¿Cuántos tipos de ansiedad hay? ¿En qué medida son creÃbles todas nuestras preocupaciones? ¿Somos racionales cuando estamos ansiosos? Descubre las respuestas a estas y otras preguntas sobre la ansiedad.
Última actualización: 01 de febrero de 2020
No hay duda de que la nuestra es la era de la ansiedad; ese estado emocional que nos hace retorcer las tripas, que nos anuda la garganta y que se convierte en preocupaciones mentales. En este artÃculo te presentamos algunas curiosidades sobre la ansiedad.
A veces, la ansiedad dura un instante, y se va al poco tiempo de llegar; otros, en cambio, nos hacen compañÃa más de lo que nos gustarÃa. Si nos dejamos llevar por su capacidad de narración e imaginación, podemos quedar atrapados en escenarios terrorÃficos. No en vano, se dice que sentirse ansioso es como estar harto del futuro. Aunque ya se ha hablado mucho sobre este estado estos dÃas, hay algunas curiosidades sobre la ansiedad que no son muy conocidas.
Naciste para ser libre, no para ser esclavo de nada ni de nadie. No dejes que la ansiedad llene tu vida.
-Bernardo Stamateas-
Curiosidades poco conocidas sobre la ansiedad
La ansiedad sacia el cerebro racional
Nuestros cerebros odian la incertidumbre, la sensación de no tener el control y no saber qué va a pasar. AsÃ, cuando nos enfrentamos a una situación desconocida, miles de preocupaciones comienzan a invadir nuestra mente, ya que la amÃgdala, la estructura cerebral con forma de almendra que custodia nuestra memoria, comienza a supervisar lo que está sucediendo.
Si detecta una situación peligrosa, la amÃgdala activa inmediatamente la señal de alarma, liberando hormonas en el torrente sanguÃneo (como el cortisol y la dopamina) para salvaguardar nuestra supervivencia y poder anticiparnos a lo que podrÃa ocurrir. Cuando este mecanismo se pone en marcha, no hay marcha atrás; nuestro cerebro racional deja de funcionar.
La amÃgdala, al actuar con buenas intenciones, activa un sistema de caracterÃsticas primitivas que nos lleva a ser más instintivos ya generar respuestas imprecisas.
La mayorÃa de las preocupaciones no son reales.
Preocuparse es humano. Después de todo, estamos programados para hacerlo. Programados para anticipar lo que pueda pasar y, en consecuencia, poder pensar en planes alternativos para sobrevivir.
Pero entre preocuparse de vez en cuando a hacerlo siempre, hay una gran diferencia. Un estudio realizado por la Universidad Estatal de Pensilvania afirma que El 91% de nuestras preocupaciones normalmente no se materializan.
Algo que ya habÃa anticipado el estadounidense Earl Nightingale cuando decÃa que el 40% de nuestras preocupaciones nunca se hacen realidad, que el 30% tiene que ver con el pasado y por tanto preocuparse por ellas es inútil, que el 12% se refiere a nuestra salud, pero no tiene respuesta, y ese 10% son de poca importancia. Haciendo un cálculo rápido, Según Earl, solo deberÃamos preocuparnos por el 8% de nuestras preocupaciones.
Estas curiosidades muy tempranas sobre la ansiedad ya nos pueden llevar a algunas reflexiones: de todo lo que pensamos, imaginamos y tememos que sucederá, la ficción suele ser la maestra. Un aspecto que podemos probar fácilmente.
Pregúntate cuál es tu mayor preocupación y qué posible evento es el que más te molesta. En una semana o un año, a ver si se ha hecho realidad o no. Te sorprenderá la respuesta.
Diferentes tipos de ansiedad
Hay dos tipos de ansiedad.
- En el primer tipo, la ansiedad es más adaptativa y tiene como objetivo protegernos de peligros potenciales. Esta es la ansiedad racional, como cuando tenemos una entrevista de trabajo o no recibimos respuesta de un ser querido.
- El segundo tipo es una ansiedad más irracional, como percibir como peligro algo que no lo es, haciéndonos incapaces de enfrentar la amenaza. Como cuando tras una entrevista de trabajo estamos convencidos de que no ha ido bien y que no tenemos posibilidades de que nos contraten. O como cuando una persona no nos responde y estamos convencidos de que nos ha abandonado.
En este segundo y último estado podemos experimentar angustias y dolores que no podemos controlar, capaces de extenderse por todo el cuerpo y que nos dificultan el desarrollo de nuestra vida diaria.
Curiosidad por la ansiedad: nos lleva a creer que todo es importante
Otro aspecto bastante curioso es que para la ansiedad todo es importante, es por eso que cuando estamos ansiosos, nos cuesta establecer prioridades.
Cualquier detalle puede causar una enorme incomodidad; incluso el más mÃnimo cambio puede afectar nuestro comportamiento. Es por eso que tratamos de predecir todo lo que podrÃa suceder.
No solo es importante lo que decimos o no, sino también cómo nos vestimos, cómo nos comportamos o cómo afectan otras personas a nuestros éxitos. Todo es decisivo, todo afecta y hay que tenerlo bajo control. Pero como esto es una misión imposible, terminamos sintiéndonos abrumados y aumentando los niveles de estrés.
Huir de las situaciones aumenta la ansiedad
Evitar cualquier estÃmulo o situación potencialmente ansiosa parece natural. Cuando lo hacemos, nos sentimos aliviados. Pero si usamos esta estrategia a largo plazo, evitar situaciones estresantes cada vez se vuelve contraproducente.
Cuando evitamos o huimos de algo todo el tiempo, perdemos la oportunidad de comprobar si el estÃmulo tan temido es realmente inofensivo., sin hacer nada más que mantener vivo nuestro miedo. Evitamos comprobar si ese peligro existe o no, dejando que nuestras ideas irracionales se arraiguen cada vez más en nuestra mente y hagan crecer nuestras angustias en consecuencia. Además, escapar de las situaciones limita nuestra vida porque afecta nuestro estado de ánimo.
La ansiedad también lleva máscaras
Hay casos en los que la ansiedad puede esconderse detrás de las emociones como la tristeza, la ira y el dolor, pero también comportamientos como la procrastinación, el insomnio o el cansancio intenso, la pérdida de apetito o mucho apetito.
Otras veces, sin embargo, la ansiedad es silenciosa e inexpresiva; las personas que la padecen parecen tener un aire tranquilo y sereno, pero en realidad por dentro están llenos de miedos y turbaciones. A menudo ni siquiera pueden admitir que sufren de ansiedad.
Datos sobre la ansiedad: Cultivar un sentido de esperanza reduce este estado de ánimo
La mente ansiosa está convencida de que lo que está por suceder será ciertamente peligroso y amenazador, especialmente si no sabe lo que es. Teme la incertidumbre y la inseguridad. Aunque existen varias terapias para tratar la ansiedad, a veces unas simples estrategias son suficientes para reducir sus efectos. Uno de todos, cultivar la esperanza.
El psicólogo y profesor de la Universidad de Houston, Matthew Gallaguer, junto con su equipo, realizaron un estudio que demostró que trabajar la esperanza puede ser de gran ayuda en la terapia. Esto parece favorecer el cambio de la persona en su forma de pensar, sentir y percibir la realidad.
Si lo pensamos bien, la esperanza es básicamente lo opuesto al miedo, ya que implica la confianza en que las cosas no saldrán mal. Es un aspecto filosófico, espiritual y emocional que mejora la resistencia y la mentalidad de crecimiento.
Ser demasiado exigente contigo mismo genera ansiedad
Ser exigentes con nosotros mismos no es un problema en sà mismo; de hecho, nos ayuda a crecer. El problema surge cuando nos volvemos demasiado exigentes. Una sobredemanda que se refleja negativamente en nuestro diálogo interior.
Después de todo, el problema muchas veces no es el "qué", sino el "cómo". Si nos exigimos demasiado, desarrollaremos una necesidad destructiva que terminará por hacernos daño. Es la tiranÃa de la autoexigencia, de hablarnos con palabras como "debe" o "deberÃa" y un ideal dominante que trata de decirnos cómo debemos ser (fuertes, buenos, perfectos, eficientes).
Una meta imposible de alcanzar que nos obliga a sufrir como nunca nada será suficiente. Que para ello nos castiga y nos atrapa en una telaraña de la que es difÃcil salir, y en la que la ansiedad se convierte en protagonista.
Como hemos visto en este artÃculo, el universo de la ansiedad es tan misterioso como apasionante. La ansiedad es ese estado emocional al que debemos respeto absoluto, tratando siempre de captar su esencia positiva.