Crisis personal: ¿qué emociones despierta?

Crisis personal: ¿qué emociones despierta?

El análisis de las emociones que acompañan a una crisis interior nos aporta información útil para salir de ella. El tejido de la resiliencia depende muchas veces de una buena gestión de estas realidades personales. 

Crisis personal: ¿qué emociones despierta?

Escrito y verificado por el psicólogo. ObtenerCrecimientoPersonal.

Última actualización: 15 2021 noviembre

Las cinco emociones que acompañan a una crisis personal pueden ser paralizantes. Esta ruptura repentina e inesperada del presente nos sumerge muchas veces en una serie de estados para los que no siempre estamos psicológicamente preparados. Dolor, angustia, incertidumbre, miedo… Comprender el papel que juegan nuestras realidades internas puede ayudarnos a superar estos momentos con herramientas más eficaces.



¿Cómo lo haces? Sabemos bien que durante una crisis existencial queda poco espacio para la reflexión y para esa claridad mental necesaria para tomar buenas decisiones. Cuando nos enfrentamos a la adversidad, el miedo aumenta; y es evolutivamente normal, incluso predecible.

Debemos recordar que el cerebro todavía está gobernado por impulsos y mecanismos de defensa extremadamente primitivos. Entonces, cuando percibe o es consciente de una amenaza o una ruptura en nuestra homeostasis interna, surge una respuesta típica: escapar. El miedo mantiene todo bajo control. y difícilmente llegamos a ser capaces de conectarnos de manera equilibrada o reflexiva.

Vale la pena detenerse un momento en el significado de la palabra "crisis". Este término deriva del griego y contiene diferentes significados que convergen en una misma idea: decisión, juicio, resolución, discernimiento. Esto nos muestra una simple verdad: estamos obligados a superar nuestros miedos, a transformarlos para tomar caminos alternativos y así comenzar una nueva etapa. Pero antes que nada, es necesario conocer la anatomía de la convulsión y las emociones que la acompañan.


“La crisis ocurre cuando lo viejo aún no ha muerto y lo nuevo aún no ha nacido”.


-Bertolt Brecht-

Las cinco emociones de una crisis personal

Albert Einstein dijo que sin crisis no hay mérito. Y es precisamente en estos momentos que aflora lo mejor de nosotros, porque en cada crisis el viento es como una caricia que nos alienta. Puede parecer muy poético, y lo cierto es que aunque estas ideas nos estimulan y motivan, al mismo tiempo no es fácil afrontar momentos llenos de inestabilidad, incertidumbre y miedo.

Tambien sabemos que No todas las crisis son iguales. Algunos son amenazas flagrantes a nuestro equilibrio psicológico y/o físico (Goldenberg. 1983). Otros son eventos inesperados que generan cambios y nos obligan a dar una respuesta (Rosenbaun & Calhoun, 1977).

Por otro lado, el concepto de "crisis" es muy complejo y abarca muchas realidades. Esto es lo que subraya una investigación realizada por Donald Coates, Katherine Eastham y Federico Allodi. Estos estados temporales de alteración y desafío tienen más de un origen y nos afectan, sea cual sea nuestra edad. En muchos casos, además, se trata de la convergencia de realidades interiores similares.

¿Qué emociones acompañan una crisis personal?

1. Miedo (no estoy preparado para esto, tengo miedo)

El miedo es una emoción regulada por la amígdala.. Podemos considerar esta estructura cerebral como un centinela emocional: inicia esta reacción tan pronto como detecta una amenaza o un evento inesperado que altera nuestro equilibrio.


Una ruptura emocional, la pérdida de un trabajo, una amistad, un familiar o dejar atrás algo o alguien importante para nosotros abre instantáneamente la puerta a esta emoción abrumadora: el miedo.

2. Ira (¿por qué me pasa a mí?)

A veces, más que una ira abierta, sentimos indignación y desconcierto. Quien se encuentra en medio de una crisis nunca deja de preguntarse "¿por qué yo?".


Sentir esta emoción es completamente normal.. Tendemos a vivir tal evento con cierta ira, no queremos aceptarlo; incluso nos sentimos incomprendidos. La aceptación llegará gradualmente, pero primero debemos cruzar el camino de las "llamas de la ira".

3. Resistencia al cambio (me siento impotente, no puedo hacer nada)

Otra emoción que acompaña a una crisis interior en su inicio es la sensación de impotencia. Además del miedo y la sensación de no ser comprendido, está la idea de no poder cambiar la situación. "Me dejó, el mundo se acabó para mí, nunca más seré feliz".

“Cuando pierdes a un ser querido, el mundo se detiene sin posibilidad de retorno, todo se detiene”. Son frases recurrentes en las primeras etapas de una crisis. Lo mejor que se puede hacer, en este caso, es no aferrarse a tales pensamientos, no cronificar ese estado. Necesitamos ayuda para establecer un cambio., adoptando nuevas perspectivas.

4. Vergüenza, incomodidad (quiero aislarme de todo y de todos)

Algunas personas sienten vergüenza, otras se sienten incómodas o sienten rechazo por todo y por todos. Es normal sentir el deseo de retirarse un poco, aléjate de la realidad inmediata para quedar cara a cara contigo mismo.


Practicar la introspección y el recuerdo es bueno, pero por un tiempo limitado. Ayuda a reorganizar ideas, a iniciar un proceso de aceptación. Sin embargo, poco a poco es importante empezar a reabrir emocionalmente a los demás.

5. Dolor emocional (me siento herido, angustiado, paralizado)

¡Cuántas veces hemos escuchado que el dolor es parte de la vida! Pero cuando lo vivimos en nuestra piel, lo sentimos injusto, inesperado, demasiado grande para tener la fuerza para aceptarlo. 


Las emociones que componen el dolor emocional también acompañan una crisis personal. Soy tristeza, angustia, desesperación: una herida que duele a cada instante y que no sabemos cómo calmar.

Más allá de lo que podamos pensar, aceptar y reconocer la existencia de este dolor emocional, escucharlo nos ayuda a tomar el camino correcto del enfrentamiento psicológico. Dejar que todos estos estados internos fluyan gradualmente ayudará a calmar el sufrimiento y nos inspirará a buscar nuevas salidas.

Las cinco emociones de una crisis personal, un camino inevitable

Comprender y acoger todas las emociones que acompañan a una crisis interior nos permite fortalecer el músculo de la resiliencia. No es un proceso fácil ni rápido. Una crisis no se resuelve en una semana o un mes. Es inevitable que tengas que tomar un camino doloroso.

Pero con cada etapa, nuestra piel se vuelve más dura. El corazón se calma y la mente se vuelve más flexible, receptiva y creativa. Pronto encontraremos no solo alivio, sino también caminos nuevos y maravillosos.

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