Algunas curiosidades sobre los trastornos del sueño
Los psicólogos de la Universidad de Colorado reclutaron a 50 estudiantes y les dijeron que los involucrarían en un experimento sobre la calidad del sueño y el rendimiento cognitivo. Sin embargo, también les explicaron que tenían un método específico para evaluar la calidad del sueño que no dependía del número de horas dormidas ni de la sensación de relajación percibida, sino de medidas más objetivas en cuanto a ondas cerebrales y frecuencia cardíaca. En otras palabras, los investigadores les hicieron creer que su técnica de medición de la calidad del sueño era mucho más precisa y objetiva que la de ellos.
A continuación, los estudiantes durmieron en un laboratorio del sueño donde supuestamente se evaluó su calidad de sueño. Al día siguiente, a algunos se les dijo que solo habían experimentado un 16,2% de sueño REM la noche anterior (calidad del sueño por debajo del promedio), mientras que a la otra mitad se les dijo que habían experimentado un sueño cualitativamente superior la noche anterior. Sueño REM.
Luego, cada estudiante tuvo que resolver tareas aritméticas complejas. En este punto, la pregunta era: ¿Podría el efecto placebo sobre la calidad del sueño afectar los resultados?
La respuesta es sí: aquellos a quienes se les dijo que habían tenido un sueño reparador superaron a los que supuestamente durmieron mal. Cabe recordar que no obtuvieron muy buenos resultados, ya que la puntuación media alcanzada fue de 34 frente a 36 para una condición normal, pero en cualquier caso sus puntuaciones seguían estando muy por encima de las obtenidas por quienes creían haber dormido mal. , que había obtenido un promedio muy bajo de solo 22 puntos.
¿Por qué?
Las explicaciones pueden ser diferentes. Por ejemplo, quizás los niños a los que se les dijo que dormían mal no se esforzaron lo suficiente porque creían que sus expectativas no eran altas, mientras que aquellos a los que se les dijo que dormían bien se esforzaron más porque creían que lo harían mejor. Otra explicación, basada en el clásico efecto placebo, es que cuando los estudiantes se convencieron de que tenían un sueño reparador, se esforzaron mucho más.
De una forma u otra, lo interesante es que este estudio abre nuevas posibilidades para personas con problemas como el insomnio. ¿Hasta qué punto podemos mejorar nuestro desempeño convenciéndonos de que dormimos bien? Después de pasar una noche horrible, ¿la lentitud e irritabilidad que experimentamos se debe a la falta de sueño o más bien a nuestra percepción de que hemos dormido mal?