El amor adictivo es la trampa del apego emocional excesivo. La búsqueda de un amor salvador que acaba negando el amor a uno mismo.
Última actualización: 21 de febrero de 2021
El amor es un sentimiento atractivo, constructivo, pero también destructivo. Dependiendo de cómo se experimente, puede motivarnos a crecer o prevenirlo por completo, como en el caso del amor dependiente. Además, en una sociedad donde el ideal del romance aún está firmemente establecido, muchas veces es difícil construir una relación sana y fluida.
Mucho más de lo que nos gustaría, los pacientes de un psicólogo suelen quejarse de problemas relacionados con el amor. Perfectamente funcionales en el trabajo, en las relaciones familiares o sociales y en otras áreas vitales, se ven totalmente diferentes cuando se encuentran con una relación romántica. ¿Porque?
Las experiencias vividas en la infancia y en algunos casos durante la adolescencia o la adultez temprana dejan una huella profunda. Los estilos de crianza con los que crecimos y la autoestima subdesarrollada pueden formar la base la predisposición a las relaciones tóxicas.
Cuando el niño no adquiere confianza en sí mismo y seguridad en sí mismo, se le hace más difícil manifestarlas en la edad adulta. Queda un vacío que intentará llenar de alguna manera.
No se trata de "culpar" a alguien, simplemente nadie es perfecto. Los padres suelen cometer errores. En la mayoría de los casos, porque vivimos en un sistema que nos “obliga” a pasar demasiado tiempo fuera de casa, a descuidar temas importantes como la familia, a estar agitados y estresados.
Los niños acaban sintiéndose solos y ni nosotros nos damos cuenta. Percibo que los padres, su punto de referencia vital, nunca están disponibles y así nace la idea del abandono. Un sentimiento que puede traducirse en amor dependiente en la edad adulta.
Vacío y amor dependiente
Cuando nos rompemos una pierna, tenemos que usar muletas. Estas "prótesis" sirven para compensar nuestras carencias; gracias a ellos podemos caminar y realizar nuestras actividades diarias. Eso significa, cuando necesitamos físicamente una prótesis, se vuelve funcional hasta que podemos continuar sin ella.
A nivel psicológico y con referencia al amor, suele ocurrir lo mismo. La ausencia de los padres, el maltrato, los traumas de la infancia, etc., hacen que desarrollemos una carencia o vacío emocional. Ese vacío que se crea en nuestra alma nos acompaña hasta la edad adulta, y es tan doloroso e incapacitante que nos induce a buscar una muleta para poder seguir adelante. Pero, ¡sorpresa! No es tan efectivo como cuando nos rompemos una pierna.
Cuando llenamos nuestro vacío con nuestra pareja, tendemos a repetir lo vivido en la infancia. Elegimos socios que en cierto sentido se parecen a lo que ya conocemos. El cerebro se siente más cómodo con lo que está familiarizado, aunque sea doloroso.
El resultado es que la relación no funciona, se vuelve tóxica.. Por un lado, la carencia que sentimos genera sentimientos de celos, posesión o dependencia, ya que tratamos de evitar que el “abandono” vuelva a ocurrir.
Por otro lado, también es posible que la pareja termine por abandonarnos o de alguna forma nos trate mal, como ya ha sucedido en el pasado. No es mala suerte, no es el caso. Al desarrollar un patrón, es común repetirlo. Y aquí nos encontramos diciendo: “siempre me pasa lo mismo”, “no tengo suerte en el amor”.
Sin darse cuenta, recordamos situaciones que vivimos hace mucho tiempo. Puede ser un miedo inmenso a estar solo o quedarse atrás. Por cada relación que fracasa, el vacío se hace más grande. La idea de abandono y fracaso se alimenta cada vez más. ¿Dónde estamos equivocados?
Amor adictivo: ¿y si dejamos de apoyarnos en una muleta?
El amor adictivo nunca es la mejor opción. Puede ser funcional a corto plazo, pero se convierte en una pesada carga si continúa en el tiempo.
Nos puede dar la falsa sensación de que es bueno para nuestra autoestima, que por fin estamos bien, y que ahora “funciona”. Pero ese no es el caso. Para que la relación sea exitosa y el amor se convierta en un camino sin demasiados obstáculos, es necesario que el amor que creemos necesitar nazca de nosotros y para nosotros.
La clave terapéutica para liberarnos del amor adictivo está en comprender que, aunque realmente necesitábamos el cuidado y el cariño de nuestros padres, ahora, como adultos, podemos ser autónomos.
Conclusiones
Crecemos cuando aprendemos a sentirnos bien con nosotros mismos, con nuestro diálogo interior. Por eso, hacer las paces con la soledad es un gran comienzo en estos casos. Esfuércese por estar solo por un tiempo, haga planes por su cuenta, tolere el aburrimiento o las emociones molestas.
Sin adicciones, sin carencias, sin necesidades. Iniciar una relación que aporte un valor añadido, que sea satisfactoria, porque es sencillamente bonita, fácil, sana, divertida. No porque sea necesario.
Solo así ya no dependerás de ninguna muleta para seguir adelante. Caminarás solo y ese vacío se llenará con tu propia estima. Ten el coraje de amarte incondicionalmente y soltar la carga del amor dependiente.