Los sueños siempre han fascinado a hombres de diferentes épocas y culturas, que han tratado de darles las interpretaciones más diversas y singulares. Los primeros intentos de explicar el sueño se remontan al año 3000 a. C., cuando la gente creía que los sueños eran experiencias que el alma vivía fuera del cuerpo. La persona dormida podía conectarse con un mundo de espíritus y fantasmas que le ofrecían información premonitoria. En el Oriente primitivo podemos distinguir las interpretaciones que se daban a los sueños de los faraones, que normalmente indicaban el destino que recaía sobre las personas controladas por ellos. En la antigua Grecia, los sueños predijeron enfermedades mortales. Estas ideas existen actualmente en algunos grupos étnicos. En Oceanía, entre los Melpa, los sueños cotidianos se interpretan regularmente y aunque a cada contenido diferente se le atribuya un significado, muchas veces las interpretaciones no son directas sino que están sujetas a la creatividad y al buen juicio del intérprete. Lo mismo ocurre entre los Zinacantán, una pequeña comunidad maya entre la que rigen dos reglas interpretativas básicas: 1. Los sueños son metáforas de eventos futuros. 2. Las imágenes de los sueños se materializarán en la realidad pero al revés. En la tribu de los Kogi in Colombia el análisis de los sueños es parte de la vida cotidiana; cada habitante es capaz de comprender el significado de sus sueños aunque exista una especie de “sacerdote” que se consulta cuando los sueños se confunden. Obviamente hay un simbolismo muy específico para cada tipo de sueño, así, soñar con nieve significa que la persona morirá cuando sea vieja mientras que carga paja significa que pasará hambre. En otra tribu colombiana, el Emberá, los curanderos (chamanes curadores) utilizan los sueños para conocer las causas de las enfermedades de los afectados. En Biblia por Génesis al Nuevo Testamento más de mil referencias a sueños y visiones se encuentran. Tanto en el viejo como en Nuevo Testamento son referencias a sueños premonitorios. sin embargo, el Concilio de Trento en el siglo VI d.C. prohibió las creencias relacionadas con lo onírico, juzgándolas pecaminosas. Así, durante varios siglos el mundo judeocristiano se vio privado del derecho a expresar libremente sus opiniones con respecto a las imágenes vistas en los sueños. La única excepción, los sueños contados por santos y mártires. En los países musulmanes, la lectura de sueños estaba muy extendida desde Corán. Era una creencia que se unía a las profecías del Talmud ya las antiguas tradiciones griegas y fue el único aceptado por esta creencia religiosa. Mahoma y sus discípulos aseguraron que los sueños proféticos son una revelación directa de Alá. Así, cuando la cultura árabe alcanzó su máximo esplendor entre los siglos VIII y XIII; los intérpretes de sueños adquirieron la misma categoría de profetas. Había miles de profetas-intérpretes de sueños, aunque el más conocido hasta el día de hoy era Ibn Sirin. La fe en el mensaje transmitido a través de los sueños significaba que la lectura de los sueños se consideraba una verdadera ciencia natural. Para los adeptos de este arte-ciencia había un ángel de ensueño llamado "Sadigun" y que era una deidad maligna, “Hará”, ella que envió malos sueños. La creencia popular sostenía que el sueño provenía de dos fuentes: una negativa y otra positiva. Además, en elislamA los sueños se les atribuía una importancia que dependía de la hora en que ocurrían. Muhammad explica que los sueños más importantes se generan al amanecer. Por otro lado, en el budismo tibetano los sueños se clasifican por Yoga de los sueños, quien enseña a través de su práctica a permanecer despierto durante el tiempo en que se está soñando y hacer en el sueño lo que nos gustaría hacer en el estado de vigilia, esto llevaría a vivir y amar de una manera más intensa. En términos científicos podríamos decir que es una forma de entrenamiento para dominar los sueños lúcidos. En esta creencia, los sueños se consideran otra realidad tan válida como el estado de vigilia en sí, y a través de diferentes enseñanzas y prácticas el adepto aprenderá a reconocer y dominar la nueva realidad. Además, para el budismo tibetano hay tres tipos de sueños: sueños ordinarios, sueños claros y sueños con luz blanca. En los dos primeros la persona puede permanecer lúcida. En sueños claros, hay una mayor conciencia de lo que uno estaría soñando y todos los detalles se recuerdan con mayor claridad. Los sueños claros se consideran más auténticos que los sueños. "Samsarici", serían el equivalente de los sueños simbólicos en Psicología. Del mismo modo, en los sueños de luz blanca no existe una definición del contenido del sueño en sí, y mucho menos un yo o "ego" en contraposición al contenido. Así, soñando en este estado de luz blanca no habría conflictos ni problemas. Cabe mencionar que los médicos tibetanos todavía utilizan los sueños como método de diagnóstico para las más diversas enfermedades. En la cultura occidental moderna el significado olvidado de los sueños fue redimido por el psicoanálisis e incluso si hoy en día proliferan los sitios web que venden análisis de sueños como parte del aprendizaje de las ciencias ocultas, es seguro que la interpretación de los sueños está siempre al alcance de todos. mínima preparación en este campo tan fascinante, que nos revela sus misterios todos los días.