A veces la mente actúa como nuestro peor enemigo. Conocer los mecanismos que utiliza para alimentar los pensamientos ansiosos puede ayudarnos a manejar mejor estos estados y obtener más control sobre nuestro universo mental.
Escrito y verificado por el psicólogo. ObtenerCrecimientoPersonal.
Última actualización: 15 2021 noviembre
Las distorsiones cognitivas más comunes en la ansiedad tienen un objetivo claro: intensificar el sufrimiento. La mente se convierte en prisionera de unos patrones de pensamiento rígidos y negativos que, como arenas movedizas, atrapan la razón, la lógica y el equilibrio interior. El mundo se vuelve amenazante y cualquier problema, por pequeño que sea, parece no tener solución.
Aunque estas dinámicas psicológicas son típicas de condiciones como la ansiedad o la depresión, todos hacemos uso de las distorsiones cognitivas a lo largo de nuestra vida. Todo el mundo ha recurrido, por ejemplo, a un razonamiento emocional que se convierte en ideas como "si me siento incapaz e incompetente es porque soy un incompetente".
Bueno, a pesar de que nuestra mente a veces procesa los eventos de manera incorrecta y dañina para nosotros, la mayoría de las veces tratamos de mantener el control. Cuando analizamos con serenidad la realidad, somos capaces de adoptar conductas más realistas (y constructivas).
El verdadero problema surge cuando las emociones actúan como escudo, cuando las dificultades externas son demasiado complejas y nuestros recursos psicológicos son mínimos. En estas circunstancias, lamentablemente, es fácil dar lugar a las peores distorsiones cognitivas. Sin embargo, podemos aprender a reconocerlos, saber cómo funcionan y dejarlos sin poder.
Las distorsiones cognitivas más comunes en la ansiedad
“No lo soporto, es inaceptable, me volveré loco”, “No valgo nada”, “Solo tenemos que esperar a que todo empeore”. Estos son algunos argumentos que nublan la mente y la inundan de angustia y pesimismo. Reforzando estos pensamientos, se desciende a un pozo cada vez más profundo del que es difícil ascender.
Las distorsiones cognitivas son trampas de la mente, patrones sistemáticos que nos llevan a distorsionar la información que nos rodea, lo que sucede y lo que vemos. Pero el motivo que nos lleva a utilizar estos mecanismos es más complejo de lo que parece.
A veces esto se debe a un sistema de retroalimentación entre emociones y pensamientos: Estoy enfermo y por eso soy pesimista; estos pensamientos negativos alimentan mi malestar.
Otras veces, las distorsiones cognitivas son patrones que siempre hemos utilizado sin darnos cuenta. Una infancia difícil o unos padres descuidados pueden moldear en nosotros una interpretación equivocada del mundo. Además, si sufrimos de baja autoestima, es fácil llegar a estos estados mentales.
catastrofización
Pensando lo peor para estar preparados. Pensamos que es una buena estrategia cuando en realidad aumenta exponencialmente nuestra ansiedad.
Pronuncian frases como: "si no apruebo este examen, puedo despedirme de mi carrera, entonces ya sé que no valgo nada", o "en vista de lo que está pasando, es claro que las cosas van a empeorar". y será imposible encontrar trabajo”. Son ejemplos de una distorsión cognitiva muy común.
Pensamientos dicotómicos o polarizados
Cualquier pensamiento que comienza con un adverbio como "siempre", "nunca", "todo" o "nada" está dictado por un pensamiento polarizado.
Se trata de interpretar la realidad según sólo dos filtros: bueno o malo, conmigo o contra mí, conseguiré lo que amo o soy un fracaso. El valor extremo y contundente que se atribuye a los acontecimientos es una forma de sufrimiento autoinfligido.
Abstracción selectiva
Una volte nuestra atención toma una inclinación inusual y retorcida: vemos el lado negativo de la vida en cada situación. La abstracción selectiva es una de las distorsiones cognitivas más comunes en la ansiedad. Ocurre cuando prestamos atención solo al lado oscuro de la realidad, cuando interpretamos los eventos como una amenaza.
Un ejemplo de este tipo de pensamiento es: “Invité a todos mis compañeros a mi cumpleaños y Claudia es la única que no vino. Ciertamente me odia y todos los demás se sintieron obligados a venir ”.
La personalización, una de las distorsiones cognitivas más comunes en la ansiedad
"Probablemente mi jefe esté discutiendo en su oficina por algún error que cometí”, "El cajero me habla de una manera grosera, porque no me gusta la gente"; “La presentación de trabajo que hice hoy fue un desastre y sufriré las consecuencias, porque no valgo nada”.
Estos razonamientos son el resultado de un diálogo interno negativo en el que personalizamos cualquier evento, como si todo fuera nuestra responsabilidad o causa.
Interferencia arbitraria, no somos oráculos
La ansiedad tiene una tendencia: nos lleva a creer que somos el Oráculo de Delfos. Adoptamos el papel de adivinos al asumir con certeza los resultados de diversas situaciones. Los más comunes son los siguientes:
- Creemos que sabemos lo que los demás piensan de nosotros. No paramos de torturarnos con ideas como “seguro que piensa que soy un fracasado, no le gusto, le da pena…”.
- Otro error común es predecir el futuro, para convencernos de que fallaré, fallaré, dirá que no, todo saldrá mal...
Saber cuáles son las distorsiones cognitivas más comunes en la ansiedad nos permite identificar los patrones de pensamiento que alimentan el malestar y comprender el funcionamiento de la mente humana; descubrimos, por tanto, que si no la controlamos y limitamos, nuestra mente puede convertirse en nuestro peor enemigo.
Aprendemos a cuidarlo, a verlo como un jardín en el que sembrar pensamientos que nos ayuden, motivarnos, hacernos sentir importantes.