“¡Nosotros no hablamos de esto!”. Esta es una expresión que a veces percibimos como una imposición. Pero ¿cuáles son sus consecuencias?
Última actualización: 03 de mayo de 2020
Es muy común encontrarnos en situaciones en las que sentimos que debemos permanecer en silencio. A veces se nos dice claramente: “¡No hables de eso!”; otras veces lo sentimos por las circunstancias. Una vez que hemos recibido el mensaje, depende de nosotros averiguar cómo comportarnos.
Hay veces que nos autoinhibimos y no expresamos nuestros pensamientos, aunque nadie nos haya dicho: “De esto no se habla”. Hoy queremos profundizar en este tema. Descubriremos por qué permanecer en silencio puede hacernos daño y qué herramientas podemos utilizar para evitar encontrarnos en una situación así.
“Los secretos y la prohibición de hablar pueden llevarnos a tener interacciones dañinas con nosotros mismos, con los demás y con el entorno que nos rodea”.
¿Por qué debemos permanecer en silencio?
Puede ocurrir en diferentes situaciones. A veces nos prohíben hablar, justificando esta imposición diciéndonos: "¿Pero qué pensarán los demás?". Otros nos impiden hablar de un tema sin darnos una explicación. También puede ocurrir que haya que ocultar algunos hechos a uno o varios miembros de la familia. O no sabemos cómo expresar nuestros pensamientos con palabras y cómo hacer que los demás nos entiendan.
A menudo, incluso si pretendemos que algunos problemas no existen, en realidad existen. Como resultado, podemos tener pensamientos, sentir sentimientos y realizar comportamientos que podríamos definir como "particulares". Esto sucede porque cada uno de nosotros percibe y comunica las cosas de manera diferente. Si bien no nos expresamos utilizando el lenguaje verbal, lo hacemos a través del lenguaje no verbal.
No todas las personas que nos dicen que no hablemos de algo lo hacen con malas intenciones. A veces, inconscientemente, nos dicen algo que no quieren, pero sin querer hacernos daño. En otros casos, sin embargo, nuestro interlocutor quiere hacernos daño y por eso nos obliga a permanecer en silencio. Aún otros lo hacen para protegernos sin saber que en realidad nos están haciendo daño.
¿Por qué callar duele?
El silencio puede hacernos sentir mal porque no permite que el cerebro se exprese limitando nuestros pensamientos al diálogo interno. Todos hemos experimentado la sensación de estallar porque hemos estado demasiado tiempo en silencio sin haber tenido la oportunidad de expresarnos.
Cuando una persona no nos permite hablar de ciertas cosas, está limitando nuestra libertad. Puede haber momentos en los que sea necesario permanecer en silencio, especialmente si la persona en cuestión está pasando por un momento difícil. Pero si siempre se nos impide hablar, no podremos ayudarla y solo aumentaremos sus problemas.
Otras veces, sin embargo, somos nosotros los que callamos por miedo. Sobre todo cuando hemos tenido una experiencia dolorosa o vergonzosa. Sin embargo, es importante hablar de nuestras emociones reprimidas para poder expresarlas y vivir el momento como una especie de aprendizaje. Si no, seguiremos alimentando lo que nos hace sufrir.
Pasa por mantener ocultas algunas situaciones para no crear más problemas. Sin embargo, esta no siempre es la mejor opción. Puede que la persona en cuestión los haya descubierto de otra forma o puede que no haya podido superar algunos problemas porque desconocía lo que estaba pasando.
Estrategias para afrontar la incapacidad de expresarse
Hay varias estrategias para lidiar con la incapacidad de expresarse. Veamos algunos de ellos:
- Expresa lo que escuchas. No necesariamente tienes que hacerlo a través de la palabra. Por ejemplo, puedes utilizar el arte, el ejercicio o la meditación. Todos estos son medios por los cuales podemos conectarnos con nuestras emociones.
- Busca ayuda. Puedes acudir a un profesional como un psicólogo o hablar con un ser querido. No necesitas avergonzarte si te sientes abrumado, abrumado o si has tenido experiencias dolorosas.
- Sea resistente. ¿Cómo podemos continuar? Tienes que superar los problemas y darle otro sentido a las experiencias que te han hecho sufrir. Por ejemplo, piensa en lo que te sucedió como una oportunidad para aprender sobre nuevos aspectos de ti mismo.
- Establece límites. Si algo nos hace sentir mal, es importante que los demás lo sepan. Es una manera de protegernos y hacer saber a los demás lo que nos preocupa.
Más allá de eso, si creemos que alguien está evitando decirnos algo, debemos invitarlo a compartir sus problemas con nosotros. De esta forma, reduciremos sus dificultades y le ayudaremos a poner en marcha una serie de mecanismos psicológicos que le llevarán a afrontar sus problemas (estrategia de afrontamiento).
El silencio tiene consecuencias muy importantes, que han sido abordadas por las distintas ramas de la psicología a través de la terapia sistémica. Varios estudios e investigaciones también se han centrado en este aspecto. La académica Ludmila da Silva Cateva en uno de sus artículos reflexiona sobre lo “tácito” y sobre lo que “censuramos” al relacionar estas elecciones con la confianza y el dolor. En particular, analiza las reacciones de las víctimas de la violencia directa o indirecta y las de generaciones que nunca han vivido la violencia.
Cualquier problema del que no se habla puede causar un gran sufrimiento. Puede expresar sus dificultades de varias maneras. Las personas que, directa o indirectamente, te obligan a permanecer en silencio no siempre quieren lastimarte, pero podrían hacerlo. Por lo tanto, es importante hablar con asertividad sobre lo que estamos sintiendo y esto requiere ciertas estrategias, habilidades y una cierta actitud.