Llorar de alegría, sonreír de tristeza, reír de nerviosismo. ¿Sabes a qué se deben estas curiosas y, en cierto modo, inesperadas reacciones? Lo descubrimos en este artículo.
Última actualización: 30 de mayo de 2020
El llanto generalmente se asocia con sentimientos de pérdida, tristeza, depresión o melancolía. Necesitamos lágrimas para exteriorizar nuestras emociones negativas como el sufrimiento, la frustración o la angustia. Sin embargo, también hay situaciones en las que llorar de alegría, la felicidad, el entusiasmo o el alivio no está mal. Todas las emociones, estas últimas, de carácter positivo.
Pero, ¿cómo es posible esta contradicción? ¿Cómo se puede asociar una expresión típicamente negativa con estados de ánimo positivos? En este artículo descubrimos por qué es bueno llorar de alegría y por qué sucede.
emociones cruzadas
Lloramos cuando nos dan una buena noticia que llevamos mucho tiempo esperando, cuando alguien nos revela sus sentimientos o cuando nos coge por sorpresa. Son varias las ocasiones en las que una emoción positiva nos lleva a reaccionar de forma tan aparentemente contradictoria.
Una contradicción, en todo caso, que no concierne única y exclusivamente al llanto. Podemos sentir el deseo de pellizcar las mejillas de un niño que despierta ternura o de morder (suavemente) a la persona que amamos. Pero todo sucede también al revés; a veces, ante una profunda tristeza, sin darnos cuenta producimos una sonrisa o una risa nerviosa.
Son reacciones automáticas sin lógica aparente. Sin embargo, la asociación entre emociones positivas y expresiones negativas (y viceversa) cumple una función muy importante.
Llorar de alegría. ¿Por qué lo hacemos?
Restaurar saldo
Oriana Aragón, psicóloga de la Universidad de Yale, en Estados Unidos, ha realizado varios estudios al respecto. Se llaman expresiones dimórficas e indican manifestaciones emocionales opuestas al sentimiento que realmente sientes.
Estos no son estados mentales en los que coexisten una emoción positiva y una negativa (las llamadas expresiones mixtas). Más bien, estamos hablando de una emoción positiva que elige una expresión negativa para manifestarse.. En el estudio realizado por esta psicóloga, se presentaron a los participantes una serie de estímulos positivos para evaluar sus reacciones.
Los resultados del estudio mostraron que las personas que optaron por usar expresiones negativas para expresar su estado de ánimo tenían más probabilidades de moderar su intensidad. ¿Qué significa? Que llorar de alegría es una estrategia para recuperar el equilibrio ante una emoción que nos embarga. Llorar de alegría logra frenar el impacto de la emoción al reequilibrar el estado de ánimo interior.
La pregunta que surge espontáneamente en este punto es: ¿Por qué reprimimos o limitamos un sentimiento positivo? Ante una felicidad extrema, la persona puede encontrarse desplazada, abrumada. Por lo tanto, su capacidad para tomar decisiones puede fallar. Restaurar el equilibrio equilibrando las buenas noticias con una reacción negativa es clave para poder recuperar el control.
Comunicación
Las lágrimas de felicidad no solo están destinadas a mantener la homeostasis interna, sino que también tienen una importante función comunicativa. Un estudio ha demostrado que nuestra respuesta a alguien que nos comunica su alegría cambia totalmente si lo hace sonriendo o llorando. En el primer caso, solemos unirnos a su celebración y compartir la exaltación, ayudando a prolongar su emoción.
Al contrario, ante el grito de alegría tendemos a reaccionar de forma que ayuda al hablante, a regular y disminuir el nivel de intensidad emocional que está sintiendo. Somos capaces de percibir su angustia emocional y reaccionar en consecuencia, ayudando a bajar la intensidad de la emoción.
Llora de alegría, muerde de amor
A la luz de lo que se ha descubierto hasta ahora, los comportamientos aparentemente inexplicables que tienden a tener los humanos están comenzando a cobrar significado. Cuando somos golpeados de manera desproporcionada por una emoción positiva (sea la que sea), nos vemos impulsados a reaccionar de manera opuesta para reequilibrar nuestros niveles internos.
Allo stesso modo, cuando miramos a nuestra pareja, podemos ser golpeados por un sentimiento de amor lo suficientemente fuerte como para empujarnos a morderle el brazo, hombro o mejillas. Al hacerlo, somos capaces de equilibrar la descompensación emocional experimentada.
Así que cuando te encuentres reaccionando con tristeza o agresividad a experiencias fuertemente positivas, no te preocupes. Este es un mecanismo necesario y absolutamente normal.. Del mismo modo, cuando veas a alguien llorar de alegría, ten en cuenta que la felicidad que siente es tan intensa que provoca una reacción diferente a la habitual.
Las lágrimas no muestran debilidad ni dramatismo. Son una expresión directa de la gran capacidad humana para sentir emociones.