Hay momentos en que la vida duele y las emociones nos tienen como rehenes. Necesitamos desatar un nudo de miedo, ansiedad y preocupación, pero… ¿con quién es mejor hacerlo?
Escrito y verificado por el psicólogo. ObtenerCrecimientoPersonal.
Última actualización: 19 de febrero de 2022
Todos hemos sentido la necesidad de hablar con alguien en algún momento de nuestra vida. Son situaciones en las que nos sentimos abrumados, momentos al límite en los que las emociones se enredan y nublan la mente, alteran las perspectivas e incluso dificultan la respiración. Miedo, ansiedad, tristeza… ¿por dónde empezar?
Cuando nos sentimos así, es de vital importancia entender con quién desentrañar nuestros pensamientos o emociones. Porque la verdad es que no con todo el mundo conseguimos el mismo resultado, porque no todo el mundo está dispuesto a escucharnos.
A veces incluso dejamos de buscar el apoyo de una persona cercana a nosotros: una pareja, un amigo, un familiar... Basta una palabra fuera de lugar o un consejo innecesario para empeorar la situación o un estado de ánimo ya puesto a prueba.
Desahogarse, revelar algo que nos pertenece, buscar apoyo… no todas las personas son idóneas o capaces de ayudar en una tarea de este tipo. Porque, en realidad, lo que buscamos es algo más que hablar o comunicarnos. Quisiéramos un "espejo" donde mirarnos sin sentirnos juzgados.
Nos gustaría una persona como refugio en quien podamos confiar o que pueda aliviarnos de nuestra angustia. Necesitamos una persona taumatúrgica, que sane con los ojos y con su proximidad.
Necesito hablar con alguien: ¿por qué, con quién y cómo?
Nada define mejor al ser humano que su capacidad para comunicarse. Si todos, para bien o para mal, usamos las habilidades lingüísticas de manera efectiva, no se puede decir lo mismo de la comunicación emocional. En este sentido, es común que surjan dificultades. Luchamos, somos reacios pero, sobre todo, no hemos sido educados para hablar de lo que nos duele y nos preocupa.
Un estudio realizado en la Universidad de Purdue en Estados Unidos por Brant R. Burleson aclara la importancia del apoyo emocional en las relaciones cercanas. Sin embargo, es importante señalar que esto no siempre es sinónimo de poder hablar francamente con una persona.
Podemos, por ejemplo, contar con la cercanía y el apoyo de nuestra pareja o de nuestra madre, pero sentimos la necesidad de hablar con alguien, estas figuras pueden no ser las más adecuadas. Tal vez nos han pasado cosas que no queremos que sepan o simplemente por qué aunque nos aman, no son las personas más indicadas.
Porque sentimos la necesidad de hablar con alguien cuando pasamos por un mal momento
Cuando nos pasa algo negativo, cuando nos sentimos al límite de nuestros recursos, abrumados, estresados, preocupados… Los humanos necesitamos, a veces, tirar lo que llevamos dentro. Un gesto simple pero poderoso como hablar y comunicar emociones y emociones siempre es un ganador. Por muchas razones:
- Sentimos que estamos "haciendo algo". Hablar es un mecanismo activo, por lo tanto es un gesto constructivo y saludable. Es un intercambio y todos los intercambios son positivos.
- Cuando hablamos con alguien no solo estamos ofreciendo información y transmitiendo nuestros sentimientos. Comunicarse con los demás también significa escucharnos. Es un ejercicio que actúa como un espejo y nos permite descubrir algo más sobre nosotros mismos.
- Expresar pensamientos, sentimientos y emociones en voz alta nos ayuda a comprender que, en cierto modo, la situación no es tan mala como pensamos. El silencio nos aprisiona y profundiza nuestro malestar. Hablar libera tensión y nos permite ver la situación con más claridad.
¿Con quién hacerlo?
Cuando sentimos la necesidad de hablar con alguien, no todos son adecuados. Este es un principio que debemos tener claro. A veces no importa cuánto nos ame una persona, es posible que no esté a la altura, por varias razones..
- Cuando confiamos nuestras preocupaciones o una situación que nos duele, necesitamos una persona que sepa respetar nuestra privacidad. Lo último que queremos es que nuestras palabras lleguen a oídos de terceros.
- Buscamos a alguien que sepa escuchar y que esté presente. Nada mas. No queremos que nos dé su opinión, que refute lo que decimos o que nos diga qué haría él en nuestra situación.
- Esta persona no debe hacernos sentir juzgados, no debe cuestionar ni criticar lo que decimos. Si esto sucede, incluso podríamos volvernos malos.
- Debe poseer los rasgos que facilitan la comunicación emocional: empatía, cercanía, escucha activa, sensibilidad, humanidad…
En algunos casos, un amigo puede estar bien; en otros momentos, sin embargo, la persona más indicada es el psicólogo. El profesional no solo posee las características enumeradas, sino que también cuenta con las herramientas necesarias para hacer frente a nuestro problema.
Necesito hablar con alguien: ¿por dónde empiezo?
“Cuando necesito hablar con alguien, no siempre sé por dónde empezar. Mi cabeza es un torbellino de sensaciones, pensamientos y emociones. Además me siento agotado. Es ese cansancio de larga data que me ha dejado la mente hecha un lío… Entonces, no sé por dónde empezar”.
Estos son los sentimientos más comunes de aquellos que se acercan a la psicoterapia por primera vez o que simplemente quieren confiar en un ser querido. En ambos casos, puede ser útil tener en cuenta algunas estrategias simples:
- Explícale a la persona que tienes delante cómo te sientes en el momento presente, en tu "aquí y ahora". Libera lo que te viene a la mente y lo que sientes por dentro
- No te avergüences si se te quiebra la voz o si aparecen lágrimas, déjalas fluir. Habla sin miedo, siéntete seguro: expresar emociones es saludable y necesario. Te sentirás mejor.
- Explique cuánto tiempo se ha estado sintiendo de esta manera.
- Trate de rastrearlo y hablar de ello. Acláralo.
- Se honesto. Recurrir a medias verdades u omitir ciertos aspectos no ayuda. Si necesitas hablar con alguien, por eso ha llegado el momento de soltar lo que llevas dentro. Suelta cualquier barrera.
- Trate siempre de usar la palabra "yo". Te permite canalizar emociones (siento, temo, creo…).
- Mira a tu interlocutor a los ojos. Su cercanía y calidez te guiarán con cariño para que hables con libertad.
En resumen ...
Todo el mundo puede pasar por un momento en el que necesita hablar con alguien. Elegimos cuidadosamente a quién confiar nuestros pensamientos. No olvidemos, al mismo tiempo, que en estas circunstancias la persona más indicada podría ser un psicólogo.