El duelo por las personas que se han desvanecido en el aire es un dolor sin nombre y para el que la realidad ni siquiera ayuda. Un sufrimiento para el que las palabras no alcanzan para definir lo que uno siente.
Última actualización: 08 de junio de 2020
Cuando falta algo o alguien, podemos sentir un vacío inmenso. Tan grande a veces que nos lleva a replantearnos nuestras metas y el sentido de nuestra vida. A la pérdida le sigue el duelo. Pero, ¿qué sucede cuando se trata de un dolor que va y viene impetuosamente? El luto por las personas desaparecidas en el aire tiene varias repercusiones.
Hagamos una premisa sobre la naturaleza del duelo: es un conjunto de fenómenos que siguen a una pérdida. Acontecimientos que van mucho más allá del aspecto psicológico e involucran también lo físico, antropológico, económico, social y espiritual. Una pérdida es “una privación o carencia de alguien, algo o representaciones mentales que ponen en marcha reacciones afectivas, cognitivas y conductuales” (Tizón, 2013).
La muerte es una vida vivida. La vida es una muerte que se acerca.
-Jorge Luis Borges-
El luto por las personas desaparecidas en el aire: ¿en qué consiste?
Es una partida repentina e inesperada de alguien a quien amamos. Hay varias razones que pueden haber causado la desaparición. Este evento tiene un impacto particularmente fuerte porque los familiares se sienten rodeados de silencio y falta de información.
Por lo general, después de la desaparición, la familia trata de volver sobre los pasos del ser querido para reconstruir la información. Pero esto podría conducir fuera de los límites de la legalidad y no ayudar a rastrear la verdad; puede acercarse a ello, pero ser peligroso o no contar con el apoyo del Estado.
Cuando una persona desaparece, no queda rastro; no se sabe si está viva o muerta. Esta situación complica el proceso de duelo. Entre las preguntas más comunes en casos de duelo por desaparición repentina está: "¿Cómo puedo aceptar la pérdida de la persona que amo si no estoy seguro de que ya no está?"
¿Por qué se habla de dolor pendiente?
El duelo por la desaparición es un dolor que podemos definir como pendiente porque lo pausamos cada vez que recuperamos la esperanza de encontrar a la persona querida. Es como si viéramos la luz al final del túnel que nos invita a no rendirnos, porque esa persona volverá.
Es por tanto un dolor intermitente, suspendido o pausado, por la angustia que nos separa y que, al mismo tiempo, nos acerca a la persona desaparecida. Esto, sin embargo, no significa que no sea difícil; además, este dolor "más intenso" y "menos intenso" provoca un estrés profundo y una angustia severa que a veces parece difícil de encontrar remedio.
El primer sentimiento es de incertidumbre, especialmente cuando la desaparición es repentina. Es un dolor profundo, que no tiene nombre, que se escapa a las palabras, que no sabemos afrontar y cuya elaboración puede ser muy diferente a otras formas de duelo.
¿Cómo afrontar el duelo de las personas que han desaparecido en el aire?
¿Cómo aceptar la pérdida de alguien que podría volver? ¿Qué palabras describen un dolor tan inmenso? ¿Cómo seguir llevando dentro un vacío tan grande?
En el transcurso de nuestra existencia nos enfrentamos a diversos duelos, algunos naturales, fruto de un cambio en nuestro ciclo vital, y otros que nunca pensamos que tendríamos que afrontar. Abordarlos es un gran desafío, pero es posible hacerlo.
Según el experto académico Jorge L. Tizon (2004), el duelo consiste en “mecanismos psicológicos a favor de la aceptación de la nueva realidad interna y externa del sujeto”.
A partir de esta teoría se han hipotetizado diferentes etapas del duelo hasta llegar a la última: la elaboración de la pérdida. No siempre es posible encasillar el duelo por personas desaparecidas en estas etapas, ya que es una experiencia única.
Cuando una persona elabora un duelo (o duelo) puede llorar los restos del difunto, por lo que muchas veces empieza a aceptar la situación. En el caso del duelo por los desaparecidos en el aire, sin embargo, el dolor no encuentra consuelo en este aspecto: sólo queda la incertidumbre.
En consecuencia, la víctima se sentirá culpable en el momento en que comience a aceptar una muerte en la que no puede creer; es como si sintiera que está matando a su ser querido.
Opone resistencia, tratando de mantener viva la imagen de la persona desaparecida, según cuenta Ramírez Guerrero y Salvador, quien habla de ello en un artículo publicado en la revista mexicana Revista internacional de buena conciencia, en 2014. Esta situación parecería impedir el duelo .
Entonces, ¿cómo se puede superar este tipo de duelo? Cuando es difícil poner en palabras algo que nos causa especial angustia, podemos buscar formas alternativas de comunicarnos, como el arte. Por medio de esta herramienta podemos comunicar información, pero de otra forma: aquella en la que nuestro inconsciente logra aflorar;
Esto da vida, poco a poco, a un punto de inflexión a nivel de conciencia, a símbolos y, por tanto, a palabras que expresan nuestra angustia.
También podemos confiar en la resiliencia. Esto significa dominar lo que nos aqueja encontrando el sentido de nuestra existencia, que es toda nuestra. Esto no significa que dejes de amar o extrañes a la persona desaparecida.
Al contrario, significa dar valor al “aquí y ahora”, y continuar nuestro camino afrontándolo con menos dolor. También podemos recurrir a alguien para que nos ayude. Un psicólogo, por ejemplo, puede echarnos una mano.
El duelo por las personas que han desaparecido en el aire no es un tema fácil de discutir. Hablamos de un dolor difícil de describir con palabras, pero que podemos nombrar a medida que lo procesamos.
Procesar se trata de aceptar la pérdida, no renunciar a nuestros recuerdos y experiencias.. La resiliencia es una de las armas para hacer frente a tal situación y el arte es un gran motor capaz de tejer una red que da sentido a nuestra vida ya nuestro dolor.