Hay personas que no pueden evitar alzar la voz cuando se enojan. Sabemos que gritar no soluciona nada, todo lo contrario, y sin embargo, a veces es casi imposible evitarlo. ¿Qué podemos hacer en estos casos?
Escrito y verificado por el psicólogo. ObtenerCrecimientoPersonal.
Última actualización: 15 2021 noviembre
A nadie le gustan los gritos: el cerebro responde poniéndonos en alerta, intensificando la tensión e incitándonos a huir o reaccionar. Sin embargo, todo el mundo ha pasado a estar en esta situación. ¿Por qué gritas cuando estás enojado?
A veces levantamos la voz más de lo necesario sin darnos cuenta, sobre todo si estamos en medio de una discusión o si alguien nos ha faltado al respeto.
Muchos padres se arrepienten de regañar a sus hijos como resultado de una rabieta, una broma o un comportamiento inapropiado. La calma falla, la mente actúa por instinto y uno pierde el control. Luego, obviamente, llega el remordimiento y la clásica promesa “esta vez será la última”.
Todos sabemos que gritar duele, no soluciona nada y crea distancia, pero sigue siendo una manifestación del comportamiento humano.
Todos los días vemos parejas gritándose en la playa o en un restaurante, jefes alzando la voz a sus empleados e incluso maestros regañando a los alumnos cuando necesitan llamar su atención.
¿Por qué pasó esto? ¿Es un instinto o tiene un propósito? Dado que somos propensos a esta conducta, ¿cómo podemos controlarla?
"Soy más bien una convulsión, gritos y aullidos de sangre".
-Alejandra Pizarnik-
¿Por qué gritas cuando estás enojado?
Gritar tiene un propósito evolutivo: advierte al grupo de una amenaza o peligro. Es un instinto que compartimos con los animales y que nos viene ayudando desde tiempos inmemoriales. Podríamos describirlo como una vocalización primaria, como la de los bebés y que muchas veces informa a los padres de sus necesidades.
El estudio realizado por la Universidad de Oslo (Noruega) indica que los gritos humanos pueden reflejar hasta seis emociones primarias. No solo gritamos de ira, sino que esta reacción suele ser un reflejo de dolor, miedo, alegría, tristeza y pasión.
La Dra. Sasha Frühholz señala que el cerebro reacciona intensamente a los gritos porque los procesa como estímulos amenazantes. En otras palabras, de repente puedes gritar de alegría y felicidad, pero esa reacción siempre será sorpresiva y desagradable para quien no la espera.
Esto nos lleva a ver que hay personas con mayor tendencia a hacer uso de este comportamiento. Muchas personas se preguntan por qué gritan cuando están enojados y qué se puede hacer para evitarlo.
Sabemos que es un comportamiento desagradable, que nos aleja de los demás y que, lejos de ser catártico, nos hace sentir arrepentimiento. Veamos las razones por las que gritas.
Los gritos y la educación impartida
Gritamos porque nuestros padres lo hacían con nosotros cuando éramos niños; porque fue la forma de comunicación adoptada por quienes nos criaron.
Órdenes, reproches y simples comentarios… Si nuestros padres nos han educado con un tono de voz alto o punitivo, ese patrón se vuelve parte de nosotros y lo repetimos.
Levanta la voz para dominar la situación
A veces faltan recursos, habilidades sociales y estrategias de comunicación. Cuando alguien me pregunta por qué lloro cuando estoy enojado, la respuesta podría ser algo muy simple. Estamos convencidos de que levantando la voz podemos dominar la situación e imponernos al otro.
Es importante saber que gritar en la comunicación humana es una forma de agresión. No dominamos ni ganamos en una discusión simplemente alzando la voz. Al contrario, lo que conseguimos es intensificar el malestar y crear distancia.
¿Por qué gritas cuando estás enojado? Mal manejo emocional
Somos seres emocionales que razonan. La primera reacción será siempre dejarse llevar por las emociones vividas y, si no es posible saber regularlas, los efectos pueden ser impulsivos, irracionales y explosivos.
No es fácil dominar los estados emocionales negativos porque presentan una gran activación fisiológica. El estudio realizado en la Universidad de Connecticut y el Centro Médico de la Universidad de Minnesota nos muestra que los caprichos de los niños son siempre grandes oportunidades para educarlos sobre la regulación emocional.
La expresividad en la que el grito es una constante debe ser gestionada, regulada y controlada. El niño que no aprende a autorregular sus emociones se convierte en un adulto impulsivo que grita, que se deja llevar por la ira, la frustración, la rabia.
¿Cómo dejar de gritar?
Usar gritos es sinónimo de un estilo de comunicación violento, punitivo y ofensivo. No se gana nada al hacerlo. Un verdadero líder no lidera si grita e inhibe.
Un padre y una madre que recurren a los gritos maltratan a sus hijos. Aquellos que acaban alzando la voz cada vez que discuten con alguien muestran una incompetencia emocional y comunicativa.
Si se pregunta por qué grita, también es importante que se comprometa a dejar de fumar. Estos son algunas estrategias que pueden ayudar:
- Recordar experiencias pasadas y las consecuencias de hablar abiertamente.
- Participar en el respeto interpersonal. El primer paso para conseguir este objetivo es fomentar la escucha activa y la empatía, o conectar con respeto a los que tenemos delante. Entender su realidad sin necesidad de reaccionar o imponerse.
- Controlar la ira y la frustración.
- Reconocer sus reacciones, entender qué nos hace reaccionar y recurrir a los gritos. Revisa los desencadenantes, reflexiona sobre ellos para no actuar por puro instinto.
- Cuando tengas ganas de gritar en medio de una discusión o una situación específica, cuenta hasta 10. Relaja tu mente.
- Comprometerse con el cambio: ser responsable de uno mismo y de su comportamiento.
- Aprender técnicas de comunicación como asertividad, argumentación, negociación.
Conclusiones
Para dejar de gritar, es bueno empezar a ser más amable contigo mismo.. Manejar las emociones negativas significa conocerse, controlarse y ser capaz de transformar estos momentos en situaciones más armoniosas.
Esto requiere cierto grado de conexión con uno mismo para hacer un cambio. Dejar de alzar la voz es uno de los mejores.