La felicidad viene y va. La importancia de la inteligencia emocional radica en la capacidad de brindarnos las herramientas para afrontar los momentos difíciles y los de calma. Porque es fundamental sentirse bien con uno mismo. Descubra cómo hacerlo.
Escrito y verificado por el psicólogo. ObtenerCrecimientoPersonal.
Última actualización: 15 2021 noviembre
La inteligencia emocional no nos hará más felices, no evitará que la adversidad toque a nuestra puerta o que las dificultades desaparezcan. Aunque nos intenten vender la idea de que a través de esta habilidad es posible lograr el éxito profesional y personal, así como construir la vida que deseas, no es así. Sin embargo, podemos usar nuestra inteligencia emocional para vivir mejor.
Daniel Goleman lo dejó claro en los años 90 en su famoso libro Inteligencia Emocional: esta área tiene un único fin, que es aplicar la inteligencia en el ámbito emocional. El secreto, por tanto, + es desarrollar una competencia para mejorar la convivencia con los demás y aprender a gestionar el propio comportamiento según nuestras necesidades.
Esta es la utilidad y la magia de la inteligencia emocional. En nuestra vida cotidiana no debemos aspirar a la felicidad absoluta, a un estado de alegría y satisfacción permanentes. La vida es demasiado compleja, incierta y cambiante para que ese estado permanezca sin cambios.
Más bien, debemos aspirar a sentirnos bien con nosotros mismos, a ser conscientes de que disponemos de recursos psicológicos para gestionar las dificultades. En otras palabras, debemos utilizar la inteligencia emocional para vivir mejor.
Comprender también que las relaciones humanas son complicadas y que, en ocasiones, provocan sufrimiento. Pero la inteligencia emocional te permite manejar mejor estas situaciones y evitar quedarse atascado, facilitando así una mejor convivencia.
La inteligencia emocional nos hace más competentes
La falta de inteligencia emocional es bastante común.. Se puede encontrar en aquellas personas que son incapaces de escuchar, respetar y expresar sus necesidades e ideas con claridad y sin agredir. También lo observamos en el trabajo, con gerentes que no se preocupan por el clima emocional de sus empleados y que imponen un liderazgo agresivo.
Esta carencia también se aprecia en aquellos padres que no saben educar a sus hijos en esta competencia. Despiden las emociones de sus hijos con el clásico “no llores, no hagas esto por una tontería” o “eres genial para hacer un berrinche”.
Educar en inteligencia emocional significa reconocer que detrás de cada comportamiento hay una emoción. Por tanto, es deber de los padres fomentar la madurez emocional y la autoconciencia desde edades tempranas.
La falta de inteligencia emocional sigue siendo generalizada y, aunque ya se aprecian cambios a nivel escolar y en la educación en general, aún queda mucho por hacer, corregir y promover. Para ello, conviene también aclarar algunos aspectos.
No es un regalo, sino una cualidad para trabajar
La inteligencia emocional no nos hará más felices, no nos hará los mejores ni los líderes absolutos en el trabajo de nuestros sueños. No es un regalo que nos pueda catapultar directamente al éxito. Más bien, es una cualidad que nos ayuda a sentar las bases para una vida más plena.
Comprender, utilizar, regular y gestionar nuestras emociones nos permite, por ejemplo, lidiar con el estrés de una mejor manera.
Manejar las emociones, entender su mensaje y usar la empatía para comprender a los demás hace que nuestras relaciones sean más armoniosas y nos permite sentirnos más seguros en las interacciones.
Todas estas son cualidades de vida, herramientas para el bienestar y recursos para enfrentar la adversidad. Después de todo, la felicidad viene y va. Lo que realmente necesitamos son herramientas para movernos con agilidad en tiempos difíciles y recursos para aprovechar al máximo los días tranquilos.
Todo ello nos permitirá sentirnos realizados y satisfechos con nosotros mismos, en cualquier circunstancia, sencilla o complicada.
Inteligencia emocional para vivir mejor contigo mismo
Inteligencia emocional nos puede proporcionar los nutrientes psicológicos para alcanzar la felicidad. Así lo demuestra un interesante estudio realizado en 2007 en la Universidad de Oxford por el Dr. Alex Furnham. Según esta publicación, las personas están más satisfechas consigo mismas cuando desarrollan suficiente inteligencia emocional.
Pero también hay otro aspecto a considerar, a saber, que la felicidad es una dimensión multidimensional. Integra aspectos como las relaciones afectivas y sociales, el logro de ciertas metas, vivir de acuerdo a los valores propios, vivir un día a día en el que no haya miedo ni ansiedad y uno se sienta realizado, entre otros.
La inteligencia emocional no es la respuesta a todo, pero nutre y ayuda a satisfacer muchos de estos aspectos. Esta cualidad, sin embargo, no impedirá que suframos pérdidas, decepciones, fracasos… La infelicidad también forma parte de la vida y debemos aceptarla con la conciencia de que no es permanente.
La inteligencia emocional puede ayudarnos a gestionar estos estados para llegar a la fase de aceptación, ese ciclo en el que, aunque la felicidad no es absoluta, todo duele menos y nos lanzamos a nuevas oportunidades. Este es el secreto.