El perfeccionismo es uno de esos rasgos que se ven con aprobación, incluso podríamos decir con admiración. Sin embargo, muy a menudo, las personas que la encarnan no están precisamente orgullosas de ella, ya que en ocasiones se sienten esclavizadas por su propia ansiedad, acabando por cometer errores u olvidos.
Última actualización: 12 de junio de 2020
El perfeccionismo en el lugar de trabajo a menudo se considera una virtud. De hecho, muchas personas mencionan esta habilidad durante una entrevista de trabajo. Sin embargo, buscar el control de cada pequeño detalle y perfección podría considerarse, por el contrario, un defecto.
Cuando una persona perfeccionista se pone manos a la obra, es posible notar cómo esta habilidad tiene más aspectos negativos que positivos. Por ejemplo, a menudo no cumplirá con los plazos.
El artículo Los adictos al trabajo sufren cuatro trastornos psiquiátricos aborda el tema del perfeccionismo como una dependencia psicológica que define que “El miedo al fracaso requiere un control extremo, un alto nivel de compromiso y una intolerancia a los errores”. Por eso, hoy descubriremos qué significa realmente ser una persona perfeccionista.
El perfeccionismo en el lugar de trabajo causa problemas de salud
Un aspecto importante de los trabajadores perfeccionistas es que acaban padeciendo problemas de salud. Entre ellos se encuentran la ansiedad y el estrés frecuentes, pero existen otros:
- Dificultad para delegar en el lugar de trabajo. Esto se traduce en una mayor carga de responsabilidad que se traduce en más horas para poder realizar sus tareas.
- Incapacidad para resolver problemas de manera más efectiva, debido a la falta de claridad causada por una carga de trabajo excesiva.
- Mayores esfuerzos para relacionarse con los demás., ya que el trabajo ocupa el 100% del tiempo de la persona perfeccionista, lo que reduce sus habilidades sociales.
- Intolerancia a los errores, ya que la persona repasa cada detalle varias veces para que todo quede perfecto (aunque sea imposible).
Estos son algunos de los problemas que pueden surgir con el perfeccionismo. La sobrecarga de trabajo, la incapacidad para delegar y no tener tiempo para relacionarse con otras personas son algunas de las razones por las que puede surgir estrés y ansiedad.
A estas emociones hay que sumar la dificultad de disfrutar del tiempo libre, ya que el trabajo siempre ocupa la mente de estos individuos. Siguiendo esto, pueden sentirse impacientes, irritables e incluso manifestando una visible falta de atención a las propias necesidades, como indica nuestro artículo sobre la adicción al trabajo.
Las personas perfeccionistas duermen menos, se olvidan de hacer ejercicio y hasta cuidan su alimentación.
Depresión provocada por un control excesivo
Como se argumenta en varios artículos sobre la personalidad perfeccionista y la depresión, el perfeccionismo extremo puede dar lugar a indecisión o patrones de comportamiento demasiado rígidos y control excesivo, que podría promover o conducir a la depresión.
Aunque el perfeccionismo en el trabajo se asocia a personas con metas ambiciosas, caracterizadas por el afán de superación, trabajadores a los que no les importa trabajar horas extras, cuando llega la hora de la verdad, descubrimos comportamientos nocivos.
La intolerancia a los errores puede causar problemas de autoestima y, al mismo tiempo, una alta exigencia puede conducir a la depresión.
No tolerar el error genera frustración. Los perfeccionistas también tienden a buscar la aprobación de los demás y la opinión sobre los resultados es siempre subjetiva. Tomemos un ejemplo.
Imaginemos a una persona experta en la fabricación y montaje de puertas de madera. Lleva muchos años haciendo esto, es perfeccionista, se centra en cada detalle y no está en la fecha prevista de entrega porque quiere asegurarse de que la puerta quede perfecta. Puede ocurrir que a un cliente no le guste el resultado. Entonces, todas esas afirmaciones sobre sí mismo fortalecerán en gran medida el sentido de inadecuación.
¿Puedes dejar de ser un perfeccionista?
Quizás hemos llegado al punto más importante y es saber si es posible mitigar el perfeccionismo en el lugar de trabajo, para minimizar las consecuencias. Lo cierto es que es posible; la cuestión es que hay que buscar ayuda y, sobre todo, ser conscientes de que es un problema, un límite.
Cuando una persona es perfeccionista y sufre las consecuencias, el primer paso es buscar la ayuda de un profesional. Este último se encargará de planificar la mejor intervención, la misma que en muchos casos se centrará en los problemas de autoestima que pueden alimentar esta “obsesión”. Una persona que quiere tener el control y que busca la perfección suele tener una autoestima muy baja.
Al mismo tiempo, al perfeccionista se le pueden dar herramientas para relajarse, bajando así los niveles de gasto energético y de ansiedad en aquellos contextos donde estos rasgos son más manifiestos. Con paciencia y mucho esfuerzo, una persona perfeccionista puede no sufrir más las consecuencias de esta actitud. ¿Crees que eres adicto al perfeccionismo? Si es así, ¿qué problemas te ha causado?
El perfeccionista sufre cada vez que comete un error.
-Anónimo-