Desatar los nudos emocionales

Desatar los nudos emocionales

En ocasiones el peso de las experiencias adversas cristaliza en nuestro interior en forma de “nudos” emocionales, estados que bloquean nuestro bienestar y nuestro potencial humano ¿Cómo actuar en estos casos?

Desatar los nudos emocionales

Última actualización: 08 de junio de 2022

Muchos llevamos el peso de situaciones pendientes que hieren, ralentizan y distorsionan la realidad. Todo se ve con más tonos grises, desánimo e incluso la mente tiene dificultad para pensar con claridad y tomar decisiones. En estos casos es fundamental desatar los nudos emocionales.



Es bastante difícil manejar el propio universo psicológico. Traducir en palabras lo que sentimos significa dar espacio y presencia a lo que nos sucede. Sin embargo, muchas veces optamos por reprimir o evitar cualquier emoción que sentimos, sobre todo si tiene un valor negativo. Las decepciones, los miedos, la tristeza y la angustia quedan relegados a un "cajón de desastres" en lo más profundo de la mente.

De igual forma, hoy aparece un fenómeno cada vez más frecuente. Cuando la vida duele, preferimos distraernos, escapar de la realidad. Esta estrategia inmadura refuerza los bloqueos o nudos emocionales.

Hoy en día los teléfonos móviles, las redes sociales y todo lo que nos ofrecen las nuevas tecnologías están llenos de estímulos que nos permiten huir momentáneamente de lo que nos preocupa.

Las emociones ignoradas tienen repercusiones físicas y mentales. Debemos actuar con estrategias adecuadas para comprender, regular y canalizar cada sensación, sentimiento y experiencia.

 No quiero estar a merced de mis emociones. Quiero usarlos, disfrutarlos y dominarlos.

-Oscar Wilde-

Podemos desatar nuestros nudos emocionales, permitiéndonos primero sentir todos los estados que hay dentro de nosotros.

Cómo desatar los nudos emocionales

Por nudos emocionales entendemos el conjunto de sentimientos y sensaciones psicofisiológicas no reguladas que permanecen dentro de nosotros. Se deben a una o más experiencias adversas no abordadas.



La analogía del nudo no es accidental. Lo que no se gestiona dificulta y bloquea el bienestar. En nuestro interior sentimos un bloqueo que afecta emocional, cognitiva y conductualmente.

Allo stesso modo, es común continuar con esta realidad psicológica durante años e incluso décadas. Las consecuencias de una ruptura, por ejemplo, pueden acompañarnos durante la mitad de nuestra vida.

Lo mismo ocurre con las expectativas frustradas, las decepciones, los errores o los desacuerdos con los seres queridos pueden albergarse en un rincón de la mente para destilar un sufrimiento constante pero silencioso.

Por lo general, estos malestares tienen su origen en el pasado. Se vuelven nudos porque en lugar de lidiar con las emociones, las reprimimos y volvemos la mirada a otra parte. Damos por hecho que el tiempo cura y hasta borra lo que nos duele. Sin embargo, un estudio de la Universidad Nacional Abierta Indira Gandhi de India aclara un detalle.

La represión emocional tiene un grave impacto en la salud y muy a menudo provoca depresión. ¿Qué podemos hacer entonces para deshacer los nudos emocionales?

"No se puede desatar un nudo sin saber cómo se ata".

-Aristóteles-

Observa, prueba y reconoce

No somos nuestras emociones. No somos la tristeza, el dolor o la ira que sentimos. Somos las personas que contienen esos estados emocionales y podemos regularlos. Para usar un símil: somos la botella que contiene una bebida hecha con muchos ingredientes. Lo ideal es entender qué ingredientes componen este "líquido".


Para ello, es necesario no huir de lo que duele y sintonizarnos con lo que transmite el cuerpo y la mente. Démosle presencia a cada sentimiento y llamémoslo por su nombre.

"Aquí está el odio, la frustración, la ira, la ansiedad, la tristeza, etc." Recuerda que las emociones ofrecen información sobre lo que nos está pasando y son la clave para desatar nudos emocionales.


Validar y desahogar: todas las emociones están permitidas

Hemos abierto la botella de nuestras emociones y las tenemos frente a nosotros. El sentimiento no es cómodo, es verdad, no es fácil abrir las heridas de ayer y ver de qué están hechas.

Sin embargo, tienes que aceptar cada emoción y permitirte sentirla. Están ahí por algo, no los reprimamos, no busquemos vías de escape para disfrazar el sufrimiento. Aceptémoslos y no tengamos miedo de expresarlos y desahogarnos. 

Todo lo que sentimos es lícito, no nos juzguemos por haber sentido tanta tristeza, por haber sentido rabia, miedo o desilusión.

Procesa, acepta e integra esa parte de tu historia

Los nudos emocionales son el lastre de historias mal resueltas. Secuelas que preferimos olvidar o alejar de la mente y que, sin embargo, quedaron ahí, latentes para alterar tu bienestar.


Ha llegado el momento de integrar esas experiencias en la narrativa de nuestra vida, pero reinterpretarlas de otra manera. Una forma más sana, valiente y resistente.

Háblate a ti mismo con compasión, cariño y amor y dale otro significado a esas experiencias. Nos hicieron sufrir, es cierto, pero ya no somos las mismas personas de ayer, pero capaz de superar el pasado y caminar valientemente hacia el presente.

Toda experiencia adversa forma parte de nuestra historia y, como tal, debemos aceptarla e integrarla junto con todas las emociones que de ella se derivan.

Alimentando pensamientos más saludables para desatar nudos emocionales

La mente está habitada por sesgos cognitivos que intensifican los nudos emocionales. Decirnos frases como “tengo que ser valiente y pasar página”, “tengo que seguir olvidando todo lo que pasó”, “tengo que ser fuerte y dejar de bromear” solo aumenta el sufrimiento.


Usar un pensamiento más saludable significa hablar con respeto el uno al otro sin invalidar lo que está sintiendo. Nadie es débil o imperfecto porque ha aceptado sentirse herido. Tampoco por permitirte ser vulnerable y desahogar lo que te genera ira o frustración.

La auténtica inteligencia consiste en dar presencia a cada emoción, en comprender su mensaje, no dejarnos llevar por él y regularlo.

Pensamos y razonamos de forma sana para que todo nudo emocional pierda fuerza. No seas tu peor enemigo, háblate a ti mismo como hablarías con las personas que amas y respetas. La sanación es un viaje de altibajos donde solo nosotros somos nuestros mejores aliados.

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