesionales no están en sintonía con el trabajo que realizamos día a día.
- Falta de motivación relacional. y afectivo. Este ámbito incluye la relación con nuestra pareja, pero también la que tenemos con nuestros seres queridos, familiares y amigos. A veces sentimos que las cosas no van bien y no sabemos cómo actuar.
- Falta de motivación existencial.. Las crisis existenciales se esconden muy a menudo detrás de quienes dicen todos los días frases como “me siento desmotivado”. Son momentos en los que sentimos que la vida pierde sentido, en los que no vemos un propósito, un sentido o su importancia. Estas son situaciones realmente difíciles porque pueden conducir a la depresión.
Cuando la falta de motivación y el desánimo se convierten en nuestros compañeros de viaje, el consejo es consultar a un profesional. La mente a la deriva se mueve gradualmente hacia el aislamiento.
La persona deja de sentir placer, el trabajo se convierte en una fuente de estrés intenso y puede sentirse sin energía hasta para las tareas más sencillas.
Además, es importante empezar a replantear objetivos, trabajando las emociones, los pensamientos, la autoestima y los valores. Algunos enfoques pueden ser muy útiles, como la terapia de aceptación y compromiso.