El amor que no acepta condiciones existe, es real, pero eso no quiere decir que no sea necesario poner límites. Porque en el amor no todo vale y los límites nos ayudan a salvaguardar nuestra identidad y nuestra autoestima.
Escrito y verificado por el psicólogo. ObtenerCrecimientoPersonal.
Última actualización: 15 2021 noviembre
Hay quienes dicen que el amor incondicional es el sentimiento más puro y noble que existe. Es amar sin esperar nada a cambio, amar con todos nuestros sentidos, con nuestra esencia y con cada partícula de nuestro cuerpo. A su vez, es aceptar al otro tal como es, haga lo que haga y diga; aunque no esté a nuestro lado.
Herman Hesse dijo que el que sabe amar siempre triunfará en la vida. Sin embargo, ¿a qué nos referimos cuando decimos "amar bien"? ¿Es el amor incondicional la forma correcta de amar? Lo cierto es que no existe una respuesta exacta y única a esta pregunta, pero sí algunas reflexiones que podemos hacer y que debemos tomar en consideración.
En primer lugar, es probable que la mayoría de nosotros pensemos que una relación basada en la pasión incondicional está destinada a tener un resultado peligroso. Porque un amor sin límites ni condiciones, como bien sabemos, en la mayoría de los casos acaba cruzando una línea de respeto, en la que se hiere la identidad y la autoestima.
Sin embargo, también hay muchas personas que sostienen, sin duda, que el único afecto profundo, genuino e incondicional es el que sentimos por nuestros hijos. Sin embargo, ¿qué sucede cuando nos encontramos ante un hijo narcisista, que a pesar de nuestro amor, exige privilegios a base de caprichos y tratándonos con tiranía e irrespeto?
De la psicología emocional obtenemos las herramientas para diferenciar dos realidades bien diferenciadas. En efecto, debemos aprender a distinguir entre el amor como sentimiento y el amor como escenario relacional. Una cosa es amar y otra muy distinta vivir con los que amamos.
“El amor incondicional realmente existe en cada uno de nosotros. Es parte de nuestro ser más profundo. No es una emoción activa, sino una forma real de ser. No es decir -te amo por tal o cual razón-, ni es -te amo si me amas-. Es un amor sin razón, sin objeto de deseo".
-Ram Dass-
Amor incondicional y relaciones condicionantes.
¿Es posible disfrutar felizmente del amor incondicional? La respuesta es sí, pero por supuesto primero debemos entender los matices.
Para ello, nada mejor que recurrir a la neurociencia para descubrir algo que, quizás, sorprenda a muchos de vosotros: el cerebro tiende a amar incondicionalmente.
El cerebro es el motor del amor incondicional.
Los doctores Mario Beauregard y Jérôme Courtemanche, de la Universidad de Montreal (Canadá), realizaron un estudio muy interesante que permitió descubrir que el amor incondicional comparte los mismos mecanismos que la adicción. Aquí también hay un mecanismo de recompensa respaldado por los niveles de dopamina, serotonina, norepinefrina, oxitocina y vasopresina.
El amor incondicional se parece mucho al amor romántico. Es una mezcla de pasión absoluta, devoción, apego y afecto intenso. En cierto modo, nuestro cerebro está diseñado para experimentar este tipo de amor intenso. Es nuestra parte racional, por otro lado, la que nos obliga a ponernos unos límites.
El amor y la relación no son lo mismo.
El amor incondicional es un sentimiento. Más allá del universo emocional, existen relaciones humanas. Como todos sabemos, el amor no lo es todo en una relación. No importa cuánto ames a dos personas si en la pareja falta comunicación, reciprocidad, empatía o respeto.
Estos dos aspectos del amor romántico a menudo crean situaciones contradictorias y dolorosas. Puedes amar a alguien con todo tu ser y, al mismo tiempo, comprender que la convivencia es imposible.
Te amo incondicionalmente, pero tengo que dejarte ir
No hay duda de que podemos amar a alguien sin límites e incondicionalmente. Al mismo tiempo, hay amores que duelen, en los que nos damos cuenta de que tenemos una pasión ciega por alguien que no nos hace sentir bien. Lo sabemos, lo aceptamos y, por eso, lo dejamos pasar. Por nuestro bien y para recuperar nuestro equilibrio psicológico.
Así, en estas situaciones hay una realidad que nos une a muchos: aunque nos hayamos distanciado de una persona, ganando salud y autoestima, el amor incondicional que sentimos permanece inalterable. ¿Por qué, a veces, los sentimientos permanecen, incluso cuando una relación termina.
El amor necesita límites y condiciones, solo así será un sentimiento saludable
Los límites, más allá de lo que podamos pensar, son saludables y poderosos. Aunque muchas veces les tengamos miedo y nos cueste aplicarlas en nuestra vida, son barreras de información que oxigenan las relaciones, mejoran la convivencia y nos permiten ganar espacio para la felicidad.
El amor incondicional es un sentimiento real, eso ya lo hemos dicho. Pero es necesario limarlo, como un artesano, para adaptarlo a nuestra relación, para hacerle entender que cuando se trata de relaciones, los límites y las condiciones son necesarios. También podemos aplicar el mismo discurso a la educación y crianza de un niño.
Podemos amar a nuestros hijos como se merecen: infinita, profunda y desapasionadamente. Sin embargo, esto no significa que un niño pueda comportarse como quiera, chantajearnos y exigir que se cumplan todos sus deseos, o ser prepotente.
Porque en las relaciones no todo está permitido, incluso cuando existe el amor. Porque la convivencia se compone de reglas y barreras que hay que respetar, sabiendo que el cariño está siempre presente, dispuesto a acoger y proteger.